La rivalidad contra los Habsburgo
España
-a mitad del S XVI- aceptó la derrota del Tratado de los Pirineos. Europa en
ese entonces estaba formada por cinco o seis Estados grandes y varios pequeños.
La
lucha que perturbó a Europa durante un siglo fueron las fricciones entre los estados
italianos, la rivalidad entre la corona inglesa y la francesa y las guerras de
los caballeros teutones contra lituanos
y polacos. Estas luchas
regionales dieron lugar a otras más duraderas.
Una
fue La Reforma :
a principio del siglo, Martín Lutero critica y con razón las indulgencias
papales otorgadas por el Vaticano para obtener dinero.
A
la Reforma le
siguió la
Contrarreforma católica con Carlos V, Emperador del Sacro
Imperio Romano, que dividió el norte del
sur. El cristianismo se fracturó y las guerras fueron cruentas.
En
la primera Dieta Carlos V se dignó dejar hablar a Lutero.
En
la segunda, los Habsburgos eran dueños de territorios desde Gibraltar hasta Hungría y de
Sicilia a Ámsterdam – nunca visto desde el imperio carolingio, siete siglos
antes-.
Los
Habsburgos de Austria pudieron mantener el título de emperador del Sacro
Imperio Romano; su poder disminuyó desde los tiempos de La Edad Medieval pero
los reyes y príncipes deseaban profundamente ese declive por inmiscuirse en los
asuntos alemanes y europeos.
La
dinastía aumentó su herencia por los matrimonios concertados. Maximiliano I de
Austria se casó con María de Borgoña y obtuvo con este enlace los títulos de
Borgoña y de los Países Bajos. Otra boda le cedió territorios en Hungría y Bohemia. Hungría no
pertenecía al Imperio pero le dio a la familia poder sobre las tierras de
Europa Central.
Sin
duda el casamiento del hijo de Maximiliano, Felipe el Hermoso, con Juana,
tercera hija de los Reyes Católicos dejarían -al morir sus dos hermanos mayores
y el hijo del heredero de pocos meses, como legítima heredera de Castilla, Aragón,
Nápoles y Sicilia. Felipe el Hermoso murió
muy joven. Juana enfermó mentalmente y quedará el hijo mayor del
matrimonio, Carlos V de Alemania y I de España, como legítimo heredero de
España y sus conquistas, al morir Fernando de Aragón (Isabel de Castilla había
muerto antes)
Nacido
en Gante- Flandes; fue duque de Borgoña a los cinco años y a los 16, rey de
España, sucediendo a sus abuelos los Reyes Católicos; fue coronado emperador
diez años más tarde, al morir el emperador Maximiliano de Austria, su abuelo
paterno, heredando así otro Habsburgo el
título tan codiciado.
En
1526 muere Luis de Hungría sin dejar descendencia y Carlos reclama la corona de
Hungría y de Bohemia a la cual tenía derechos. La heterogeneidad del imperio español nunca será
uniforme por tener diferentes idiomas, diferentes religiones y costumbres,
además de la distancia que separaban sus tierras.
Carlos
V le cede a su hermano Fernando I Austria, Hungría y Bohemia. A Felipe II, le quedaría España, Nápoles y
Sicilia, Cerdeña el norte Flandes y las
conquistas de América.
Todo
este poder causaba enorme envidia al rey de Francia, Francisco I, que por línea
indirecta llegó al trono. El valón
deseaba expandirse por Italia y quería Borgoña que le pertenecía al emperador
por herencia, situada en el norte de
Francia. Francisco I se sentía resentido
por no haber sido nombrado emperador, título que también anhelaba Enrique
VIII de Inglaterra y varios príncipes electores de Sajonia, Hesse, Baviera,
Bohemia y Prusia.
El
Papa temía el poder del español, aunque
lo necesitaba para combatir contra los turcos y los luteranos protestantes en
Alemania.
Carlos
y su hijo Felipe II defendieron el catolicismo a ultranza,
a veces hasta el absurdo. Las fricciones
religiosas estaban muy lejos del tema principal religioso que asolaba a los Países Bajos, Italia y lo
estados teutones en Alemania. Carlos aplastó literalmente a los protestantes
alemanas, seguidores de Lutero.
El
emperador no tenía un plan consciente -al
estilo de Napoleón o de führer- de expansión territorial. Hubo una invasión
francesa en Milán, donde
fue provocado, por Francisco I, que terminó siendo prisionero del
emperador, durante ocho meses y, hasta que pagara el total rescate y
cediera Borgoña, debió dejar sus dos
hijos varones como rehenes durante dos años en España.
El
Papa le perdonó la promesa de entregarla
Borgoña al emperador, por haber sido una promesa exigida bajo sometimiento.
