España musulmana
La conquista de España y el Emirato en el S VI
El fin del califato señaló la caída de la
autoridad con graves consecuencias para la región, dejando el país en un estado
caótico del cual nunca se repuso.
Andalucía logró su apogeo bajo el
poder de dos califas. El primero fue Abad-al-Harman III; el segundo fue su hijo
Halan II, junto a su lugarteniente.
Los califas fueron testigos de una época de prosperidad y de cultura en arte y en
Letras. Fue una potencia importante que
admiraron por sus logros militares,
su riqueza y su cultura, que llegó a su
máximo esplendor y apogeo musulmán en el
Mediterráneo en el S X y XI. Mientras el primer califa logró la unidad entre los diferentes pueblos, confió en los
soldados mercenarios para la defensa de
su protección. Su hijo, Halan II, siguió la misma política pero al dejar a su chambelán Almanzor en poder de los asuntos de estado, este manipuló al califa y encima trajo soldados
bereberes que desnivelaron el equilibrio social, aumentando las tensiones. Los
cultos andaluces, con un gran sentido de
identidad, se sintieron menospreciados por los beneficios de los bereberes.
Almanzor pudo controlar la situación pero, a su muerte, quedaron los resabios;
comenzaron las diferencias y el
caos que duraron siglos a favor de los
cristianos del norte y se afirmaron hasta la Conquista.
Tensiones socio religiosas
La causa
del declive fueron étnicas: visigodos, semitas y árabes. Andalucía fue
conquistada por los bereberes, árabes y una minoría cristiana que, con las
inmigraciones se duplicaron. Los árabes atrajeron a su religión a gran parte de la población
cristiana y judía, totalmente arabizados pero fieles a su religión. Se unificaron de acuerdo a la lengua y sus
hábitos: musulmanes unidos por el Islam, no musulmanes, moros y mudéjares o
moriscos vivían en buenos términos con
los cristianos.
Los musulmanes
Vivían
bajo la clase gobernante desde el siglo VIII a principio del S XI
Convivían pacíficamente social, económica y políticamente en mayor parte por la
unión de los nativos casados con concubinas o esclavas, aunque fracasaron en no
poder formar un conjunto unido por la competencia, el individualismo y la
envidia. Algunos se unían a los bereberes o a los cristianos en contra de los
árabes.
Desde su origen hubo conflictos y
rivalidades. La división entre norte y sur no dejó que se uniera y
formaron un bloque que los llevó desde la tensión social a
sangrientos episodios.
El odio desde Siria entre las diversas
tribus pasó a Andalucía y arruinaron la
relación de los árabes con los recientes conquistadores.
Estallaron los antiguos conflictos en estas
tierras. Tras momentos de luchas hubo otros de paz entre grupos de árabes desconformes
y sublevados. La clase dominante de
Córdoba buscaba reclutas no árabes para proteger a su gente y al ejército Lear
para defender al país.
Los beréberes
Fueron la oleada que conquistó la
península. No se integraron jamás; tenían diferentes étnicas, tomando las
montañas, mientras los árabes se
asentaron en los valles. Siempre fueron
tribales tanto bajo los omeyas como también en los reinos de los taifas.
Tenían lazos en común con los árabes debido
al Islam y también por la lengua arábiga. Vivían los grupos en fricciones. En
el norte eran inquietos y los andaluces eran independientes y buscaban
querellas.
De Damasco llegó un ejército para sofocar
la rebelión de los beréberes, pero fueron vencidos, lo cual hizo que se
rebelaran en conflictos sangrientos.
Cuando gobernaron los almorávides y almohades el influjo de los beréberes siguió siendo
importante, hasta la caída de Granada. Imitaron
a los árabes en la lengua y la religión: había poetas, literatos y eruditos.
Eran musulmanes de ascendencia española:
sus padres eran musulmanes árabes o bereberes, unidos con españoles en tiempos
de la Conquista adoptaron el Islam. Se sentían orgullosos de la herencia
española; eran tan devotos como los muladíes. De origen étnico diferente,
imitaron la vestimenta y lengua árabe, los nombres y genealogías. Ambos eran la
columna vertebral de Andalucía en la vida religiosa, política e intelectual.
Eran más religiosos que los + árabes. De ellos salieron sacerdotes, jueces,
secretarios visires, militares, historiadores y teólogos y filósofos.
Había
descontento contra la aristocracia árabe. Consideraban que eran explotados por
la política musulmana, que preferían antes de los bereberes y árabes.
