sábado, 11 de agosto de 2018

La batallade Lützen S XVII


 Existen diferentes conflictos en Europa.  Lutero impulsa desde el norte,  La Reforma en el Sacro Imperio Romano Germano; traerá como consecuencia la Guerra de los Treinta años, que finaliza con la paz de Westfalia, en 1648.
Fernando II ofendió la libertad de culto. La  guerra se tornó compleja.
a) La paz de Augsburgo -en 1555- definió el plazo hacia nuevas fricciones. Sólo los luteranos y católicos lograron acuerdos: los calvinistas fueron los grandes ausentes.
b) La aparición del Estado moderno cuestiona una geopolítica que privilegió a los imperios desde la dinastía de los Habsburgos. Las potencias de Escandinavia eran Dinamarca y Suecia; junto  con las Provincias Unidas fueron los países protestantes que pretendieron impugnar la hegemonía de  los Habsburgos, mientras  Inglaterra se quedó  -fuera del conflicto.
 En Francia; reinaba Enrique IV, que se volvió católico por conveniencia, siendo antaño el jefe de los hugonote. Los intereses políticos y geopolíticos consolidaron las alianzas de esta larga guerra que marcó  a fuego las luchas políticas internas de mayor envergadura.
Ciertas regiones  estuvieron más afectadas que otras, creando una profunda asimetría. Fue una revolución que respondía al espíritu religioso. Los protestantes poseían un rigor de organización y ética, así como una fuerza psicológica que modificó los ejércitos.
La Reforma tiene su apogeo en Holanda y, más tarde en Suecia, donde alcanzó su mejor  manifestación antes de que  el Rey Sol la prosiguiera en Francia. 
Gustavo Adolfo de Suecia  fue un protagonista de esta batalla ética,  un nuevo punto de vista considerado las fuerzas del bien contra las fuerzas del mal, que demonizó al enemigo  llegando a una violencia extrema.  
La Organización de los ejércitos fue la principal contribución del S XVII,  y definió el futuro bélico.
El nuevo ejército de Suecia luchó contra un ejército arcaico. Antes de estas  batallas, Dinamarca se involucró del lado de los protestantes, pero derrotada, se retiró.
Cristián IV, enfermo, muere súbitamente; reinó sesenta años y tenía virtudes políticas, pese a ser un gran bebedor.
Surgen dos protagonistas; el rey sueco y Wallenstein: será un período sangriento.
Wallenstein se casó con una mujer muy rica que -al morir- le deja inmensas riquezas. Venía de una nobleza pequeña de Bohemia, protestante. Se convirtió al catolicismo. Gustavo Adolfo tenía treinta y ocho años y era la figura más positiva, mientras Wallenstein era la negativa. Con su muerte, el rey sueco dejó su impronta; Lützen fue la segunda y última batalla en este período.
El ejército de Suecia anticipó la Grande Armée napoleónica por su poderío, homogeneidad y movilidad, en su  mayoría conformada por  campesinos rudos suecos y  finlandeses guerreros. Reciben el sueldo regularmente y fueron los primeros en llevar uniformes con un equipo de armas más liviano: el peso de las armaduras del  Medioevo pasó a la historia; se aceptaron   las modernas armas de fuego. La infantería se desplazaba con más facilidad.  El regimiento tenía  su cañón que el rey  acorta, lo cual alivia el peso y usa balas de madera. El ejército estaba mejor coordinado; solamente aceptaba mujeres y niños –no prostitutas- mientras el crimen, el robo, la violación eran severamente castigados.
Un año antes, la batalla de Breintenfeld -1630- se modificó la transformación geopolítica y cultural europea.  Se confirmó la hegemonía de los Habsburgos, quienes expulsan a los protestantes
 Flandes, Holanda y Francia  -pese a ser católica- se aliaron con Suecia. Fue una Europa de naciones, no de tendencias religiosas.
Gustavo Adolfo desembarcó en Alemania con una tropa humilde y, un año más tarde tendrá lugar la batalla de  Breintenfeld.
Wallenstein y el conde de Tilly –católicos- provocaron el saqueo que conmocionó a Europa. Príncipes protestantes se aliaron a Gustavo. Suecia recibió un importante subsidio a cambio de respetar el culto católico donde se practicara. Gustavo Adolfo emprendió la campaña. Entró  en Brandenburgo, antes de ser atacado por el conde Tilly, quien le impidió seguir hacia el sur. En Sajonia.  Brandenburgo está a las puertas de Leipzig. Gustavo Adolfo no puede contar más con el ejército sajón. Da el golpe de gracia y se convirtió en el héroe  de la exitosa  campaña. El ejército creció, gracias a los príncipes protestantes que le tuvieron  confianza. Gustavo entró en el sur, región católica, triunfó hasta Munich, donde se enfrentó de nuevo con el conde, quien sufrió una herida mortal.
Fernando II convocó  a Wallenstein, quien recuperó Praga en manos de los protestantes. En septiembre se enfrentó al rey sueco; Wallenstein  resistió e  infligió graves pérdidas al enemigo. El Rey de Suecia no aceptó su error, pero percibe que su ejército se desmorona velozmente. Comenzó su retirada hacia el sur. Wallenstein avanzó hacia el norte. En el intervalo de varias semanas, éste hace lo imposible por doblegar  Sajonia, la principal aliada de Suecia, que intentó recuperar el prestigio   perdido en Nuremberg, para sumar a los protestantes con una serie de éxitos menores. El rey sueco se apoderó del arsenal de München, respetando la ciudad. Las tropas del imperio ingresan
