sábado, 15 de septiembre de 2018

ALBERT EINSTEIN

ALBERT EINSTEIN



Su exquisita sensibilidad, el amor a la belleza y el mundo poético, que bullía en cada partícula de su ser, se exteriorizó de diversas formas, aunque fue la música en cuyo sortilegio quedó finalmente atrapado. La magia de los sonidos le arrancaba lágrimas y le producía raptos de honda ternura; en ocasiones, una alegría infinita.
Extraerá del filósofo Kant la idea de que las matemáticas las llevamos dentro de nuestro intelecto; estaba firmemente convencido que, si algo podemos comprender, también es posible explicarlo con claridad.
No amaba el dinero: ¿Se concibe a un soñador convertido en un robusto burgués, amante de fortunas y comodidades? Vestía zapatos sin lustrar, siempre los mismos, pantalones de entrecasa y un pullóver gastado, con algunos puntos corridos. Era su modo de rebelarse frente al mundo; quería borrar todo apego a lo superfluo, en el comer, en el vestir y en la forma de conducirse en sociedad.
Einstein había sobrepasado las pasiones humanas; si las advertía, no se inmutaba y sabía apartarse, con sutil diplomacia. El desprendimiento era natural en él, ya que no sentía apego por nada material y se rebelaba, no como algo preconcebido de antemano, sino de modo espontáneo y con la simple generosidad de quien rechaza el dinero, con aversión instintiva. Prefería alternar con gente sencilla, desprovista de todo protocolo, y para quien la cultura no era un mero refinamiento sino una inquietud profunda del alma. No necesitaba de riquezas ni de frivolidades.
Había dominado el exceso de puritanismo sobre el "qué dirán". Rehuía de ciertos cánones, impuestos por la tradición. Lo hacía por la pureza de su espíritu, por la simplicidad de su alma. Afirmaba que "la vida se vuelve complicada, porque alguien se encarga de crearle obstáculos".
Le interesaba saber qué era el sol, las galaxias; dónde empezaba y terminaba el cosmos, cuál era el indescifrable destino del hombre. Podríamos repetir las palabras de Mozart al escuchar a Beethoven: "Contempladle atentamente; algún día, dará qué hablar".
Superó escollos, sin herir sentimientos ajenos. Conservó una línea de conducta que no alteró. Jamás dijo si el silencio que se hizo en torno a su obra, lo rozó. Si alguna vez se sintió herido, tuvo el coraje de llevarse el secreto a la tumba.
No le gustaba improvisar juicios ni emitir ideas sin fundamentos. Sus trabajos fueron una síntesis perfecta. Cuesta comprender cómo, en tan pocas líneas, pudo un hombre decir cosas tan importantes. Su lema era: "Hacer poco ruido, mas decir mucho".
Le gustaba pasear por los bosques y se extasiaba en la naturaleza, teniendo un gran amor por la quietud y la soledad, pero este goce se esfumó, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Su primera mujer sufría de melancolía, la cual fue empeorando con agudas crisis. Se había vuelto callada, introvertida y se sentía frustrada. Había sido su antigua compañera de matemáticas y -ahora- estaba convertida en dueña de casa. El hecho de que a su lado rondara el éxito, le dejó un sordo resentimiento, que fue minándola y convirtiéndola en un ser terriblemente extraño,  causando una pésima impresión. Einstein terminó por divorciarse, pero su hijo sufría de un mal similar. Fue internado, víctima de un desequilibrio mental. El oído del padre no percibía ninguna voz. Así de absorto estaba y tan grande era su sufrimiento. Quien haya sido capaz de soportar esta tortura paternal -sin entrar en agonía- es un santo o un héroe. Einstein logró superarlo.
Conoció a Elsa, su segunda mujer, y conoció junto a ella momentos de gran felicidad. Posteriormente, la muerte de su mujer fue el inicio de la soledad. Se aproximaban años difíciles. El vacío a su alrededor lo envolvía; se hacía denso, penetrante. No se quejó; se sometió a su ley. La vejez lo alcanzó inadvertidamente, sin el más mínimo ruido, cuando sus sueños se habían agotado. No le importó: "Del átomo vienes y al átomo regresas".
