domingo, 4 de diciembre de 2016

LA RIVALIDAD CONTRA LOS HABSBURGO



La rivalidad contra los Habsburgo

España -a mitad del S XVI- aceptó la derrota del Tratado de los Pirineos. Europa en ese entonces estaba formada por cinco o seis Estados grandes y varios pequeños.
La lucha que perturbó a Europa durante un siglo fueron las fricciones entre los estados italianos, la rivalidad entre la corona inglesa y la francesa y las guerras de los caballeros teutones contra lituanos  y polacos. Estas luchas  regionales dieron lugar a otras más duraderas.
Una fue La Reforma: a principio del siglo, Martín Lutero critica y con razón las indulgencias papales otorgadas por el Vaticano para obtener dinero.
A la Reforma le siguió la Contrarreforma católica con Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano,  que dividió el norte del sur. El cristianismo se fracturó y las guerras fueron cruentas.
En la primera Dieta Carlos V se dignó dejar hablar a Lutero.
En la segunda, los Habsburgos eran dueños de  territorios desde Gibraltar hasta Hungría y de Sicilia a Ámsterdam – nunca visto desde el imperio carolingio, siete siglos antes-.
Los Habsburgos de Austria pudieron mantener el título de emperador del Sacro Imperio Romano; su poder disminuyó desde los tiempos de La Edad Medieval pero los reyes y príncipes deseaban profundamente ese declive por inmiscuirse en los asuntos alemanes y europeos.      
La dinastía aumentó su herencia por los matrimonios concertados. Maximiliano I de Austria se casó con María de Borgoña y obtuvo con este enlace los títulos de Borgoña y de los Países Bajos. Otra boda le cedió  territorios en Hungría y Bohemia. Hungría no pertenecía al Imperio pero le dio a la familia poder sobre las tierras de Europa Central.  
Sin duda el casamiento del hijo de Maximiliano, Felipe el Hermoso, con Juana, tercera hija de los Reyes Católicos dejarían -al morir sus dos hermanos mayores y el hijo del heredero de pocos meses,  como legítima heredera de Castilla, Aragón, Nápoles y Sicilia. Felipe el Hermoso murió  muy joven. Juana enfermó mentalmente y quedará el hijo mayor del matrimonio, Carlos V de Alemania y I de España, como legítimo heredero de España y sus conquistas, al morir Fernando de Aragón (Isabel de Castilla había muerto antes)
Nacido en Gante- Flandes; fue duque de Borgoña a los cinco años y a los 16, rey de España, sucediendo a sus abuelos los Reyes Católicos; fue coronado emperador diez  años más tarde,  al morir  el emperador Maximiliano de Austria, su abuelo paterno,  heredando así otro Habsburgo el título tan codiciado.
En 1526 muere Luis de Hungría sin dejar descendencia y Carlos reclama la corona de Hungría y de Bohemia a la cual tenía derechos. La  heterogeneidad del imperio español nunca será uniforme por tener diferentes idiomas, diferentes religiones y costumbres, además de la distancia que separaban sus tierras.
Carlos V le cede a su hermano Fernando I Austria, Hungría y Bohemia. A  Felipe II, le quedaría España, Nápoles y Sicilia, Cerdeña  el norte Flandes y las conquistas de América.
Todo este poder causaba enorme envidia al rey de Francia, Francisco I, que por línea indirecta llegó al trono.  El valón deseaba expandirse por Italia y quería Borgoña que le pertenecía al emperador por herencia,  situada en el norte de Francia.  Francisco I se sentía   resentido  por no haber sido nombrado emperador, título que también anhelaba Enrique VIII de Inglaterra y varios príncipes electores de Sajonia, Hesse, Baviera, Bohemia y Prusia.
El Papa temía el poder  del español, aunque lo necesitaba para combatir contra los turcos y los luteranos protestantes en Alemania.
Carlos y  su hijo  Felipe II defendieron el catolicismo a ultranza, a veces hasta el  absurdo. Las fricciones religiosas estaban muy lejos del tema principal religioso que  asolaba a los Países Bajos, Italia y lo estados teutones en Alemania. Carlos aplastó literalmente a los protestantes alemanas, seguidores de Lutero.
El emperador no tenía  un plan consciente -al estilo de Napoleón o de führer- de expansión territorial. Hubo una invasión francesa en   Milán, donde  fue provocado, por Francisco I, que terminó siendo prisionero del emperador, durante ocho meses y, hasta que pagara el total rescate y cediera  Borgoña, debió dejar sus dos hijos varones como rehenes durante dos años en España.
