martes, 12 de abril de 2016

Historia de los Países Bajos


Alemania se alió a Francia para ponerle fin al duque de Borgoña; los Países Bajos eran aliados a Inglaterra. El duque  sabía que corría peligro. Rompió con los ingleses su alianza, obteniendo beneficios, pues las tierras del Norte le fueron cedidas para la ansiada unión de  los Países Bajos.
El duque  Felipe  de Borgoña era un  político experimentado; hijo del rey que fue vencido y hecho  prisionero en Inglaterra. Luchó en la batalla de Poitiers y recibió el ducado de Borgoña como recompensa por su valor;  se casó con Margarita, heredera de Flandes, Artois, Nevers y France Conté;  con su bondad supo conquistar a los flamencos. A través de los casamientos de sus hijos esperaba obtener la unión de los Países Bajos. Fue el hombre más poderoso  en el norte de Francia.
Luchan  el duque de Borgoña y el rey de Francia; venció el duque y la región septentrional se alió con él, quien  contaba  además como aliados a  Alemania  e Inglaterra. 
Felipe (el Bueno)  se alía a los ingleses en la Guerra de los Cien Años, donde Francia capitula de forma vergonzosa. El duque   no quería sentirse más vasallo del rey de Francia. Los tres rivales serán ahora  Francia,  Borgoña e Inglaterra.
Felipe tenía veintitrés años; era poderoso y sus proyectos realistas. Compró Namurois y heredó Brabante, Anvers, Maline y Hainaut,  Hollande, la Zelande y  la Frise, más Luxemburgo que fue herencia de una tía sin hijos.

Lucha del rey francés Luis XI contra Carlos el Temerario, duque de Borgoña.

Cuando Felipe  murió, podía sentirse  satisfecho. Dejaba un poderoso Estado a su hijo Carlos el Temerario, que subió al trono a mitad del S XV. Francia, debilitada por la guerra de un siglo, era incapaz de oponerse al  duque de Borgoña.
Carlos el Temerario era un trabajador infatigable; obstinado, frugal, austero; cabellos negros, ojos azules, labios firmes; sentía  pasión por la música, sabía expresarse y le gustaba dar discursos: era un espíritu  renacentista. Oscilaba entre lo antiguo, lo moderno y lo feudal; estaba de acuerdo con los impuestos altos, pero se preocupaba por la prosperidad de su reino, protegiendo los derechos de aduana, haciendo crecer las industrias locales y otorgando su apoyo  a quienes poseían  talleres donde se fabricaban  el encaje y las telas. Apoyaba las ferias,  el mercado y democratizó la justicia.
Luis XI, rey de Francia, deseaba reducir a los Países Bajos por el hambre, sin venderles ni trigo ni vino, lo cual  trajo serios inconveniente a Flandes, Brabante, Holanda y Zelandia. Si sumamos las invasiones y las incursiones entre los pescadores de arenque y los impuestos altos a los mercaderes de Borgoña más la quita de privilegios en las ferias de Caen, Rouen y Lyon, se comprende que los Países Bajos estuvieran asfixiados por la política económica francesa.
El duque condujo su ejército  hacia  Suiza, intentando romper el bloque y encontrar nuevas vías económicas a través del Rin y el Rhône. Fue atacado por el cantón suizo; los flamencos le rogaban que abandonara la lucha. Luis XI esperaba que el duque corriera su última aventura para anexarse el ducado a Francia. Hubo otra batalla en un invierno helado y dos días después se encontró su cuerpo devorado por los lobos.
Luis XI continuó la obra de su padre y  finalizó teniendo  todo el poder en sus manos. Era rey de Francia desde Bretaña a Borgoña, desde Picardía a Gascogne.  Despertó una vez más el sentimiento nacional, que reinó a finales de la guerra de los Cien años. Puso fin al feudalismo, siendo su propósito  una monarquía absoluta aunque escuchaba al pueblo. Apoyaba la agricultura, el comercio y la industria minera y se ocupaba personalmente de la higiene urbana. Fue llamado el primer rey ciudadano.
Al final de su vida el miedo a un posible atentado se transformó en una obsesión. Había una razón: los nobles lo detestaban pues los había arruinado: la monarquía les quitó el poder y los burgueses y agricultores, asfixiados por los impuestos, estaban cada vez más descontentos.
Sufrió un ataque fulminante del cual no se recuperó. No lo lloraron, aunque la posteridad le rindió justicia. De los feudos de la nobleza hizo un estado centralizado, según el canon del Renacimiento.   
Maximiliano de Austria 