Teoría de la relatividad
Anticipó que la luz de las estrellas, al pasar próximas al sol, se desviaba de su línea recta en forma pequeña, aunque perceptible, mediante instrumentos especiales. Se debía aprovechar un eclipse solar, para fotografiar la luz de estas estrellas.
Luego de escribir acerca de esta teoría, estuvo enfermo una semana, postrado en cama, a causa de la fatiga de la creación.
La guerra
Agosto de 1933. Hitler sube al poder, aprovechando la confusión reinante. El 28 de septiembre de 1939, cae Varsovia en poder de los alemanes. Le sigue Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda, Grecia y Francia. Inglaterra, mientras tanto, no se deja intimidar. El 7 de diciembre de 1941, fue la tragedia de Pearl Harbor: los EE.UU. entran por fin en guerra. El mundo convulsionado no saldrá del caos "sin sangre, sudor y lágrimas", al decir de Churchill.
La bomba atómica
Einstein estableció que al fragmentarse el núcleo atómico, la energía liberada sería igual a la masa perdida, multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz. Según cálculos matemáticos, en un gramo de materia existiría una fuerza equivalente a unos 90 x 10 a la potencia vigésima ergios, que sería capaz de levantar 10 millones de toneladas de peso, a la altura de 100 metros. Esto podía conducir a una bomba extremadamente poderosa que, transportada en un barco, destruiría todo el territorio circundante.
Fin de la guerra: Hiroshima
El 6 de agosto de 1944, a las 8.15 A.m. cayó la primera bomba atómica sobre esta isla, ya que Japón no se rendía aún. Fue transportada por un avión B 29, a 600 metros de altura, en un ataque sorpresivo.
Un relámpago enceguecedor, una fuerte ráfaga de aire, el derrumbe de edificios, una nube de polvo y los incendios estallan por doquier. A lo lejos, el hongo atómico.
70.000 muertos en forma instantánea y otros 70,000 heridos a causa de las terribles quemaduras, tras una larga y peno
sa agonía, por el efecto radioactivo. Se originó en forma de luz, de calor, radiación y presión, desde los rayos X hasta los ultravioletas y los infrarrojos, con la velocidad del sonido. Los gases, extremadamente calientes, formaron aquel hongo inicial, que se expandió hacia arriba y hacia fuera, a una velocidad menor. Duró -quizá- una fracción de segundo. No obstante, la radiación alcanzó a producir quemaduras de tercer grado a 1,600 metros de distancia. 
Tres días después, la guerra terminaba, con la explosión de una segunda bomba, sobre otra isla: Nagasaki.
La era atómica
Einstein jamás se recuperó de que su teoría fuera utilizada no en pro del progreso y de la ciencia, sino como símbolo de una guerra atroz. Creía  en el poder de la palabra, no en la violencia. Pacifista a ultranza, no tuvo -ni le dejaron los acontecimientos históricos- opción alguna. Tuvo que cambiar el rumbo de sus valores.
Tagore afirmaba que el mundo es relativo, porque la realidad depende de nuestra conciencia. Einstein, en cambio, admitía la verdad, fuera de toda existencia del individuo. 
La comedia humana crea ataduras, aunque es algo idealista desprenderse de ellas y vivir de acuerdo a dictámenes más hondos y auténticos. Ambos representaron Oriente y Occidente unidos,  con el fin de edificar un mundo mejor,con amor y entusiasmo. 
El siglo XX jamás deberá olvidar que, gracias a este genial físico y sus descubrimientos, algunos hombres encontraron el espíritu de la paz y algunos pudieron volver a mirarse como hermanos. La vida seguía siendo digna y respetable, aunque un nuevo período acababa de nacer: la temible era atómica, con toda su cruel magnitud y consecuencias.