El Papa  le perdonó la promesa de entregarla Borgoña al emperador, por haber sido una promesa exigida bajo sometimiento.
Hubo cuatro luchas entre Francia y España por el “Milanesado”, conformado por Milán y Génova, ricas tierras fértiles, con una salida estratégica  al Mediterráneo, mientras en el norte luchaba por  recuperar Borgoña. Además hubo tres enfrentamientos contra los turcos, uno en Argelia, donde Carlos salió derrotado, y dos casi a las puertas de Viena, donde pudo rechazarlos gracias a unirse católicos y protestantes en la lucha contra los musulmanes otomanos. Deseaba a toda costa sacarlos del Mediterráneo.
La guerra De Flandes en el norte duró ochenta años, con intervalos: al imperio le llegaban riquezas enormes de América, pero se gastaban en mantener las tropas en los diferentes puntos; guerras que finalizaron con la Paz de Westfalia, en 1648, poniendo fin a la guerra de Treinta años. Carlos luchaba contra las ambiciones expansionistas del rey de Francia.
Pero de  todos sus enemigos, el más poderoso y temible eran  los turcos.  Desde la llanura húngara, en 1529 asediaron a Viena  y se volvió una amenaza naval contra Italia, mientras los corsarios a su vez, en el norte de África, amenazaban las costas españolas. A veces debía hacer frente a dos guerras diferentes, incluso a tres.
Francisco I se alió con los turcos, en una alianza para derribar al emperador. En 1542, los franceses  y los otomanos atacaron juntos en Niza. Francia  se alió con los piratas para abordar las naves llenas de oro y planta, repartiéndose los tesoros que  pertenecían al imperio español y desembarcaban en el puerto de Sevilla.
Alemania, desgarrada por la Reforma, donde la Liga de los príncipes protestantes apoyaba a Lutero, no pudo ocuparse de enfrentar otros problemas, 
Francisco murió; subió al trono su segundo hijo, Enrique II. (El delfín había muerto a los dos años de reinar; estaba casado con María Estuardo). Enrique II heredó la guerra con Italia y con los turcos. Finalmente la paz de Augsburgo -en 1555- puso fin por un tiempo a las guerras religiosas  en Alemania y cuatro años después terminó la guerra de los Treinta años entre Francia y España.
La abdicación voluntaria en 1555 de Carlos V, envejecido y con gota,  dejó su reino repartido.  Su hermano Fernando  tuvo paz en su reino, salvo un ataque de los turcos, diez años más tarde.
Felipe II no tuvo esa suerte. Los corsarios atacaron las costas de Portugal y Castilla. Los turcos reanudaron su lucha. En los Países Bajos hubo rebeliones por  aumentos de  impuestos y por  la intolerancia religiosa.  Hubo  una revuelta en Malta. En la batalla de Lepanto don Juan de Austria, un joven medio hermano del rey de España obtuvo una victoria total.  
Los Países Bajos  seguían en revueltas cuando llegó don Juan de Austria y luego el duque de Alba con órdenes estrictas del rey de terminar esas rebeliones en Holanda y Zelanda; pasó entonces a una rebelión donde los protestantes fueron perseguidos por el duque de Alba con ahínco, tal era la orden desde España: Felipe manejaba todo desde su escritorio.
El problema de los flamencos pasó a ser una batalla internacional. Inglaterra ayudaba a los Países Bajos, mandando dinero, naves y  los aceptaba en el exilio.
Francia se debilitaba en una guerra religiosa entre católicos y hugonotes, nombre que se les daba a los protestantes en Francia  que eran    apoyados  por Isabel I  y por los Países Bajos.
En el mar, los  holandeses e ingleses bloquearon el suministro  de España  a los Países Bajos.  En Francia, Enrique IV se convirtió al catolicismo (siendo el jefe de los hugonotes) y España aceptó entonces no intervenir.
La derrota de la Armada Invencible, 1588, diez antes de su muerte y otros intentos de luchas  que fracasaron, llevaron a España e Inglaterra a una paz negociada. Cinco años más tarde España, rendida, negociaba con holandeses. El imperio no pudo   dominar a los Países Bajos ni por tierra ni por mar. Guillermo de Nassau comandaba las tropas. Cinco años antes de su muerte, Felipe  firmó la Paz con Los Países Bajos.
Los Habsburgos  españoles y austríacos eran primos y  se apoyaban mutuamente.
Siglo XVII
En la primera mitad de este siglo, el rey Gustavo Adolfo de Suecia y su ejército entró en Alemania por el norte y avanzó hacia el sur, hacia Baviera.