Esclavos
del norte de España, Francia y Alemania y los países del Este de Europa eran
comprados por mercados pequeños que
asimilaron la lengua y la fe; pronto ascendieron a consejeros y jefes
militares. Tuvieron fortunas y dominios y
terminaron siendo odiados por los árabes. Permanecieron fieles a los
omeyas al final de su dinastía. El gobernante
los apartó del poder y los reemplazó por los bereberes.
Los no musulmanes
Eran una
minoría en el Imperio Islámico. Cristianos y judíos se unieron a la corriente
central de la Sociedad islámica y terminaron por ser arabizados; casi no se
distinguían de los musulmanes. Se les
protegió de la ley religiosa, basado en el Corán. Podían practicar sus
religiones por tener su jurisdicción, gobernar, pactar sus casamientos,
divorciarse, tener sus leyes de alimentos y arreglar sus asuntos familiares y
civiles. Podían trabajar en lo que deseaban. Pagaban una contribución
territorial, a cambio de protegerlos. No debían hacer propagando de su
religión, tener armas ni ser testigos. No podían construir nuevas iglesias y
sinagogas ni ocupar puestos oficiales, pero no siguieron estos mandatos en la
praxis. Varios puestos fueron ocupados
por judíos y cristianos. No fueron perseguidos
al comienzo.
En el S
VIII un califa piadoso promulgó un edicto donde todos sin tomar en cuenta la
raza o el origen eran iguales y no debían pagar impuestos; solo exigía
impuestos a judíos y cristianos y restringían su libertad de moverse.
El Islam
se mantuvo fiel en la tolerancia entre todos los países musulmanes, incluido en
Andalucía. Los judíos tuvieron una buena relación con los árabes y cultivaron
sus capacidades al máximo.
En el S
VII y VIII los judíos se fueron a Siria, Palestina, Egipto y España. Recibieron
a los árabes como libertadores y dejaron de ser perseguidos por la iglesia
dominante.
Vivieron en
armonía con los musulmanes. En el S X se arabizaron durante dos siglos; vivieron en la edad de oro de la literatura
judía, escrita en árabe y hebreo. Incluso la lengua hebraica desarrolló su
gramática y vocabulario usando el árabe como modelo.
S VII -VIII
Los judíos de Andalucía de la península
ibérica sufrieron restricciones bajo los visigodos por ayudar a los
conquistadores que seguían hacia el norte. Encontraron alivio bajo el Islam y
tuvieron importancia en la vida política,
económica e intelectual. Se ayudaron mucho hasta la Inquisición
española. Los que pudieron huir del fanatismo se escaparon a Marruecos, Túnez,
Argelia, Egipto y Turquía donde vivieron siglos sin ser molestados.
En España como en el resto de los países
árabes, los judíos conservaron su religión pero asimilaron su cultura y
hábitos.
Los conversos al Islam o devotos de su fe fueron
arabizados, estando presentes en el
Imperio. Usaron el árabe para expresar y adoptar sus tradiciones y saber.
Escribieron la primera gramática hebraica científica en árabe, usando su
gramática árabe como modelo.
Los poetas de esta religión crearon la
poesía neo hebraica, tomando como modelo
el contenido de su poesía, donde elogiaban el vino, las mujeres y las
canciones.
En filosofía y medicina usaron esa lengua para expresarse: el saber
era su orientación intelectual; los eruditos
hablaban en ese idioma. Los judíos y musulmanes se ocupaban de
filosofía y ciencia.
Europa
estaba en un estado de letargo y estos propagaron el pensamiento árabe por Europa. Conocían el hebreo y el latín y traducían obras al latín, protegidos en
España y Sicilia por los cristianos.
La transmisión del conocimiento árabe ayuda
al surgimiento europeo.
Los mozárabes
Fueron un pueblo nativo que aceptó la conquista musulmana. Parte de los cristianos, bajo el influjo arábigo de su lengua y
su cultura, se convirtió al Islam.
Pagaban un tributo a cambio de protección.
Los judíos tenían sus principios tribunales
y podían ejercer su religión sin problema y tener sus propios monasterios.
Vivían en armonía cada uno en sus barrios. Los mozárabes tenían jueces que
conocían las leyes musulmanas y el
derecho. Tenían un gobernador o “conde” que actuaba de intermediario con el
gobierno central. Se destacaron en Córdoba, Sevilla, Granada, Murcia, Valencia,
Toledo y Zaragoza; vivían en pueblos, dedicados a la agricultura; conservaban
los nombres árabes y sus costumbres y en épocas de crisis política y
económica se rebelaban de la autoridad
musulmana. Algunos mozárabes negaban a
Mahoma para ganar el cielo, instigados por el clero.