EL BOMBARDEO EN LONDRES



El Bombardeo en Londres



La II Guerra Mundial comenzó el 3 de septiembre de 1939 y cayó sobre los europeos “como un relámpago: fue una catástrofe impensable”.
Los tiempos habían  cambiado; no sólo fueron las muertes, heridos  sino un cierto hastío y desolación cósmica se apoderó de los países europeos occidentales.
En 1914 se perdió la esperanza de ser civilizados; en 1939 nos convertimos en salvajes con armas minuciosamente construidas para asesinar mayor cantidad de personas en la menor cantidad de tiempo: Hiroshima, por ejemplo.
Entre 1917 fue la revolución rusa  con la caída del último zar y de  toda su familia, incluido unos pocos sirvientes. 
Los soviets torturaban o enviaban a Siberia a los disidentes o simples críticos del régimen nuevo impuesto, fueran de derecha o de izquierda, científicos o intelectuales.
En Italia, con Mussolini como dictador  nacionalista -lo opuesto al comunismo ruso, según él, aunque  empleando  los mismos métodos de crueldad-.
En Alemania crecía los mismos ideales con un Hitler nazi, aunque con un sistema gigantesco en sus métodos de muerte, gasificando entre  cinco o seis millones de seres humanos, judíos, gitanos, polacos,  comunistas,  o simplemente  no adheridos al  partido, previamente confiscados sus bienes. Su barbarie fue similar a la de Stalin.
Hitler fue el primero en instruir a sus colaboradores  en el secreto de la eutanasia y -al percibir el malestar en Alemania- llevó su método al campo de concentración de Polonia (Danzig). Europa yacía bajo las manos de un psicópata sádico. Las palabras que se escuchaban por radio, salpicadas de ira  espoleaba a los nazis partidarios, contagiados por su locura: el Holocausto fue posible por la obediencia de sus subordinados: aceptar y cumplir sus órdenes  fue también de psicópatas.
Inglaterra y Francia  no reaccionaron con la invasión a Austria de Hitler y su  frágil  excusa.  Le siguió Checoslovaquia y Hungría. Según la explicación los gobiernos de Gran Bretaña y Francia deseaba unir al pueblo germano en las regiones donde había mayoría de germanos. Las potencias no se decidían a enfrentarlo, conociendo su debilidad militar frente a un enemigo equipado y disciplinado con excelencia .
No se comentaron en los diarios las torturas ni el exterminio de 160.000 austríacos judíos, eliminando a todo el que no fuera totalmente de sangre aria pura. Era una guerra entre la civilización en oposición al nacionalismo nazi.
Pero paulatinamente se adquirió conciencia del salvajismo nazi y se reconoció que la guerra era inevitable. Quien pudo llegar a Alemania, para intentar salvar a un amigo, se enteraba del desesperado estado de las víctimas y la brutalidad germánica.
 Las potencias debían decidirse; los que  escapaban juraban  morir antes que caer en las garras del enemigo.
 Esta ofensiva fue de una crueldad  inimaginable;  un genocidio a sangre fría, con millones de seres humanos asesinados en las cámaras mortíferas de gas , dirigidas por obedientes subordinados. Entre ellos hubo médicos, que llevaban a cabo experimentos repulsivos sobre  víctimas jóvenes elegidas. 
Si no morían en las cámaras morían de hambre, consumidos, semi desnudos en el frío glacial y llenos de piojos; gasificaron día y noche entre los años 1942-44 cuando ya sabían que no podían vencer.  A los cadáveres, antes de tirarlos en un pozo común, le quitaban los dientes de oro y cortaban sus cabellos para venderlos. La falta de  sentido de aquellos asesinos fueron estigmas inolvidables.  La civilización dio marcha atrás y consideró a sus súbditos como peones de ajedrez, títeres, objetos para satisfacer su odio. Hubiera sido imposible asesinarlos en  masa, si se los hubiera considerado humanos.
Los europeos de occidente miraban con desesperación el mundo de Stalin, Mussolini y Hitler y entraron finalmente en la guerra con una mezcla de resignación.
Chamberlain traicionó a Checoslovaquia; fue un hombre frío e incompetente. Los pasos no dados fueron vergonzosos, moral y políticamente equivocados. En el Tratado de München se abandonó el país en manos de Hitler con el fin solamente de aplazar la guerra; fue un error. Al entrar en guerra, olvidaron que los checos  hubieran ayudados a favor de los aliados.   Con la invasión de Polonia  llegó la decisión del ultimátum.