Casado con la única descendiente de Carlos el Temerario, María de Borgoña,  padre de Felipe el Hermoso, casado a su vez con Juana la Loca fueron los abuelos  y los padres del Emperador Carlos V.  Maximiliano y su nieto Carlos V fueron emperadores del Sacro Imperio Romano, nombrado por el Vaticano.
Primera mitad del  S XVI

Maximiliano de Austria muere. Los príncipes electores debían reunirse en Frankfurt para elegir un reemplazante. Toda su vida  fue la ambición para aumentar el poder de los Habsburgos y no escatimó esfuerzo para que la corona imperial quedara en su familia.
Su hijo Felipe el Hermoso muere, a Juana la declararon loca y su nieto Carlos V lo heredó. Nació en Gand,  tuvo una educación borgoña, fue criado por su tía carnal, hermana de su padre.
Margarita de Austria tuvo una triste historia sentimental; fue otorgada por su padre Maximiliano al delfín de Francia, hijo de Luis XI, pero diez años más tarde regresó virgen repudiada y humillada. Su potencial marido la rechazó por otra duquesa de mayor dote. La casa de Austria negoció su nueva boda con Juan de Castilla, hijo de los Reyes Católicos. Fue un matrimonio feliz pero a los veinte quedó viuda y muy  rica. Por tercera vez la cede su padre al duque de Savoya y éste también muere.
A esta mujer bella y joven su padre le confió el gobierno de los Países Bajos; fue enérgica como gobernante y a la vez que se consagró a la educación de su sobrino.
Carlos hablaba  francés con su tía; no fue un alumno brillante pero tenía ideas firmes y no cambiaba de opinión, si creía tener razón.
A los seis años muere su padre. Cuando muere su abuelo materno, Fernando de Aragón, Juana  debía heredar el trono, pero -al declararla mentalmente enferma -la corona pasa a su hijo, quien hereda un inmenso imperio: de su abuelo paterno  los Países Bajos y Austria y de su madre y abuelo español Castilla, Aragón, Nápoles y  Sicilia, más las  Colonias en América
Francisco I en Francia reinaba; había subido al trono por una rama colateral  de la familia Orleans.

La Contrarreforma
 
Carlos V  en la primera Dieta  sugirió un concilio; la Inquisición había conmocionado a la mayor parte de los católicos. Se necesitaba un cambio urgente; la corrupción de monjes y monjas llevó a la desconfianza de la Iglesia. Este movimiento se inició en Alemania,  donde consiguió ciertos triunfos que se implantaron en Inglaterra; los Países Bajos, Escandinavia, Polonia  y Roma. Clemente VII estaba mal informado y perdió el control de la situación; muere y sube  Pablo III: la jerarquía eclesiástica estaba en manos de seres indignos. Había declinado la vida monacal y Pablo III reaccionó echando o  reemplazando a los monjes corruptos. La iglesia necesitaba obtener un poder  nuevo en el extranjero y  en Roma para seguir ejerciendo autoridad. Aprobó junto  al emperador los cambios de la Reforma y reorganizó la Inquisición.  El régimen de terror, impuesto en España por los Reyes Católicos siendo su jefe el monje Torquemada.  Se impuso la tortura, la hoguera a muchísimos  inocentes.  El Index era la condena de libros prohibidos, declarados por la Inquisición.  Se intentó por este medio que los judíos conversos dejaran sus prácticas herejes.

LAS GUERRAS DE FLANDES

En la primera mitad del S XVI (en 1555 abdicará el emperador, gotoso y cansado, luego de 40 años de reinado); se reúnen las diez y siete provincias bajo un rey, pese a la resistencia de Frisia, como estado independiente, reconocido en la Dieta de Augsburgo en 1547.
En el Concilio de Trento hubo tres intentos:
a) En la primera Dieta  prohíbe el culto a los herejes

