lunes, 1 de agosto de 2016

LA PIRATERÍA

 La  La  LA PIRATERÍA 

El Mediterráneo estuvo aterrorizado por los piratas durante muchos años. Los sultanes estaban a favor de sus terrorífico abordajes   sobre todo en Marruecos, Argelia y Túnez.
Cuando finalizó su poder marítimo, los turcos intentaron llegar a   Viena por tierra, dominando el Mediterráneo, que se transformó en una mar sumamente peligroso.
En Noreste africano, que incluía el estrecho de Gibraltar estaba atento en el sur de Italia, Marsella, Génova y en  las entradas por el este mar  desde oriente. El Mediterráneo era tempestuoso en sus costas pues no tenía    puertos y en tierra adentro le falta agua.
Los piratas o corsarios  fueron apoyados desde Francia e Inglaterra, en contra de las ganancias fastuosas que recibía desde Méjico  Carlos V. Francisco I les vendió pólvora para usar contra el Emperador. Algunos Papas les otorgaban permiso para comerciar; sus riquezas  ascendían a 10. 000 ducados anuales.
Fueron dos hombre que iniciaron la piratería; se cree que fueron hijos de cristianos conversos, educados con orgullo como corsarios aunque caballeros. Uno de los hermanos asesinó al otro
brutalmente y gobernó durante cuarenta años. Vivió hasta los noventa.
Barbarroja fue elegido como el gran almirante de la flota turca. Hubo un  acuerdo  entre él y el sultán. Sentían  la conciencia tranquila por ser piratas. No era el oro lo que más le importaba sino el rencor social y el orgullo por su religión. El concepto del honor estaba latente y se creían superiores a los cristianos.
La esclavitud de los cristianos puede asemejarse a la piratería;
cuando los prisioneros le dijeron que Carlos V venía al mando de sus tropas en Túnez, no lo quiso creer. El Emperador odiaba a Barbarroja y era su segunda lucha contra él.  Fue una expedición a Argelia, que apoyaron en España pero no apoyaba Cortés. Fue la más grande derrota del reino.
Andrea Dora, héroe naval del cristianismo, se hizo rica gracias a la piratería. El emperador  lo llamó en su auxilio pero el genovés huyó con sus naves el día de la batalla.(Corrió el rumor que Barbarroja y él habían llegado a un acuerdo secreto a fin de salvar su reputación como guerreros).
Los piratas devolvían prisioneros por grandes sumas de dinero;. No eran más crueles que los españoles o franceses. Durante dos o tres siglos dominaron el Mediterráneo.  Las países fuertes en Europa e Inglaterra sentían un rencor moral por los poderes establecidos por Barbarroja, que convertía   a los prisioneros en esclavos.
La reina Isabel  I de Inglaterra  los protegía, afirmando que en nada estaba comprometida. Los piratas tomaban una nave de una potencia, daban muerte a la tripulación, se quedaban con la mercadería y hundían la nave. Los piratas la devolvían pero a cambio d una suma importante de dinero: cien libras por cada uno
Para que los cereales de África no llegaran a Francia, los ingleses se aliaron a la piratería africana. El rey de Argel facilitó a Francia en La Revolución cinco millones de francos -sin intereses-  porque estuvieron a favor de los revolucionarios.
El robo y el crimen eran comunes en los dos bandos. Cuando el emperador Carlos V tomó Túnez, besó a los primeros esclavos blancos que liberó.
El corsario más importante  pagó la mitad de su fortuna a Doria para liberar a un amigo oficial cautivo. Era un comercio importantísimo. Abordaban a los barcos españoles cargados de tesoros, sin pagar los gastos que la empresa desde  España necesitaba desembolsar para llenar sus naves. Simplemente los esperaban a la altura de Argelia y por la noche se apoderaban del tesoro. De cinco naves llegaban a puerto dos, a lo sumo tres.
Quienes navegaban estaban expuestos a estos asaltos, que podía terminar con su vida.  Hombres, que hacían poco era considerados grandes Señores, eran expuestos desnudos en los mercados de esclavos. A menudo eran azotados. El rey tenía derecho a una octava  parte de los esclavos  prisioneros  y hasta principio del S XIX lo debían llamar “Su Alteza Real”.
La vitalidad de Khavi era extraordinaria: llegó a los noventa y Doria, a los noventa y ocho.
Algunos piratas  se retiraban  y vivieron una vida tranquila. Volvían a la fe cristiana, se confesaban y tomaban otro nombre.   Los que los retuvieron para trabajar en las galeras  estaban tan quebrados que no podían escribir sus  pasadas aventuras; habían pasado años en las naves remando bajo el temor de los latigazos.
Cervantes estuvo después de la batalla de Lepanto cuatro años  capturado con su hermano por piratas y pasó cinco años como esclavo. Las cartas de presentación que llevaba le jugaron una mala pasado pues  confundieron  a sus captores, creyéndolo muy rico y pidieron por él un rescate muy alto, que su familia no podía pagar. Se pagó el rescate por su hermano menor  y tiempo después fue un religioso con el dinero para poder ser liberarlo. Cuenta esta parte de su vida en el segundo tomo de El Quijote

Bibl: Ludwif Emil. EL MEDITERRÁNEO.pág 448.-450 Fabril editora Bs As año 1960