La hostilidad aérea en Londres comenzó en agosto de 1940 con un tremendo estruendo a la hora del almuerzo, lanzando balas  contra la gente y edificios durante treinta y seis horas sin interrupción.
Uno puede habituarse a esta visión de balas cayendo, aunque la primera vez produce  un extraño impacto. Llama la atención los escombros de cristales en todos  lados. Durante el ataque de aviones en masa sobre la capital era siniestro el ruido del zumbido: seguía un silencio y el regreso de los aviones. Churchill exhortaba a los civiles: “no puedo ofrecerles sino sangre, sudor y lágrimas.” Se vivía con un sentimiento de irrealidad para encontrarse con una realidad inimaginable.

Durante la invasión de Holanda,  y la rendición de Bélgica un quieto fatalismo de lo inevitable se apoderó de los ingleses. Algunos pensaban en la derrota de Francia y en la invasión a Inglaterra en pocos días. Cayó Francia e Inglaterra se retiró a Dunkerque; se encontraba al filo del desastre. Alemania tomó París.
Los refugios antiaéreos era un amontonamiento de miradas de pánico y el olor desagradable de seres humanos aglomerados. Mucha gente huyó de la capital por unos  días . Cuando tomaron el tren de  regreso, encontraron media ciudad destruida, con  las calles irreconocibles, humeantes, con montones de cascotes en ruinas. Sus casas o negocios completamente destruidos durante esas interminables treinta y seis horas de bombardeo. Tal vez encontraban una silla intacta o un retrato familiar entre la pared de la casa vecina. Las ventanas sin vidrios, el tejado semi caído y puertas sostenidas por un gozne. Los cuartos imposible de habitar, los libros esparcidos cubiertos de yeso y polvo, todo envuelto en una confusión macabra; los tubos de desagüe maltrechos y quizá a punto de explotar en cualquier momento.
Lo peor, lo más siniestro fue el silencio.


Leonard Woolf  La muerte de Virginia, capítulo 1 de Journey not the Arrival Matters (an autobiography of the years 1939 to 1969) traducido por Marta Pesarrodona, gracias a Esther Tusquets. (adaptación de Cristina Bosch solamente el bombardeo de Londres)

ARTE POÉTICA

ARTE POÉTICA



Si a un pintor se le ocurriese unir una cabeza humana a un cuello de caballo y, juntando miembros de toda clase de animales, los cubriera de variadas plumas  de modo que, siendo una mujer bella en la parte superior, rematase monstruosamente en un disforme pez: ¿podrías contener la risa?

Sería lo mismo si un libro fuera de propósito de ideas vanas, confusas, cual los delirios de un enfermo, de suerte que ni el principio ni el fin tuvieran la unidad del conjunto: LA LIBERTAD NO ES PARA PONER LO FIERO CON LO MANSO NI PARA UNIR PALOMAS CON VÍBORAS NI TIGRES CON CORDEROS.

A veces a un comienzo grave que promete maravillas se zurce uno que otro remiendo de grana muy brillante: Si empezaste a hacer un ánfora ¿por qué, dando movimiento a la rueda te sale una taza? TODA OBRA DE ARTE HA DE TENER POR FUNDAMENTO LA SIMPLICIDAD Y LA UNIDAD.