El Concilio de Trento fue en el sur del Tirol; se juntó  la Iglesia católica para corregir la corrupción y establecer la unidad.
Carlos V abrió la ruta entre el catolicismo y los protestantes en 1545,  mitad del  S XVI. Roma lo rechazó: temía perder el poder; la doctrina de Lutero y Calvino abrían la mirada a la curia.  Roma imponía la iglesia católica romana. Pablo III cedió al deseo del Emperador que fuera  en una ciudad alemana. Trento pertenecía al Sacro Imperio Germano. El concilio tenía el derecho de representar a toda la iglesia católica; era un título que el  Papa se reservaba.
Toda la primera parte se basó en Sto. Tomás de Aquino, bajo la estricta ortodoxia.  Los protestantes pretendían que la Biblia fuera la única guía. El concilio adujo  que La Biblia y los padres de la iglesia eran las normas de la fe cristiana: Sólo se salvaban bajo la iglesia romana. El espíritu conservador de Pablo III aniquiló toda reconciliación entre católicos y protestantes. No lo aceptaron.
Carlos V se impuso con su tropa para finalizar con el protestantismo. Pasa a ser el dictador de Alemania. Dos años más tarde murieron varios miembros de ese concilio: se habló de una epidemia. Los prelados del pontífice se fueron a Bolonia. Fue el fin de la primera etapa.
b)  La misma idea seguía firme, pero hubo concesiones del emperador. Se le deja libertad de cultos, según la fe de cada soberano en cada reino.  Un sismo amenazaba a la iglesia romana.
c)     En la tercera etapa, Julio II no logró cambios y la situación se puso tensa. Sube
Pío IV que votó contra los herejes.  Gracias a la Reforma católica de la iglesia romana se extirpó el influjo herético en Polonia y en el sur de Alemania. La unidad Renacentista se convirtió en un recuerdo.
Libertad de culto, en 1545. Once años después abdica Carlos V y se retira al monasterio de Yuste.
Desde 1530, el emperador  dejó el gobierno en manos de su hermana María de Hungría, con un consejo privado que redactaba las leyes y llevaba la administración de justicia más un Consejo de Estado compuesto por los gobernadores de las provincias, funcionarios de la iglesia y los caballeros del Toison d´Or  (consultados en asuntos importantes).
Hubo una base de un gobierno central con la misma moneda y los mismos impuestos y  administración de los terrenos ganados al mar contra la usura y la mendicidad y con un derecho común complejo, en una región tan variada y con privilegios de clases.
Llegó la prosperidad: Amberes atraía a los mercaderes y banqueros del mundo. Su comercio se evaluó en tres mil millones de francos anuales.
En Yuste donde vivió sus once años de vida sin un lujo extravagante pero con huerta propia y jardín dentro del monasterio, le pidió a su hijo que reconociera a Juan de Austria, su medio hermano, un hijo  ilegítimo nacido en Alemania, de una aldeana flamenca. De muy niño lo trajeron en sigilo a España y con los años terminó viviendo con el mayordomo del emperador, Luis de Quijada, quien los tenía a su cargo y se ocupaba de él. Jugaba en los jardines de Yuste sin saber que su padre era  l emperador Carlos V. Era un precioso niño rubio de ojos azules y más tarde un gallardo joven distinguido. El niño tenía doce años cuando murió  su padre, sin saber que lo era todavía.
A los catorce  años se enteró por su medio hermano Felipe II y desde ese momento recibió una esmerada educación junto al infante Carlos II, heredero al trono, Farnesio, príncipe de Parma y sobrino de don Juan, en Alcalá de Henares.
Mientras Carlos V usó la diplomacia y su prestigio para convencer, era de carácter extrovertido y muy activo, su hijo, Felipe II no hizo más que desaciertos. Quiso ejecutar el objetivo fundamental paterno conservando a Europa unida bajo el Catolicismo y  al mando de los Habsburgos. Luchó tercamente contra los flamencos, contra los protestantes, los moriscos y  todos esos frentes no hicieron más que debilitar su reino. Hablaba mal el francés e ignoraba el holandés. Los Países Bajo nunca  lo consideraron su soberano.
Felipe, terco, imponía las leyes del Concilio de Trento y designó como gobernador a su media hermana, la duquesa Margarita de Parma, aunque era una limitada regencia ya que debía someter todo a consulta. Hubo tensiones entre ella y el Consejo de Estado, entre el pueblo y los soldados y un levantamiento era posible. El rey tardó un año en decidir retirar las tropas y apaciguar los ánimos.
Felipe, terco, saturnino, imponía las leyes del Concilio de Trento y designó como gobernador a su media hermana, la duquesa Margarita de Parma, aunque era una limitada regencia pues debía someter todo a consulta. Hubo tensiones entre ella y el Consejo de Estado, entre el pueblo y los soldados y un levantamiento era posible. El rey tardó un año en decidir retirar las tropas y apaciguar los ánimos.
La manifestación de los mendigos.