Hubo
cuatro luchas entre Francia y España por el “Milanesado”, conformado por Milán
y Génova, ricas tierras fértiles, con una salida estratégica al Mediterráneo, mientras en el norte luchaba
por recuperar Borgoña. Además hubo tres
enfrentamientos contra los turcos, uno en Argelia, donde Carlos salió derrotado,
y dos casi a las puertas de Viena, donde pudo rechazarlos gracias a unirse
católicos y protestantes en la lucha contra los musulmanes otomanos. Deseaba a
toda costa sacarlos del Mediterráneo.
La
guerra De Flandes en el norte duró ochenta años, con intervalos: al imperio le
llegaban riquezas enormes de América, pero se gastaban en mantener las tropas
en los diferentes puntos; guerras que finalizaron con la Paz de Westfalia,
en 1648, poniendo fin a la guerra de Treinta años. Carlos luchaba contra las
ambiciones expansionistas del rey de Francia.
Pero
de todos sus enemigos, el más poderoso y
temible eran los turcos. Desde la llanura húngara, en 1529 asediaron a
Viena y se volvió una amenaza naval
contra Italia, mientras los corsarios a su vez, en el norte de África,
amenazaban las costas españolas. A veces debía hacer frente a dos guerras
diferentes, incluso a tres.
Francisco
I se alió con los turcos, en una alianza para derribar al emperador. En 1542,
los franceses y los otomanos atacaron
juntos en Niza. Francia se alió con los
piratas para abordar las naves llenas de oro y planta, repartiéndose los
tesoros que pertenecían al imperio
español y desembarcaban en el puerto de Sevilla.
Alemania,
desgarrada por la Reforma ,
donde la Liga de
los príncipes protestantes apoyaba a Lutero, no pudo ocuparse de enfrentar
otros problemas,
Francisco
murió; subió al trono su segundo hijo, Enrique II. (El delfín había muerto a los dos años
de reinar; estaba casado con María Estuardo). Enrique II heredó la guerra con Italia
y con los turcos. Finalmente la paz de Augsburgo -en 1555- puso fin por un
tiempo a las guerras religiosas en
Alemania y cuatro años después terminó la guerra de los Treinta años entre
Francia y España.
La
abdicación voluntaria en 1555 de Carlos V, envejecido y con gota, dejó su reino repartido. Su hermano Fernando tuvo paz en su reino, salvo un ataque de los
turcos, diez años más tarde.
Felipe
II no tuvo esa suerte. Los corsarios atacaron las costas de Portugal y
Castilla. Los turcos reanudaron su lucha. En los Países Bajos hubo rebeliones
por aumentos de impuestos y por la intolerancia religiosa. Hubo una revuelta en Malta. En la batalla de
Lepanto don Juan de Austria, un joven medio hermano del rey de España obtuvo
una victoria total.
Los
Países Bajos seguían en revueltas cuando
llegó don Juan de Austria y luego el duque de Alba con órdenes estrictas del
rey de terminar esas rebeliones en Holanda y Zelanda; pasó entonces a una
rebelión donde los protestantes fueron perseguidos por el duque de Alba con
ahínco, tal era la orden desde España: Felipe manejaba todo desde su escritorio.
El
problema de los flamencos pasó a ser una batalla internacional. Inglaterra
ayudaba a los Países Bajos, mandando dinero, naves y los aceptaba en el exilio.
Francia
se debilitaba en una guerra religiosa entre católicos y hugonotes, nombre que
se les daba a los protestantes en Francia
que eran apoyados por Isabel I y por los Países Bajos.
En
el mar, los holandeses e ingleses
bloquearon el suministro de España a los Países Bajos. En Francia, Enrique IV se convirtió al
catolicismo (siendo el jefe de los hugonotes) y España aceptó entonces no
intervenir.
La
derrota de la Armada
Invencible , 1588, diez antes de su muerte y otros intentos de
luchas que fracasaron, llevaron a España
e Inglaterra a una paz negociada. Cinco años más tarde España, rendida,
negociaba con holandeses. El imperio no pudo
dominar a los Países Bajos ni por
tierra ni por mar. Guillermo de Nassau comandaba las tropas. Cinco años antes
de su muerte, Felipe firmó la Paz con Los Países Bajos.
Los
Habsburgos españoles y austríacos eran
primos y se apoyaban mutuamente.
Siglo XVII
En
la primera mitad de este siglo, el rey Gustavo Adolfo de Suecia y su ejército
entró en Alemania por el norte y avanzó hacia el sur, hacia Baviera.