El arte de unir las palabras tiene también sus secretos. La libertad no es licencia y has de proceder con tiento.
Cada  escrito tiene su carácter, y cada tema, su colorido: ¿Por qué, si no puedes ni sabes guardar el debido estilo, se te va a llamar poeta?  
Un asunto cómico no puede ser tratado en verso trágico ni se deben tratar temas serios en versos familiares, apenas dignos del estilo cómico. GUARDEN LOS LÍMITES Y EL ESTILO ADECUADO, QUE EL BUEN GUSTO LES TRACE.
No basta que los poemas tengan belleza y estilo; es necesario también que sean patéticos y que lleven tras sí el corazón del oyente.
Si quieres que llore, llora tú primero, entonces harán mella en mí tus desgracias, porque si no, me darán risa. 
SI LAS PALABRAS NO CORRESPONDEN AL ESTADO DE ÁNIMO, SE REIRÁN O SE ABURRIRÁN O LO PERO AÚN: LES  DARÁN GANAS DE DORMIR.

No hagáis hablar a un esclavo como  un héroe, a un anciano como un joven fogoso, en la flor de su edad. Sigue la tradición, tocante a lo caracteres de los personajes, o sé consecuente, cuando inventes.

Un asunto común, tratado ya por otros, lo puedes tratar tú también y será como cosa tuya, si lo hicieras sin trivialidad, sin andar a rastras del autor y sin que pusieres tu empeño, como un servil copista en seguirlo palabra por palabra.
Los montes que están de parto:¿qué paren? Un ratoncillo que da risa.
Observa con cuidado las diversas costumbres de cada edad. El genio cambio con los años y has de fijarte bien que las inclinaciones cambian con la edad.

Una acción se representa en la escena como presente o se cuenta como sucedida.
- Empezar sin énfasis, modestamente.
- No servirse groseramente de frases demasiado crudas.
- Tanto cuesta el orden como la unidad.
- El verso demasiado cargado acusa la precipitación del escritor y su negligencia; serán versos sin enjundia, llenos de sonoros gongorismos. Vuelve al yunque esas palabras mal forjadas.
-Sé breve, para que el entendimiento los perciba pronto y retenga fielmente tus palabras. Todo lo superfluo se va y rebosa de la memoria.
-El principio y la fuente para escribir  tendrás guardada nueve años. Podrás así corregirla a tu gusto.
El amigo sincero  y docto no hallará excusas para los conceptos lánguidos; no tendrá piedad para las palabras mal sonantes; tachará de un plumazo lo mal desaliñado y sin gracia; cercenará los adornos altisonantes; tal frase oscura deseará que se aclare, tal vocablo equívoco, intentará que desaparezca; no dejará pasar nada que a su juicio no sea lo correcto: será inflexible.

Bibliografía; Horacio, ARTE POÉTICA, Editorial Porrúa. S A Méjico, año 1977, segunda edición, (adaptación de C B).

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Gibraltar

MARTES, 10 DE OCTUBRE DE 2017

Gibraltar

 