Doscientos hombres fueron al palacio de la regenta, aclamados por el pueblo con entusiasmo. Margarita debía obedecer a su medio hermano pero el pueblo le daba lástima. Los llamados mendigos  se unieron a una multitud enardecida. La audiencia duró unos minutos; una pequeña delegación entregó las peticiones escritas. Mientras esperaron, se fueron a beber. La respuesta no les satisfizo. Margarita prometía enviar a Felipe II una delegación para moderar la persecución a los herejes.
La Insurrección

En 1566, once años luego de subir Carlos V al trono se preparaba para asistir a la Asamblea del Poisson d'Or y estalló la revuelta. Los nobles flamencos juraron resistir a La Inquisición y a los edictos reales con los heréticos calvinistas, que tomaron las iglesias para celebrar su culto: la masa desbordó. La Catedral y las Iglesias fueron saqueadas; el pueblo destruía todo a su paso, pintura y obras de arte fueron destrozas. La rebelión se levantó también en Ypres y Gante, Frisia, Holanda y Zelandia. Se construyeron templos protestantes donde se practicaba los oficios junto al católico.
Felipe II consultó a los teólogos sobre la conducta a seguir; le aconsejaron dejarlos en libertad mejor que la calamidad que podía resultar de la rebelión, pero el monarca hizo lo opuesto y aplicó en 1566 -once años después de la abdicación de su padre- la regla del rigor. No toleraba la herejía de los Países Bajos y menos que disminuyera su autoridad real. Mientras en España se finalizaba el Escorial, el primer palacio para reyes, se dispuso a defender el Catolicismo como monarca absoluto. Fue un craso error. Carlos V en el tercer Concilio había defendido la libertad de culto.
Envió en su nombre al duque de Alba, que seguía sus reglas; lo denominaron el ángel exterminador; tenía casi 60 años de edad y conducción 17.000 soldados más 4 decretos dando plenos poderes a su media hermana, la duquesa Margarita, pero ésta, presintiendo el futuro aciago para los flamencos rogó al rey que la dejara regresar a Italia.
Al conocer la noticia muchos se exilaron y otros se prepararon para  resistir. El duque estableció un tribunal de sangre que llevó al cadalso a dos condes, personajes ilustres y fueron ejecutados en la Gran Plaza de Bruselas;  Sus hogares fueron arrasados, le confiscaron sus bienes y encarcelaron a otros; nadie se sentía seguro: cayeron 800 cabezas. El duque de Alba seguía las órdenes del monarca español.
Intentó salvar a los dos condes pero no lo logró. La resistencia aumentó; estalló una rebelión armada. Guillermo de Orange ayudó con tropas, armas y dinero: los protestantes fueron socorridos  también por los príncipes protestantes de Alemania.
Los Mendigos del Mar se aliaron en masa y organizaron la resistencia. Algunos eran aventureros pícaros, otros mendigos que habitaban los bosques y buscados por la autoridad por diversos crímenes, otros perseguidos por los españoles  y la minoría idealistas. La mayor parte no había navegado jamás, pero el peligro no los acobardó. Todos se unieron. El rey español protestaba contra la ayuda que Isabel I los protegía en sus puertos. Anclaron los Mendigos del Mar en una ciudad sin guarnición y tomaron la Brille. Fue una cuña  favorable para los españoles  en los Países Bajos.  Guillermo de Orange les concedió el permiso de cruzar el canal de la Mancha y abordar los barcos, aunque no aceptaba el salvajismo y la brutalidad que empleaban. Guillermo de Orange        fue proclamado gobernador neerlandés y trató de juntar políticamente los Países Bajos.
Después de la toma de la ciudad que no estaba protegida militarmente tomaron otras ciudades. El nacionalismo se extendió entre los mendigos del mar que fueron crueles en sus triunfos, anárquicos, pese al príncipe de Orange que intentaba implantarles su pensamiento político; torturas, ejecuciones no eran mejor que los cometidos por el duque de Alba y su ejército español. Los calvinistas piadosos estaban escandalizados.
Guillermo II, viendo el peligro les quitó las patentes de corso en una conferencia. La era de los mendigos del mar finalizó, aunque la guerra seguía sin ellos y donde se decidiría el futuro de los balones, las provincias valonas en el sur y de los flamencos en el norte.
Felipe, designó finalmente como sucesor del duque de Alba a Luis de R, comendador de Castilla y ex gobernador de Milán, un gran dignatario no indicado para este problema de tan difícil solución. Era un moderado que anhelaba  gobernar con tolerancia a los Países Bajos. Guillermo II de Orange rechazó las proposiciones del nuevo gobernante castellano.
La guerra duró 80 años. Si Leyden caía en manos de España, la causa estaba perdida para el príncipe de Orange. La defendieron con valor pese al hambre y al asedio. El príncipe holandés ordenó abrir los diques e inundar los campos de alrededor, así podían socorrer a Leyden con sus barcos livianos de fondo plano para liberar la ciudad sin necesidad de pasar por donde estaban los españoles.
Integró unir las Provincias Unidas bajo la tolerancia religiosa, Guillermo de Orange se declaró calvinista, pero no aceptó el extremismo como única religión. Para atraerse al sur católico debía encontrar una tolerancia religiosa donde además declaró que el
Príncipe era un súbdito para el pueblo.