El cardenal  Richelieu se decidió  intervenir y las tropas suecas y alemanes presionaron a los suecos. Los holandeses y franceses  tomaron en forma circular  a los Países Bajos,  obligando a los suecos a abandonar el norte.
 En 1648  se independiza Holanda. La paz de Westfalia trajo el fin de la guerra de los Treinta Años y un equilibrio religioso. Se limitó también el poder del Imperio Romano. Francia y España estaban otra vez  en guerra.
Con la Paz de los Pirineos llegó  el fin del dominio de los Habsburgo. Se reconoció la independencia de Portugal.
¿Por qué se debilitó esta dinastía? ¿Cuál fue su declive? La herencia recibida por Carlos V formaba las cuatro dinastías más importantes: Castilla, Aragón, Borgoña y Austria. Luego llegó Bohemia y Hungría y por un breve período Portugal. Una cuarta parte de la población europea vivía bajo su dominio.
La herencia de Castilla le dejaba impuestos por las ventas, impuestos por los cruzados, por el comercio en las dos zonas más ricas europeas, -Italia y los Países Bajos- que dejaban fortunas. De América llegaba a España una riqueza enorme en oro y plata; había también impuestos que se les imponía a las colonias, en períodos de urgencia y muchas veces pedían préstamos a los bancos italianos y flamencos que se cobraban cuando llegaban los barcos cargados de tesoros. Era una ventaja contar en Amberes e Italia con bancos prestamistas; eran préstamos para financiar guerras  muy costosas.  Los soldados de Flandes estaban compuesto pos seis naciones leales al catolicismo; exigían su paga regular; si no había descontento y revueltas. La infantería española era imponente. Era una ocupación que dejaba beneficios.
Para la conquista de Milán, el emperador movilizó 60.000 hombres de Lombardía. Asediado en diferentes regiones, reclutó otros
150. 000 en  Flandes, donde contaba con un ejército de 86.000 hombres. Costaba alimentarlos, armarlos, vestirlos, movilizarlos. Los pagos a las tropas  llegaban con atraso.
En el mar también había rivalidades. Al océano Índigo lo amenazaba los corsarios y la flota otomana. Se construían naves de guerra, cañones para alejar los piratas, galeras y galeones. Antes de Felipe II no hubo una armada.  El rey de España heredó la guerra contra Francia en Italia y la corona a fin de su reinado se  declaró en bancarrota. Cayeron también las familias de los banqueros. Francia estaba en la misma posición, por lo cual negociaron.  Pero Felipe  tuvo entonces  que enfrentarse con los turcos.
Los ingresos de Carlos V se triplicaron pero los de Felipe disminuyeron: se duplicaron, aunque los gastos militares eran cada vez mayores. La batalla de Lepanto costó 4 millones, compartida con   Venecia y el Vaticano.
Las minas en América dejaban ganancias de 2 millones al año. La Armada costó 10 millones y fue un desastre naval y financiero. Desde su derrota en el Canal de la Mancha,  Inglaterra pasó a ser dueña de los mares. Al morir Felipe dejaba una deuda de 100 millones de ducados más los % que eran 2/3 del capital prestado.
Se firmó la paz entre Francia e Inglaterra, pero el gasto continuó  enfrentamientos contra los holandeses hasta la tregua de 1609, que  precipitó a España en otra bancarrota.
A los años de paz les siguieron el pago de los intereses enormes a los banqueros. Siguió la depredación de los corsarios con un despliegue de fortificaciones defensivas en Filipinas, en el Caribe y la mantención de la flota en alta mar. España no pudo en tiempos de paz bajar los costos de armamento.
En 1626 Holanda capturó una flota de plata que los costó a España la pérdida de 10 millones de ducados. La guerra se detuvo en esa época. Sus tremendos costos dinamitaban los ingresos del tesoro que provenía de América.
Los Habsburgos tenían, por sus enormes extensiones, múltiples enemigos que deseaban debilitarlos en el norte, el sur y el oeste. Necesitaban una cantidad de recursos para conservar sus múltiples posesiones y  no fue posible seguir adelante. Se luchaba contra Francia, Inglaterra, Suecia y el imperio otomano. Fin de una lucha y comienzo con otro frente.  A la paz con Francia le siguió la guerra contra los turcos. A la tregua en el Mediterráneo, el conflicto en el Atlántico y a éste, la lucha con los flamencos en el noreste. En algunas etapas luchaban en tres frentes al mismo tiempo y sus enemigos ayudaban a los contrarios con armas, soldados y dinero.
¿Cómo hacer frente al problema, escapar de ese círculo vicioso? ¿Debería Carlos V haberle dado prioridad a ciertas guerras?