El
cardenal Richelieu se decidió intervenir y las tropas suecas y alemanes presionaron
a los suecos. Los holandeses y franceses
tomaron en forma circular a los
Países Bajos, obligando a los suecos a
abandonar el norte.
En 1648
se independiza Holanda. La paz de Westfalia trajo el fin de la guerra de
los Treinta Años y un equilibrio religioso. Se limitó también el poder del
Imperio Romano. Francia y España estaban otra vez en guerra.
Con
la Paz de los
Pirineos llegó el fin del dominio de los
Habsburgo. Se reconoció la independencia de Portugal.
¿Por
qué se debilitó esta dinastía? ¿Cuál fue su declive? La herencia recibida por
Carlos V formaba las cuatro dinastías más importantes: Castilla, Aragón,
Borgoña y Austria. Luego llegó Bohemia y Hungría y por un breve período
Portugal. Una cuarta parte de la población europea vivía bajo su dominio.
La
herencia de Castilla le dejaba impuestos por las ventas, impuestos por los
cruzados, por el comercio en las dos zonas más ricas europeas, -Italia y los
Países Bajos- que dejaban fortunas. De América llegaba a España una riqueza
enorme en oro y plata; había también impuestos que se les imponía a las
colonias, en períodos de urgencia y muchas veces pedían préstamos a los bancos
italianos y flamencos que se cobraban cuando llegaban los barcos cargados de
tesoros. Era una ventaja contar en Amberes e Italia con bancos prestamistas;
eran préstamos para financiar guerras muy costosas. Los soldados de Flandes estaban compuesto pos
seis naciones leales al catolicismo; exigían su paga regular; si no había
descontento y revueltas. La infantería española era imponente. Era una
ocupación que dejaba beneficios.
Para
la conquista de Milán, el emperador movilizó 60.000 hombres de Lombardía.
Asediado en diferentes regiones, reclutó otros
150.
000 en Flandes, donde contaba con un
ejército de 86.000 hombres. Costaba alimentarlos, armarlos, vestirlos,
movilizarlos. Los pagos a las tropas
llegaban con atraso.
En
el mar también había rivalidades. Al océano Índigo lo amenazaba los corsarios y
la flota otomana. Se construían naves de guerra, cañones para alejar los piratas,
galeras y galeones. Antes de Felipe II no hubo una armada. El rey de España heredó la guerra contra
Francia en Italia y la corona a fin de su reinado se declaró en bancarrota. Cayeron también las
familias de los banqueros. Francia estaba en la misma posición, por lo cual
negociaron. Pero Felipe tuvo entonces que enfrentarse con los turcos.
Los
ingresos de Carlos V se triplicaron pero los de Felipe disminuyeron: se
duplicaron, aunque los gastos militares eran cada vez mayores. La batalla de Lepanto
costó 4 millones, compartida con Venecia y el Vaticano.
Las
minas en América dejaban ganancias de 2 millones al año. La Armada costó 10 millones y
fue un desastre naval y financiero. Desde su derrota en el Canal de la Mancha , Inglaterra pasó a ser dueña de los mares. Al
morir Felipe dejaba una deuda de 100 millones de ducados más los % que eran 2/3
del capital prestado.
Se
firmó la paz entre Francia e Inglaterra, pero el gasto continuó enfrentamientos contra los holandeses hasta la
tregua de 1609, que precipitó a España
en otra bancarrota.
A
los años de paz les siguieron el pago de los intereses enormes a los banqueros.
Siguió la depredación de los corsarios con un despliegue de fortificaciones
defensivas en Filipinas, en el Caribe y la mantención de la flota en alta mar.
España no pudo en tiempos de paz bajar los costos de armamento.
En
1626 Holanda capturó una flota de plata que los costó a España la pérdida de 10
millones de ducados. La guerra se detuvo en esa época. Sus tremendos costos
dinamitaban los ingresos del tesoro que provenía de América.
Los
Habsburgos tenían, por sus enormes extensiones, múltiples enemigos que deseaban
debilitarlos en el norte, el sur y el oeste. Necesitaban una cantidad de
recursos para conservar sus múltiples posesiones y no fue posible seguir adelante. Se luchaba
contra Francia, Inglaterra, Suecia y el imperio otomano. Fin de una lucha y
comienzo con otro frente. A la paz con
Francia le siguió la guerra contra los turcos. A la tregua en el Mediterráneo,
el conflicto en el Atlántico y a éste, la lucha con los flamencos en el
noreste. En algunas etapas luchaban en tres frentes al mismo tiempo y sus
enemigos ayudaban a los contrarios con armas, soldados y dinero.
¿Cómo
hacer frente al problema, escapar de ese círculo vicioso? ¿Debería Carlos V
haberle dado prioridad a ciertas guerras?