La independencia de las siete provincias

En  1576, en la ciudad de Gantes se reunieron sus representantes; la Asamblea luego de abdicar Carlos V,  trataba de establecer una nueva constitución, un poder real entre el pueblo y el rey, responsable frente al pueblo, titular, no representando de Dios en la tierra. El pueblo podía defenestrarlo, oponerse o matarlo: la nación tenía derecho a los debates. Fue la paz de Gante, donde prometían ayudarse para expulsar a los españoles y restablecer sus antiguos privilegios. Los calvinistas podían ejercer su culto pero sin atacar a los católicos en otras provincias.
Guillermo II de Orange se negó a firmar el edicto para las siete provincias; tramó asesinarlo a don Juan quien huyó a Bruselas y se escapó a Francia; desde allí llamó a las tropas que estaban en Italia. Al ver su imposibilidad para llegar a un acuerdo con los rebeldes flamencos se decidió a la acción militar. Regresaron los soldados a la orden de Alejandro Farnesio, príncipe de Parma y sobrino de don Juan de Austria, además de condiscípulo.
En la campaña derrotó al enemigo y reconquistó Lovaina, Brabantes, Luxemburgo belga y otras; los rebeldes debieron salir de Bruselas y refugiarse en Amberes.
Don Juan suplicaba a su hermano Felipe II  dinero pero el rey ponía al pie de la carta: sin respuesta. Temía los proyectos para salvar a María Estuardo de su medio hermano  y la posibilidad de convertirse en un temible rival. Don Juan finalmente muere de un moco sospechoso; su sobrino lo sucedió. Siguió la guerra pero era difícil dominar a los flamencos que destruían incluso los sacramentos, las iglesias, los claustros, monasterios, robando los bienes, encarcelando obispos y ejecutando a los nobles y colgando y decapitando por doquier.
Los balones católicos reaccionaron. Farnesio les prometió libertad de culto a condición de mantener el culto católico y la autoridad de Felipe II. Se firmó la reconciliación pero Guillermo de Orange se opuso con Holanda, Zelanda, Utrecht, Frisia y otras ciudades del sur. El príncipe replicó: ”seguiré firme”, la divisa  de la casa Orange Nassau y del reino de Holanda.
Felipe muere desposeído de los Países Bajos y tres años más tarde Guillermo II de Orange muere en manos de su asesino; en su vida sufrió una serie de atentados. Su país lo lloró como a un padre protector. El pueblo se repuso y tomó coraje y terminó su obra. Decidieron vengarse y defender su libertar costara lo que costase.

La tregua y la independencia

Farnesio explotó la situación, cansado luego de la muerte del rey de España e intentó someterlos. Antes de morir Farnesio tomó Brujas e Ypres; Gante capituló en 1584 y Brusela un año después, y Amberes unos meses luego: fue la última ciudad  y cumbre militar, el mayor triunfo en los Países Bajos.
Después de esta toma Europa consideró finalizada la cuestión pero Farnesio murió   seis años después. A Felipe II le siguió  su segundo  hijo, un rey abúlico  Felipe III.
Francia e Inglaterra reforzaron la posición de los Países Bajos de la República Neerlandesa y  en 1608 el gobernador llamó a una tregua por doce años y a reconocer la independencia de las Provincias Unidas que actualmente es Holanda.
El despotismo religioso fue la causa de que diez y siete provincias del Emperador Carlos V se separaran del reino: ni Guillermo de Orange ni Felipe II lo desearon. Cuando firmaron la rendición en Breda, con el compromiso de la nobleza, ni siquiera los mendigos soñaron con tal ruptura.

