El Mediterráneo estuvo aterrorizado por los
piratas durante muchos años. Los sultanes estaban a favor de sus terrorífico
abordajes sobre todo en Marruecos,
Argelia y Túnez.
Cuando finalizó su poder marítimo, los turcos intentaron
llegar a Viena por tierra, dominando el Mediterráneo,
que se transformó en una mar sumamente peligroso.
En Noreste africano, que incluía el estrecho
de Gibraltar estaba atento en el sur de Italia, Marsella, Génova y en las entradas por el este mar desde oriente. El Mediterráneo era tempestuoso
en sus costas pues no tenía puertos y
en tierra adentro le falta agua.
Los piratas o corsarios fueron apoyados desde Francia e Inglaterra, en
contra de las ganancias fastuosas que recibía desde Méjico Carlos V. Francisco I les vendió pólvora para
usar contra el Emperador. Algunos Papas les otorgaban permiso para comerciar;
sus riquezas ascendían a 10. 000 ducados
anuales.
Fueron dos hombre que iniciaron la piratería;
se cree que fueron hijos de cristianos conversos, educados con orgullo como
corsarios aunque caballeros. Uno de los hermanos asesinó al otro
brutalmente y gobernó durante cuarenta años.
Vivió hasta los noventa.
Barbarroja fue elegido como el gran almirante
de la flota turca. Hubo un acuerdo entre él y el sultán. Sentían la conciencia tranquila por ser piratas. No
era el oro lo que más le importaba sino el rencor social y el orgullo por su
religión. El concepto del honor estaba latente y se creían superiores a los
cristianos.
La esclavitud de los cristianos puede
asemejarse a la piratería;
cuando los prisioneros le dijeron que Carlos V
venía al mando de sus tropas en Túnez, no lo quiso creer. El Emperador odiaba a
Barbarroja y era su segunda lucha contra él.
Fue una expedición a Argelia, que apoyaron en España pero no apoyaba
Cortés. Fue la más grande derrota del reino.
Andrea Dora, héroe naval del cristianismo, se
hizo rica gracias a la piratería. El emperador
lo llamó en su auxilio pero el genovés huyó con sus naves el día de la
batalla.(Corrió el rumor que Barbarroja y él habían llegado a un acuerdo
secreto a fin de salvar su reputación como guerreros).
Los piratas devolvían prisioneros por grandes
sumas de dinero;. No eran más crueles que los españoles o franceses. Durante
dos o tres siglos dominaron el Mediterráneo. Las países fuertes en Europa e Inglaterra sentían
un rencor moral por los poderes establecidos por Barbarroja, que convertía a los prisioneros en esclavos.
La reina Isabel I de Inglaterra los protegía, afirmando que en nada estaba
comprometida. Los piratas tomaban una nave de una potencia, daban muerte a la
tripulación, se quedaban con la mercadería y hundían la nave. Los piratas la
devolvían pero a cambio d una suma importante de dinero: cien libras por cada
uno
Para que los cereales de África no llegaran a
Francia, los ingleses se aliaron a la piratería africana. El rey de Argel facilitó
a Francia en La Revolución
cinco millones de francos -sin intereses- porque estuvieron a favor de los
revolucionarios.
El robo y el crimen eran comunes en los dos
bandos. Cuando el emperador Carlos V tomó Túnez, besó a los primeros esclavos
blancos que liberó.
El corsario más importante pagó la mitad de su fortuna a Doria para
liberar a un amigo oficial cautivo. Era un comercio importantísimo. Abordaban a
los barcos españoles cargados de tesoros, sin pagar los gastos que la empresa
desde España necesitaba desembolsar para
llenar sus naves. Simplemente los esperaban a la altura de Argelia y por la
noche se apoderaban del tesoro. De cinco naves llegaban a puerto dos, a lo sumo
tres.
Quienes navegaban estaban expuestos a estos
asaltos, que podía terminar con su vida. Hombres, que hacían poco era considerados
grandes Señores, eran expuestos desnudos en los mercados de esclavos. A menudo
eran azotados. El rey tenía derecho a una octava parte de los esclavos prisioneros
y hasta principio del S XIX lo debían llamar “Su Alteza Real”.
La vitalidad de Khavi era extraordinaria: llegó
a los noventa y Doria, a los noventa y ocho.
Algunos piratas se retiraban y vivieron una vida tranquila. Volvían a la fe
cristiana, se confesaban y tomaban otro nombre. Los que los retuvieron para trabajar en las
galeras estaban tan quebrados que no
podían escribir sus pasadas aventuras; habían
pasado años en las naves remando bajo el temor de los latigazos.
Cervantes estuvo después de la batalla de Lepanto cuatro años capturado con su hermano por piratas y pasó
cinco años como esclavo. Las cartas de presentación que llevaba le jugaron una
mala pasado pues confundieron a sus captores, creyéndolo muy rico y
pidieron por él un rescate muy alto, que su familia no podía pagar. Se pagó el
rescate por su hermano menor y tiempo
después fue un religioso con el dinero para poder ser liberarlo. Cuenta esta
parte de su vida en el segundo tomo de El QuijoteBibl: Ludwif Emil. EL MEDITERRÁNEO.pág 448.-450 Fabril editora Bs As año 1960