ron en Alsacia y evitaron la guerra (1631).  Los ejércitos se encontraron en noviembre de 1655. Wallenstein no sospechó de los oficiales británicos. Decidió dispersar sus tropas. Se separó de su cuerpo militar. Gustavo Adolfo se aproximó, cercando al enemigo. Wallenstein está convencido que no tendrá que pelear ese año. Por lo general,  se pelea desde mayo hasta el otoño, retirándose en invierno a los cuarteles. Pero al Rey de Suecia no le interesan esos ritos, solamente la victoria final; era un deber religioso, no un acto político. Invitó a los militares a pelear por Dios y por su rey.
Se enfrentaron en noviembre, una noche fría y húmeda. Fue similar a la
 Campaña de Rusia napoleónica en 1812 o a las dos Guerras Mundiales: la violencia de la guerra absoluta.
La carga  de la caballería de Finlandia y Suecia y el caos en las filas de los croatas húngaros y polacos era  espantosa. Los croatas no vacilaron en pisotear hombres para salvarse y escapar. En medio de la lucha salió  un enemigo que disparó por la espalda  al rey. Alguien pregunta quién es ese jinete a lo cual él responde. Fue el rey de Suecia.  Se sabrá la noticia finalizada la batalla. El enfrentamiento se limitará a uno o dos días, como era la costumbre; la batalla fue breve y con energía de seguir la lucha.  Los suecos pelean contra la élite del ejército imperial. Los soldados suecos no vieron a los valones y, pese a su triunfo, no supieron tomar ventaja. La muerte de Pappenheim en las tropas contrarias trajo confusión y desasosiego en las tropas imperiales, Wallenstein pide que protejan las conquistas pero las tropas dudan no se deciden si perseguir al enemigo. Los jefes son asesinados de ambos bandos y quedan sin jefes; una gran niebla cubre el campo y el cansancio físico y mental de los soldados más el desasosiego, al ver caer a sus compañeros por decenas, sin saber lo qué sucede más allá de su vista. Los pierde la incertidumbre y se vuelven incapaces de continuar.  Los soldados suecos están mentalmente mejor preparados que los mercenarios del imperio, Estos son cercados por ambos lados. Entonces surge un acontecimiento inesperado; el capellán de Gustavo Adolfo entona un cántico luterano al cual se suman un puñado de soldados y se propaga. Al invocar a Dios, regresa al campo de batalla con energía y vence el pánico  anterior. La noticia de la muerte de su rey se sabe y se concentran en rescatar sus restos mortales , pero a su vez siembra el terror y creen perdida la batalla.  Ambos bandos no están en su mejores condiciones, Reorganizan las tropas. Wallenstein intenta cerrar las brechas de la defensa y otros organizan la contraofensiva con la reserva de caballería.  A la tarde, 4 PM los suecos lanzan el ataque. El enemigo resiste pero los comandantes imperiales caen uno tras otro bajo el fuego y los soldados quedan a la buena de dios.  Sin embargo, los suecos no logran el triunfo y ambos bandos están exhaustos. Llegan tarde  los valones .  Los checos, que perdieron la mitad de su ejército, desean no luchar al día siguiente para reorganizarse, sin duda una pésima decisión, que lleva a la derrota final de los imperiales. El ejército desmembrado, separado de su artillería, se dirigió a Leipzig y llegó a  Leipzig a medianoche.
 Wallenstein ordenó retirarse a Bohemia: su fatiga era la única explicación pues nunca se recuperará de la derrota.
Suecia ni siquiera se da cuenta que acaba de vencer; recién a la noche lo comprenden; fue una batalla a lo Pirro; la muerte del rey y las pérdidas serán inolvidables. Fue la batalla más importante ganada por el Gustavo Adolfo, pero también donde encuentra la muerte. 
Wallenstein pierde su autoridad y al poco tiempo es asesinado en su casa; no tendrá una muerte llena de gloria, muere en febrero de 1634.
La lucha de preferencia clásica reemplazaría  las guerras de religión de los primeros años de La guerra de los 30 años. Francia entra en escena. Será una nueva generación que marcará los últimos quince años de luchas, Entrarán en escena el español Olivares y sobre todo Richelieu y Mazarin, diplomáticos, y Metternich, y Cristina de Suecia que lucharon por la paz con la misma energía que su padre demostró en la guerra.
 Alemania quedó derruida por esta Guerra; le costará un siglo recuperarse y quedará en un rol secundario, pese a transformarse en una de las grandes potencias europeas.
Desde 1648 las luchas serán en el continente y se enfrentarán con la potencia naval inglesa de Gran Bretaña, que conducirá a  las dos guerras Mundiales.
La batalla de Lützen donde uno perdió la guerra y Suecia a su rey proclamó la guerra  con una violencia que llevará al extremismo total.  La lucha de opiniones llevó a la I Guerra Mundial y, como consecuencia a la continuación de la II Guerra Mundial, donde se llegó al paroxismo absoluto.
La paz de Westfalia aflojará las tensiones de las luchas  religiosas, aunque nada hacía suponer que un día la lucha por las grandes ideas  ocuparía el lugar de las guerras de religión.

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