Se unieron a los muladíes, sublevándose con
el gobierno central.
Los mozárabes lucharon en los ejércitos
musulmanes contra el norte. Se destacaron en la vida social, económica,
política e intelectual. Se unían en
matrimonio con los musulmanes, aunque siguieran cada uno practicando
su religión. Los mozárabes tuvieron un papel capital en el intercambio
sociocultural.
En el S X vivían en paz bajo el dominio
musulmán en la época de los dos grandes taifas más conocidos tuvieron influjo en la vida de Andalucía en la
artesanía, construcciones y literatura. Les gustaba la lengua, su cultura y las
ciencias árabes.
En el S XI
hubo tolerancia entre cristianos y
musulmanes pero desde el principio del S XI, con Andalucía desintegrada, los
mozárabes junto al resto fueron víctimas del caos y el desorden de la ley. La
relación entre ellos sufrió un cambio. El cistianismo del Norte se
interpuso entre los mozárabes y
musulmanes, logrando que reine la desarmonía entre ellos bajo los reino de
taifas, deteriorando su buena relación. La intolerancia religiosa los separaba
y los obligaron a vestirse de modo particular para diferenciarse de los
musulmanes, aunque también estos sufrieron
represiones.
Los moros y los mudéjares
En el S XI,
con la caída de Toledo en 1085, muchos musulmanes vivían bajo el yugo
cristiano, recibiendo el nombre de moros; en general se usaba este apodo con los
beréberes mientras los demás eran prácticamente puros.
Después de
la Reconquista, quienes tuvieron que convertirse
al cristianismo fueron llamados moriscos,
fieles a su religión.
A los
mudéjares se le permite quedarse hasta
1492 que fue la Conquista de Granada.
Los
mudéjares y los mozárabes estaban
sometidos a los cambios de la epoca. Al inicio pudieron vivir en tierras
cristianas pero pagando un impuesto. Los cristianos se favorecieron por su
capacidad en el comercio pero, con el tiempo, descollaron también en la
industria, la agricultura, arte y arquitectura. Tenían libertad de practicar su
culto, sus costumbres y gobierno local. Con los años olvidaron su lengua natal, su herencia, su
culto y costumbres hasta que terminaron
siendo expulsados.
La Inquisición
Desde el S VII al S XI las relaciones entre
ambas religiones fueron buenas pero se fueron deteriorando, llegando a ser
intolerables. Los motivos fueron religiosos, económicos y políticos y acabaron
en el S XV con la expulsión y exterminio del pueblo entero, en nombre de la Fe
cristiana.
El árabe o musulmán fue siempre
menospreciado como un ser sensual e inferior. Era considerado una amenaza con
su harem repleto de bailarinas; un hombre obeso, laxo y corrupto que les robó una gran parte de sus tierras
durantes ocho siglos. Los Reyes Católicos se opusieron al Islam con energía.
Pero hubo siglos en el cual se toleraban los musulmanes, los
islamicos y los cristianos. Aún con la caída de Toledo y pese a las guerras se llevaban bien.
Alfonso
VI conquistó Toledo
El más poderoso gobernante cristiano le exigió tributos. Alfonso X fue rey de los
tres credos religiosos que convivían
pacíficamente en su reino.
El Cid vivió con ellos y halló refugio,
cuando fue exiliado por Alfonso VI. Cuando conquistó Valencia, los apoyó y fue
comprensivo con sus problemas. El clero presionaba para que se levantaran
contra los judíos y los musulmanes con el fin de demostrar que la fe de Cristo
era la verdadera. Los musulmanes perdieron terreno ante los cristianos del
norte y por ser en ese entonces un gobierno débil. Su situación se volvió
precaria.
Por primera vez apareció en España la
intolerancia, junto con los beréberes en el sur y los monjes de Cluny en el
norte. La vida de los mozárabes pasó a ser vulnerable en tierras musulmanes y
empeoró cuando el gobierno almohade expulsó a todos los que no desearon
convertirse.
En el S
XI España sufrió presiones
internacionales. La Primera Cruzada se convirtió en un interés
político; no tenían un compromiso con los musulmanes de Andalucía. Cuando se
conquistaba una ciudad, la iglesia insistía en que las propiedades fuesen
confiscadas y los ciudadanos debían morir o ser prisioneros. El Pontífice prohibió
a los cristianos relacionarse con los musulmanes. Debían llevar ropas
especiales para reconocerlos. Era despreciado todo lo que era mahometano.