Un peñón, una roca de arcilla de un gris claro en capas paralelas con innumerables cavernas a trescientos cincuenta metros sobre el nivel del mar con una profundidad de cien metros. En la caverna Victoria se halla diminutas estatuas de piedra de enorme belleza. El peñón tiene cuatrocientos sesenta y cinco metros de alto y su ancho está entre mil doscientos  y mil seiscientos metros. En la cima están las fortificaciones y en diferentes lugares se puede ver la luz y el cielo por ambos lados.
Es el guardián del Mediterráneo, el punto clave  más angosto en occidente, un lugar estratégico  en tiempos pasados. Pertenece a Gran Bretaña, así como también los Dardanelos, que es el estrecho oriental.
Huesos de astas y animales africanos, hallados en Francia, prueban que estuvo unida a los dos continentes. (¿Cuántos miles de años pasaron cuando se produjo el quiebre?) Las astas estaban a once millas, en la zona angosta. Desde África, desde sus colinas se percibe esta  peña meridional de importancia capital.
La ciudad está tierra adentro, como una guarida de contrabandistas.   Existe una aldea de pescadores a dónde se  llega por el túnel del Peñón.
En verano parece consumido por el fuego. El gobernador tiene acceso a los célebres jardines ingleses. Como ritual, durante cada comida, éste recibe  las enormes llaves de hierro con moho, sobre un almohadón de terciopelo púrpura, costumbre que se repite a diario hace dos siglos.
Fuera de la roca hay palomas, perdices y hasta monos en libertad, llevados allí para protegerse de los felinos y sobrevivir en un lugar más meridional. Un guerrero  árabe fue quien reconoció el lugar y treinta años  más tarde se construyó una fortaleza con una gran torre, que aún existe.
Entre 1300 y 1800, durante cinco siglos hubo quince asedios contra el Peñón. Moros españoles, piratas, reyes y duques lo atacaron sin éxito.
En el S XVII, en una de las tantas guerras contra Luis XIV, Inglaterra consiguió instalar una base,  y en tres días, pasó a manos de los ingleses. Comprendieron su enorme valor estratégico  pues penetrar por el Estrecho  durante siglos fue imposible. Un Almirante que representaba a un Archiduque Habsburgo, aliado a Gran Bretaña, debía haber izado la bandera del noble pero, reconociendo la enorme importancia de su conquista, izó la inglesa y tomó posesión oficialmente en nombre de la reina Ana, como uno de los más trascendentales objetivos de la política inglesa.
España y Francia comprendieron el golpe de gracia británico.  Intentaron quitársela y asediaron el Peñón; durante veinte años hubo ataques  sorpresivos y negociaciones, a las cuales siguieron más enfrentamientos, pero todo fue inútil.
En 1780,  por cuatro años, Inglaterra se encontró debilitada a causa de EE. UU. Los españoles la asediaron por el hambre con ataques, pero solamente pudieron reconquistar la isla Menorca, que aún conservan. Finalmente levantaron el sitio y ambos comandantes se encontraron en el Peñón.
Desde el S XVIII Gibraltar se mantuvo calma. Inglaterra barrió a Francia del Océano, aunque aparecieron otros enemigos como Austria, potencia en el Mediterráneo, gracias a sus conquistas en Italia. Saboya se apoderó por un tiempo de Cerdeña y Sicilia; el Zar Pedro I el Grande  intentó poseerlo inútilmente. Francia la sitió durante dos años  sin lograr su cometido: su flota  nunca estuvo a la altura de la  inglesa.
En épocas de guerra, Gibraltar cortó todo contacto entre Brest y Toulon. Su poder es similar al canal de Panamá, que divide el Atlántico del Pacífico.
Entonces, se pensó de nuevo en el canal de Suez, antiguo plan desde la época de Luis XIV, para que Francia pudiera establecer su comercio entre Suez y Alejandría. Se distrajo al Rey Sol de sus conquistas en el Rin, proponiéndole tomar posesión de Egipto, pues Francia y Turquía estaban enemistados: el proyecto debió esperar ciento treinta años.
Curiosamente, mientras Inglaterra capturó el Estrecho de Gibraltar, a Francia no se le ocurrió ocupar el canal de Suez,  la  entrada oriental  más importante  del Mediterráneo.