La batalla de Lepanto contra los turcos Este es Juan de Austria, medio hermano de Felipe II, rey de España

Don Juan  fue  a los veinticinco años el héroe de Lepanto. Partió con la flota cristiana para encontrarse con la flota otomana; ambos comandantes no sabían cuán cerca se encontraban el uno del otro, desconociendo el número exacto de naves ni de adversarios, debido a los falsos informes que les llegaban. Cuando aparecieron los turcos hubo un momento de duda entre la flota española: “Señores, ya no es hora de razonar sino de combatir” les respondió secamente el joven comandante. En un momento don Juan de  Austria sacó su espada y se lanzó con la galera Sultana, junto con el marqués de Santa Cruz y sus naves
Alí Baja murió; un soldado clavó su cabeza en una pica y el estandarte se llevó hasta un lugar de la Santa Liga. El combate tenía el viento favorable a  los españoles,  a  las naves del Pontífice y las de Venecia.  Don Juan y el marqués  salvaron el ala derecha de la brutal ofensiva. La batalla finalizó a la tarde.  Una tempestad se avecinaba; nadie se dio cuenta salvo don Juan que estaba atento; con un cañonazo de alarma la flota se protegió en el puerto. Si no hubieran llegado a tiempo, la flota hubiera naufragado por la terrible tormenta.
En esa precisa flota se encontraba Miguel de Cervantes Saavedra que, enfermo y con fiebre, quiso estar en los lugares más peligrosos; recibió tres arcabuces y quedó con una mano imposibilitada; le quedó como sobrenombre el manco de Lepanto, de lo cual se vanagloriaba.
Las fuerzas españolas siguieron luchando contra los musulmanes del norte de África; recibió del rey de España instrucciones de atacar Túnez, sacar a los turcos y colocar en el trono a un turco amigo de España.  Era la misma empresa que treinta y ocho años antes había llevado a cabo su padre, Carlos V sin poder triunfar.
La empresa tuvo éxito pero con el tiempo no sirvió; se perdieron las dos conquistas, Túnez y el fuerte de la Goleta.  Hubiera sido inteligente dejar a don Juan como soberano en esas tierras. Pero Felipe temía el poder en manos de su medio hermano, frente a los triunfos logrados.
Después de su triunfo en Lepanto para beneficio de España, tal vez el monarca le tenía cierta aprensión. Juan de Austria era príncipe de sangre, hijo del emperador. Felipe II sostuvo   que era indispensable poner fin al problema de los Países Bajos. Así podía mantenerlo bajo su dominio sin permitirle volar con sus propias alas. Era un gobernador español en medio de rebeldes flamencos.
Juan de Austria  despidió las tropas con pagos atrasados; pidió un crédito prestado  de más de 150.000 escudos al Papa Gregorio XIII, destinado al proyecto inglés para restablecer el catolicismo en Gran Bretaña. Hizo lo imposible para conseguir la paz en Flandes.
El Pontífice quiso otorgarle un reino pero  Felipe II se opuso y lo envió a un destierro disimulado, lugar que padeció, con un ejército que no recibía  paga y clamando al rey  por ser absuelto de ese cargo sin futuro. Felipe ni siquiera respondía sus cartas. Después de su triunfo en Lepanto para beneficio de España, tal vez el monarca le tenía cierta aprensión y lo acorraló en esa comarca.
Don Juan soñaba con salvar a María Estuardo, casarse con ella y destronar a  la reina de Inglaterra, Isabel I y    convertirse en los nuevos reyes católicos  de Inglaterra, algo que Felipe  temía.
En medio de las penurias de las revueltas murió en Brusela muy joven de unas fiebres.
Se encuentra  enterrado en el Valle de los Caídos.
En 1520, en el primer edicto del Concilio de Trento  Carlos V condenó a muerte a los protestantes. Fueron llevados  a la hoguera en los Países Bajos dos monjes agustinos de Amberes, que ponían en duda los dogmas de Roma.
El emperador deseaba dejarle a  Felipe II un reino pacífico. No sólo no  fue posible sino que terminó con la decadencia de España.
Pero mientras Carlos V usaba la diplomacia y su prestigio para convencer, era de carácter extrovertido y muy activo, su hijo, Felipe II no hizo más que desaciertos. Quiso realizar  el objetivo fundamental de su padre; conservar a Europa unida bajo el Catolicismo y  al mando de los Habsburgo. Luchó tercamente contra los flamencos,  los protestantes y los moriscos y  todos esos frentes no hicieron más que debilitar su reino. Hablaba mal el francés e ignoraba el holandés. Los Países Bajo nunca  lo consideraron su soberano.  Su padre le cedió el mando de Alemania a su hermano Fernando, lo cual hizo que Felipe no heredara el imperio alemán. La  derrota de La Armada Invencible hizo que  Inglaterra no solamente venciera a los españoles sino que además ganase el poder marítimo. Desde ese día  Inglaterra tuvo el poderío  de los mares.
Las ideas de este pueblo del Norte eran diferentes a los pueblos del Mediterráneo. La intolerancia política y religiosa de España rebeló a los flamencos que deseaban como regente a Guillermo de Orange, quien se distinguió  bajo el reino del emperador.
Felipe, terco,  reconcentrado, egocéntrico,  con  enorme capacidad de trabajo, aunque muchas veces su terquedad y afán de control fuera en detrimento suyo y de España. Designó como gobernadora a su media hermana, la duquesa Margarita de Parma, aunque limitada en su regencia pues debía someter todo a consulta. Hubo tensiones entre ella y el Consejo de Estado y entre los soldados y el pueblo con un posible levantamiento. El rey desde España tardo un año en decidir retirar las tropas y apaciguar los ánimos de los flamencos.
Muere Felipe II y sube al trono su hijo Felipe III, abúlico e incompetentes que dejó  el  gobierno a manos de su favorito. Su hijo Felipe IV no será mucho mejor y puso fin su incompetencia al imperio español.