Granada
Último
bastión de la Reconquista, el mismo año que Colón descubrió América -1492-
El siglo XI
fue desastroso para los musulmanes en España como en el resto del Mediterráneo;
fue el inicio del derrumbe del poder musulmán en Iberia.
La
primera cruzada en 1098 fue
impulsada por el papa Urbano II..
El éxito llegó al centro del mundo islámico
en Siria, Palestina; los musulmanes
estaban desmembrados políticamente y corrían varios peligros externos.
El S XI fue in crescendo en occidente y alteró
el siglo anterior. La reconquista continuó. Los reyes se convirtieron en
tributarios de Fernando y de su hijo ALfonso VI, quienes llegaron hasta Sevilla
y Granada. Fernando tomó Toledo en 1085 lo cual desestabilizó el
equilibrio de las fuerzas peninsulares. El destino de Andalucía estaba decidido
hacía tiempo. Las tropas de los catalanes, franceses, normandos y otros aparecieron
en las guerras entre cristianos y musulmanes.
La orden religiosa de Cluny intervino en
los temas españoles y avivó las pasiones de la religión. La orden recibió ayuda
papal, creció y tuvo impacto en las costumbres de los reyes.
También los comerciantes de Pisa, Génova y
otras ciudades -hostiles a los
musulmanes en el S X- atacaron Cerdeña y otras colonias paganas, llegando con
éxito a Túnez. Los Normandos eran
poderosos entre los musulmanes de Sicilia dividida. Algunos pequeños jefes
pidieron socorro a los bizantinos y africanos del norte pero no tuvieron
interés.
Finalmente pidieron ayuda a Roger Guiscard
de Calabria para que los salvasen de los enemigos quien aceptó y de ese modo
tomaron un gran número de ciudades. Fue el inicio de la conquista normanda que
duró hasta 1091 y
puso fin al poderío musulmán en la isla.
EL CABALLERO CRISTIANO
La nación
comprende el presente, el pasado y el futuro. Es un estilo de vida que muestra
a los españoles en su conducta, un símbolo español es el Quijote y Sancho Panza
y otro sería el Cid Campeador, don Rodrigo Ruiz Díaz de Vivar.
El
caballero cristiano es noble, hidalgo, orgulloso, tenaz, trabajador y hasta
terco. Es religioso, tiene voluntad y su Honra y Honor no debe ponerse en duda.
Es concreto pero idealista, jamás snob ni kitsch, sobrio y nunca ostentoso. Si
tiene fortuna no habla de ella; nunca es servil.
Es el
paladín que arregla entuertos; era ley del caballero cristiano no someterse a
ningún código. Se inclina frente a Dios
y acata sus designios. No es mezquino, sí austero y sencillo.
El símbolo
de su arquitectura es EL Escorial en piedra lúgrubre y un estilo sobrio. Forma
parte de un convento unido al los aposentos reales, por donde el rey enfermo y envejecido con gota y sifilítico
oía misa desde su lecho. El espíritu
religioso predomina en casi nulas estatuas paganas, sí muchas en madera
cromáticas, arte que se expande por los Países Bajos tierras que pertenecían al
imperio español y en América del Sur por su colonialismo.
Cuando no
está de acuerdo sabe expresarse bien y defiende sus ideas en cuanto a religión.
Siente desprecio por la muerte pues la vida la toma como un tránsito para
llegar a unirse con Dios.
Altivo,
jamás habla de su riqueza ni de sus títuulos los acepta sin ostentación.
Prefiere ser humilde que servil. En
Fuenteovejuna de Lope de Vega lo registra la magistralmente.
Es
consciente de su dignidad no de sus posesiones. Se siente llamado a cumplir una
misión. Se guía por sus palpitos y no es calculador. No se deja impresionar por
el ideal de los demás.Prefiere las relaciones reales que las formales, que
finalizan siendo abstracciones que no le interesa.
No se
inclina frente a la autoridad. No codicia bienes ajenos, no conoce el rencor. Es
hispánico no reconoce lo que no coincide con su norma.
Su lado
crítico es no mosrarse dispuesto a admirar la superioridad artística, literaria
o científica. Su arte lo refleja un Greco, un Quijote, Quevedo, huye de lo
falso de lo no auténtico.