Fernando apoyó la Contrarreforma en Alemania del Norte. Le trajo más pérdidas que beneficios. Mantener un ejército donde era necesario controlar a los franceses y las ambiciones suecas, mientras los tucos se encontraban en Hungría, a 240 Km. de Viena. Al defender estos frentes, se debilitaba inexorablemente.
Al abdicar el emperador Carlos V, Felipe II en el trono se comprometió con el Imperio. Pero España tenía problemas internos y declinó poco a poco con su hijo Felipe III y su nieto Felipe IV. No lograron derrotar a los protestantes en Alemania, aunque consolidó su poder en Austria y Bohemia y reaparecieron  otra vez, por escaso tiempo, como una gran potencia.
En América, los ataques de los ingleses y holandeses llevaron a gastos  en fortificaciones y en flotas. Las ganancias seguían siendo considerables. No era  recomendable abandonar Italia. Francia hubiera ocupado ese poder y usado sus riquezas en detrimento de los Habsburgo. Era también un punto crucial para mantener a  distancia a los turcos. Los gastos se dividían con la Liga.
 Luchar en las costas de Flandes, durante ochenta  años, excedían  cualquier presupuesto. La guerra contra los Países Bajos fue la ruina de la monarquía. Desde 1566 a 1654  se envió 215 millones  de ducados a Flandes, mayor que el tesoro que llegaba de las Indias. Flandes era muy difícil de defender. La ruta al mar estaba a merced de Francia, Inglaterra y Holanda. ¿Valía la pena controlar esa zona tan cara al Imperio? Por qué soportar esa carga, se rebelaban en  la corte de Castilla. Si España se decidía a abandonarla, Flandes pasaría a Francia o a Holanda, enemigos de los Habsburgo. Perder Flandes era perder Alemania, el Franco Condado e incluso Italia. La derrota sería fatal para la monarquía española, aunque conservar las posiciones erosionaba al imperio. Esos gastos económicos terminaron con su poder.  Era un imperio que tenía sus privilegios  y diferencias. No hubo una administración central ni leyes ni justicia ni religión unificada. En Sicilia y Nápoles aceptaban pagar gastos para defenderse de los turcos pero no para financiar las luchas en los Países Bajos. Los portugueses aceptaban defender el noroeste pero no se entusiasmaban con las guerras alemanas. En Sicilia no deseaban pagar impuestos para el virrey español. Nápoles y Milán  habían ayudado a Carlos V a conquistar Milán en la guerra   contra los otomanos.
En La Guerra de Treinta Años,  los impuestos italianos ayudaron a pagar a Los Países Bajos el drenaje mayor económico. Dejaba un déficit  pagar los 60.000 hombres del ejército de Flandes. Un cuarto de los gastos del imperio eran destinados a la lucha para dominar a Flandes.
Aragón, Cataluña y Valencia tenía su sistema de impuestos.
Portugal estuvo en manos de España, desde 1580 a 1640, casi un siglo por los casamientos entre miembros de ambos países. Felipe reinó porque el rey murió sin herederos durante su última década.

La Contrarreforma y las otras guerras citadas debilitaron el comercio, la agricultura y los rebaños de ovejas. El imperio necesitaban imperiosamente granos; ciento cuarenta años de guerras perjudicaron el comercio. El gobierno de Felipe IV, bisnieto del emperador  vendía privilegios, monopolios, honores para recaudar fondos. Pedían grandes sumas de dinero en préstamos a los Bancos. Los bonos del gobierno otorgaban dinero  para pagar los intereses adeudados. Incluso el dinero que provenía de las Indias y de las Cías particulares se enajenaban dándoles bonos a cambio. A veces se declaraban en bancarrota temporal.
Hubo en el S XVII plagas en los campos,   que perjudicaron los cereales. La plata que llegaba de América a Sevilla se dirigía directamente a los bancos deudores. El punto culminante fue la imposibilidad de mantener la economía: las medidas era equivocadas; dos ejemplos funestos  fueron la expulsión de los judíos y de los moros por los Reyes Católicos.
Los astilleros de Vizcaya construían buques de guerra sin tiempo para navíos pequeños, aptos para el comercio. Las guerras restringía el comercio. Los impuestos a la lana no la hacían competitiva en el exterior. Las aduanas internas de diferentes reinos dañaban el comercio y aumentaba los precios. Todo esto afectó seriamente a España.
La decadencia se hizo evidente en 1640 pero sus causas venían de décadas anteriores.

Bibliografía. Ludwig, Emil. El Emperador. (verificar)