EL DECLIVE DEL SOBERANO FRANCÉS

Sufrió una gran desilusión  con la nueva guerra  civil en Inglaterra, que destronó a James II, en quien  había puesto sus esperanzas.  El rey inglés se convirtió al catolicismo -a cambio de una  inmensa  fortuna cedida por  el rey francés-  que llevó al pueblo otra vez a una masacre entre protestantes y católicos nuevamente. Cometió  un gran error; le vendió el puerto de Dunkerque a Francia, acto que los ingleses no le perdonaron jamás pues era capital para ellos un lugar seguro en el continente.
Los ingleses pidieron socorro a Guillermo III de Orange,  rey de Holanda, casado con  María, hija del rey depuesto, María, que fue creada en la religión protestante.  
Cuando James II le propuso a Luis XIV que lo ayudara para regresar por Irlanda y luchar contra su yerno holandés, éste  le cedió algunos oficiales pero no tropas francesas.
En poco tiempo Guillermo III tuvo a la isla bajo su control y sin derramar una gota de sangre. Francia se asustó y le envió tropas a James II. Guillermo pasó a Irlanda para combatir personalmente contra su suegro y le infligió tal derrota que el monarca inglés perdió su coraje y huyó a Francia en su segundo exilio con su familia (estaba casado en segundas nupcias y tuvo un heredero que murió, dejando un hijo)
En 1688 Luis XIV invadió el Palatinado; entró a la cabeza de sus tropas  sin ninguna explicación. La destrucción y violencia dejó asombrada al resto de Europa.  Los dragones que formaban la delantera cometieron todo tipo de actos violentos  a sangre fría y sin necesidad; incendiaron ciudades históricas. Existe aún un castillo en Heidelberg que guarda las señales del vandalismo de esa época.
Detrás venían los carros llenos con el botín y los prisioneros  alemanes atados de a dos. El rey quería asegurarse la dominación del Rin y necesitaba quebrar de una vez toda la resistencia alemana. La desgracia del Palatinado contribuyó al  odio de Alemania contra Francia.
De esta guerra nació la guerra europea para vencer al invencible Luis XIV. Desde  1688 los estados alemanes, Brandeburgo, Saxo y Hannover  entre otros,  se  comprometieron  a defender las fronteras del Rin.
En noviembre Francia se vio forzada a declarar la guerra  a los Provincias Unidas y, en abril, a Felipe IV
Los aliados creían poder someter a Francia. Decidieron paralizar todo el tráfico naval destinado a Francia, y a los países neutrales. La Liga de 1692 logró una importante victoria que compensó la derrota de dos años atrás.
Ese año a Luis XIV se le ocurrió invadir Inglaterra pero los ingleses se enteraron del plan real y rechazaron a los invasores con toda ferocidad. Fue una derrota donde todo el pueblo se unió y olvidaron sus diferencias en Pro de defender su país.
La flota inglesa junto a la holandesa navegó aliadas y en junio se encontraron  con la flota francesa cerca de Normandía.  El almirante francés  juzgó mejor retirarse antes de continuar  una victoria imposible, que finalizó  con el proyecto  del soberano  de invadir Inglaterra. El dominio del mar quedó para Inglaterra. Fue un gran triunfo para Guillermo,  rey de Holanda y de Inglaterra.   Los  Países Bajos conocían  la superioridad militar de su enemigo, quien tomó y quemó Holanda, bombardeó Lieja y en 1692  venció al rey holandés. Guillermo sufría las derrotas sin perder de vista su objetivo.
Desde el principio de la guerra el rey Sol intentó desunir a los miembros aliados. El duque de Savoya fue el primero en abandonar la alianza. La traición de Savoya fue un triunfo diplomático francés; en 1695.  Francia intentó una paz parcialmente aceptada,  
Guillermo tomó Namur. Francia bombardeó durante 36 horas a Bruselas, capital de Los Países Bajos, que defendida por Maximiliano de Baviera
La capital resistió y los soldados franceses huyeron apresuradamente de la Grand Place; 3.850 casas fueron destruidas; la gente dormía en carpas en el parque.
Como  perdió sus recursos económicos, Francia aspiraba a la paz.   La emigración de los hugonotes, gran error del rey que los obligó al exilio- se empezaba  a hacer sentir sus consecuencias. La mala cosecha sembró la miseria entre los campesinos; Luis comprendió que su reino se encontraba al límite de sus fuerzas.  
Comenzaron las negociaciones de paz, pero no se firmó hasta 1697, en un palacio de Flandes; El   Tratado de Utrecht estuvo listos: Francia  por un lado e Inglaterra, Holanda y España del lado opuesto.
Las condiciones de paz eran asombrosas. Luis XIV debía devolver todas sus conquistas al este del Rin y todos los territorios reunidos, excepto Alsacia,  Luxemburgo y Estrasburgo. Tuvo que comprometerse a no efectuar la mínima tentativa para destronar a Guillermo III de  Inglaterra, aunque residiera en Holanda.
Francia no salió  realmente derrotada   de una batalla,  pero sí   le impusieron un límite para siempre a su expansión  territorial. El objetivo perseguido por Guillermo de Orange  se cumplió. James II murió cuatro años después, sin intentar una nueva conquista al trono.
(Guillermo III murió y su mujer María reinó. Al morir sin hijos, su hermana Ana reinó en Inglaterra. Luego del Tratado de Utrecht, los ingleses quedaron insatisfechos y otros resentidos. Entre los resentidos se encontraba España, que tuvo que ceder los Países Bajos y sus posesiones en Italia. (No olvidar que Felipe IV era suegro del rey Sol).
Ana, tuvo 19 hijos, múltiples hijos recién nacidos muertos, algunos abortos naturales y -al no vivir ninguno- cedió el trono a la dinastía de Hamburgo, al rey Jorge I. Reinarán  cuatro  reyes incompetentes,   no interesados en Inglaterra, regresando durante meses a su país natal hasta que muere Jorge IV y sube al trono su sobrina, la reina Victoria). 