   



EL HOMBRE LIGHT

EL HOMBRE LIGHT



Las dos notas peculiares son el hedonismo y el consumismo que deslizan al hombre hacia una decadencia moral. El primero es la ley del placer por encima de todo. El segundo es gastar, comprar y tener; se lo vive como una nueva experiencia de libertad. Lo importante es lo que opina la mayoría.
La permisividad es no prohibirse nada, atreverse a todo, alcanzar la muerte de los ideales. 
El hombre vive rebajado a nivel de objeto, dirigido por la publicidad, tiranizado frente a los estímulos deslumbrantes y artificiales: no poseer algo lo hace infeliz. Vive en una neutralidad sin compromiso, con una tolerancia hacia sí mismo ilimitada. No le preocupa la justicia ni los temas existenciales sobre la vida o la muerte; cada vez más vulnerable, se hunde en el vacío.
Es necesario cambiar el rumbo, saber que lo material no colma las aspiraciones ni llena el espíritu. Es una sociedad desorientada, desengañada, escéptica, utilitaria, que va a la deriva y a un  galope que lo deshumaniza.
A fin del S XX y a principio del XXI hubo una gran confusión, un cierto desconcierto y desorden, una inversión de valores que trae graves consecuencias. 
La información predomina sobre la cultura y los valores. El hombre Light tiene una curiosidad insaciable, aunque mal dirigida; quiere saber sobre todo pero meramente superficial. Siente un placer sin alegría, un cinismo práctico, atrincherado en su propio individualismo; todo es negociable y todo fin justifica los medios.
Lo permisivo significa que no existe impedimento alguno, todo rodeado de una indiferencia, una insensibilidad gélida y desapasionada, sin puntos de apoyo, como una brújula que  perdió el rumbo. El nihilismo predomina, dejando un ser pesimista que nada profundiza, con una cierta melancolía que no apunta a ninguna dirección, como no sea el consumismo y el liberalismo. El confort es la única meta.
El  hombre Light abunda en los niveles socio-económicos altos de Occidente, con una ausencia total de cultura, si exceptuamos la información. Los temas profundos se omiten. El tema predominante ser rico  como carta de presentación.
Busca una pareja sin compromiso: la gran preocupación es el físico, el peso, estar en forma y  recurre a múltiples cirugías estéticas sin necesitarlo. Tiene como primera diversión el zapping, los jueguitos, el celular  y todos los otros artefactos electrónicos para comunicarse sin decir nada: la curiosidad saciada en revistas con muchas fotos sensacionalistas y escaso texto, un exceso de actividades con una pérdida de sentido a  un ritmo vertiginoso, que roza el agotamiento en un equilibrio inestable; gesta un individuo desconcertado, abrumado por tanta noticia negativa, incapaz de llegar a una síntesis.
No hay lugar para las  pasiones fuertes  y sí una gran incapacidad para un amor comprometido.
Se debe regresar a los intereses perdidos; disfrutar de ciertos valores herrumbrados y desconectarse de la realidad. El saber lo consideran  para una elite pasada de moda. El hombre necesita regresar a su equilibrio.
 Este hombre moderno no tiene tiempo ni perseverancia. 
Madurar es sentirse íntegro, sólido, con un criterio amplio. Sin una respuesta a tantos interrogantes, se vive en una constante perplejidad. La vida se programa.
 La felicidad es un conjunto de pequeñas ilusiones hechas realidad; el amor, el trabajo  la cultura y los valores salvarían al individuo de su decadencia pues ser Light es una fuga  de sí mismo.

Bibl. Rojas, Enrique, EL HOMBRE LIGHT ; editorial Planeta, año 1992.

¿QUÉ ES EL TAOÍSMO?

El Tao traducción y versión

 traducción del Tao  al ruso.
ALEA, JACTA ES 9: EL TAO -TE- CHING:

Lao Tzu - Tao Te Ching Traducción chino-inglés: Gia Fu-Feng y Jane English, 1972 Versión del inglés al castellano:  Cristina Bosch

SÁBADO, 11 DE OCTUBRE DE 2014


¿QUÉ ES EL TAOÍSMO?


Sus orígenes 




Y en este universo sumido en la angustia y la ansiedad, atenazado por los miedos, el pesimismo y la desconfianza, el Tao nos devuelve la fe en el orden universal y nos anima a la gran aventura espiritual para que la existencia sea digna de ser transitada. La sonrisa del sabio nos reconforta y junto a ella recuperamos la visión cósmica.