Fernando
apoyó la Contrarreforma
en Alemania del Norte. Le trajo más pérdidas que beneficios. Mantener un
ejército donde era necesario controlar a los franceses y las ambiciones suecas,
mientras los tucos se encontraban en Hungría, a 240 Km. de Viena. Al defender
estos frentes, se debilitaba inexorablemente.
Al
abdicar el emperador Carlos V, Felipe II en el trono se comprometió con el
Imperio. Pero España tenía problemas internos y declinó poco a poco con su hijo
Felipe III y su nieto Felipe IV. No lograron derrotar a los protestantes en
Alemania, aunque consolidó su poder en Austria y Bohemia y reaparecieron otra vez, por escaso tiempo, como una gran
potencia.
En
América, los ataques de los ingleses y holandeses llevaron a gastos en fortificaciones y en flotas. Las ganancias
seguían siendo considerables. No era recomendable abandonar Italia. Francia hubiera
ocupado ese poder y usado sus riquezas en detrimento de los Habsburgo. Era
también un punto crucial para mantener a distancia a los turcos. Los gastos se dividían
con la Liga.
Luchar en las costas de Flandes, durante
ochenta años, excedían cualquier presupuesto. La guerra contra los
Países Bajos fue la ruina de la monarquía. Desde 1566 a 1654 se envió 215 millones de ducados a Flandes, mayor que el tesoro que
llegaba de las Indias. Flandes era muy difícil de defender. La ruta al mar estaba
a merced de Francia, Inglaterra y Holanda. ¿Valía la pena controlar esa zona
tan cara al Imperio? Por qué soportar esa carga, se rebelaban en la corte de Castilla. Si España se decidía a
abandonarla, Flandes pasaría a Francia o a Holanda, enemigos de los Habsburgo. Perder
Flandes era perder Alemania, el Franco Condado e incluso Italia. La derrota
sería fatal para la monarquía española, aunque conservar las posiciones
erosionaba al imperio. Esos gastos económicos terminaron con su poder. Era un imperio que tenía sus privilegios y diferencias. No hubo una administración
central ni leyes ni justicia ni religión unificada. En Sicilia y Nápoles
aceptaban pagar gastos para defenderse de los turcos pero no para financiar las
luchas en los Países Bajos. Los portugueses aceptaban defender el noroeste pero
no se entusiasmaban con las guerras alemanas. En Sicilia no deseaban pagar
impuestos para el virrey español. Nápoles y Milán habían ayudado a Carlos V a conquistar Milán
en la guerra contra los otomanos.
En
La Guerra de
Treinta Años, los impuestos italianos
ayudaron a pagar a Los Países Bajos el drenaje mayor económico. Dejaba un déficit
pagar los 60.000 hombres del ejército de
Flandes. Un cuarto de los gastos del imperio eran destinados a la lucha para
dominar a Flandes.
Aragón,
Cataluña y Valencia tenía su sistema de impuestos.
Portugal
estuvo en manos de España, desde 1580 a 1640, casi un siglo por los casamientos
entre miembros de ambos países. Felipe reinó porque el rey murió sin herederos
durante su última década.
La Contrarreforma y las otras guerras citadas debilitaron el comercio, la
agricultura y los rebaños de ovejas. El imperio necesitaban imperiosamente
granos; ciento cuarenta años de guerras perjudicaron el comercio. El gobierno
de Felipe IV, bisnieto del emperador vendía privilegios, monopolios,
honores para recaudar fondos. Pedían grandes sumas de dinero en préstamos a los
Bancos. Los bonos del gobierno otorgaban dinero para pagar los intereses adeudados. Incluso el
dinero que provenía de las Indias y de las Cías particulares se enajenaban dándoles
bonos a cambio. A veces se declaraban en bancarrota temporal.
Hubo
en el S XVII plagas en los campos, que
perjudicaron los cereales. La plata que llegaba de América a Sevilla se dirigía
directamente a los bancos deudores. El punto culminante fue la imposibilidad de
mantener la economía: las medidas era equivocadas; dos ejemplos funestos fueron la expulsión de los judíos y de los
moros por los Reyes Católicos.
Los
astilleros de Vizcaya construían buques de guerra sin tiempo para navíos pequeños,
aptos para el comercio. Las guerras restringía el comercio. Los impuestos a la
lana no la hacían competitiva en el exterior. Las aduanas internas de
diferentes reinos dañaban el comercio y aumentaba los precios. Todo esto afectó
seriamente a España.
La
decadencia se hizo evidente en 1640 pero sus causas venían de décadas anteriores.
Bibliografía. Ludwig, Emil. El Emperador. (verificar)
No hay comentarios:
Publicar un comentario