EXPANSIÓN HOLANDESA: COMERCIO Y COLONIZACIÓN

Juntos con Portugal fueron los primeros colonizadores. Necesitaba  expandirse y eran excelentes marinos. Al independizarse Holanda, pasó a ser una de las mayores potencias económicas y coloniales del mundo. Ambos países fueron colonos antes que Inglaterra y Francia; se extendieron en América, India y sus barcos llegaron hasta el Báltico, el Mediterráneo, el Adriático y el Pacífico. Ámsterdam era luego de su independencia  el centro económico neerlandés; su edad de oro y su poderío fue a fin de del S XVI.
Cuatro barcos llegaron a ese continente al Cabo de Buena Esperanza y a Java; fundaron factorías en la colonia del Cabo e  informaron a su país de  las posibilidades que ofrecía la India.
Los holandeses pretendían y lo lograron expulsar a los portugueses de sus colonias; poseían 800 naves entre Guinea, la costa occidental de África; de allí se dirigieron al sur del continente y de allí a la India, importando marfil, perlas, café, té, especias, arroz, sedas, etc. Fue un gran éxito. Fundaron la Cía. de las Indias Orientales con el predominio de su monopolio al comercio índico; era un estado dentro de otro Estado de las Provincias Unidas. De este modo eliminaron a Portugal de sus posesiones. El centro holandés estaba en la isla de Java, fundada por un holandés.
Siguieron rumbo a Siam, Japón y Australia; descubren Nueva Zelanda diez más después.
Las colonias fueron también por el Atlántico. Crearon una Segunda Compañía de las Indias Occidentales. Desembarcaron en la primera mitad del S XVII en Brasil, tomando Bahía y el litoral de Cuba. Además sus piratas capturaban la plata que traían los españoles en su flota. Durante 40 años se mantuvieron en Brasil, expulsaron a los portugueses.
Su colonización en América fue breve. Los balones fundaron en Hudson Nueva Ámsterdam, hoy Nueva York pero los ingleses pronto se apoderaron de ella. Holanda y España eran las mejores flotas marina del momento. Recién con Isabel I el poderío marítimo será británico.




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