Pese a su superficie, Rusia posee un litoral europeo reducido, que bordea el Océano Ártico y el mar Blanco. Posee una red fluvial de ríos navegables; el Volga, de 3.700 Km. con numerosos afluentes. El Oká, con sus 1550 Km. y también numerosos vías fluviales; el Rin posee 1300 Km. El Volga tiene la desgracia de desembocar en el mar Caspio, no en el Mediterráneo. Muchos de estos ríos en invierno permanecen helados como también el mar Blanco. El Dniéper es el mayor río que desemboca en el mar Negro, donde se corta en varias cataratas. El Volga, el Dniéper y el Neva son arterias primordiales para el tráfico económico. El primero desemboca en la antigua capital de Kiev, El Volga en Moscú y el Neva en San Petersburgo.
Los pueblos eslavos abandonaron sus lugares de
orígenes y se extendieron hacia el Este. Las invasiones germánicas
en occidente provocaron ese vacío.
Cuando finalizaron las migraciones -a fin del S
VII- ocuparon la llanura de Europa Oriental, tierra fértil atravesada por
numerosos ríos. Vivían de la agricultura, de la pesca, de la caza de animales,
de sus pieles, del alquitrán, de la miel y de los cirios para las iglesias.
Eran paganos, practicaban la poligamia, rendían culto a las fuerzas de la
naturaleza, al trueno, al relámpago, pero también a los elfos y gnomos;
ofrecían sacrificios de animales a los dioses y a sus antepasados.
Sentían pasión por el canto y la danza y eran hospitalarios. Al norte del
Cáucaso y del mar Caspio, el imperio de los cosacos protegía a los eslavos de las
invasiones de los pueblos nómadas asiáticos.
Cosacos y rusos.
Los primeros eran de origen turco que adoptaron la
religión de los judíos en el S VIII. Era un centro comercial entre Europa y
Asia. Los cosacos pasaron al mar Negro y
llegaron hasta Bizancio, con quien iniciaron el comercio; fueron los primeros
en conectarse con los árabes y con los primeros rusos.
Otro pueblo entró en acción: los cosacos -en el
Norte- con una organización política. Eran suecos, vikingos, marinos y
comerciantes de rubia o rojiza cabellera, que los eslavos llamaron rusos y
fundaron el Estado de Rusia.
Nóvgorod y Kiev,
En ese entonces era donde residía el gran príncipe; ambas ciudades fueron mercados a lo largo de los ríos que unen el Báltico con el mar Negro. Los rusos introducen el comercio, sin dejar por ello la caza ni la agricultura. El gran príncipe protegía las ciudades mercantiles y las rutas del comercio. Para alimentar las tropas ideó impuestos que se pagaban con pieles, cera y miel, que a su vez exportaban.
Kiev fue esencialmente comercial, Alemania entró en relaciones diplomáticas con los rusos. El gran príncipe cargaba enormes barcos con cincuenta hombres cada uno y otros mercaderes se unían a ellos; seguían la tradición de los vikingos, navegaban ríos hasta el mar Negro, donde llegaban hasta Constantinopla. Exportaban esclavos y pieles. Hasta el S XII no hubo mayormente productos agrícolas.
Los primitivos rusos dominaron las tribus eslavas
con refuerzos de Suecia, pero las migraciones se agotaron: las comunidades
germánicas fueron absorbidas por los eslavos que hablaban su lengua.
El principado de Kiev
Vladimir fue el primero en
imponer el cristianismo; al principio de su reinado fue un déspota, capaz de
sacrificios sangrientos; apasionado por las mujeres, intentó hacerse musulmán
pero desistió.
Vladimir II y la decadencia de Kiev: origen de
Rusia
El nieto de Yaroslavl detuvo por un tiempo la
decadencia del primitivo imperio ruso. Luchó contra los enemigos del exterior.
Fue el más valiente de los príncipes moscovitas. Protegió a los campesinos con
leyes contra los terratenientes; era un soberano humano que protegía a
las viudas y a los huérfanos; sentía pena por los pobres y creía que el reino
era un poder político transitorio otorgado por Dios. Muere a mitad del S XII.
Se independiza el imperio en nuevos y diversos
principados.
Kiev sucumbe como Roma. En esa ciudad se encuentran
las iglesias más bellas con mosaicos espléndidos y sus principales monasterios,
siendo un centro cultural importante.
Dominación tártara
En el S XIII, Gen gis Kan invadió
Rusia meridional a la cabeza de bandas salvajes; estableció un estado mongol
llamado Horda de Oro, que sometía a los principados rusos y asediaba a Kiev,
capital del imperio.
En el S XIV pasó el poder a
Polonia y fue llamada la pequeña Rusia, pero a mitad del S XV
continuaron las invasiones de los tártaros.
Durante dos siglos y medio los
rusos no tuvieron contacto con Occidente. No tenían libertad y debían pagar
impuestos al Kan, que se imponía por el terror. A los jóvenes rusos se los
reclutaban para pelear. Las mujeres más bellas eran llevadas a su harén. Los
príncipes rusos debían presentarse en la Corte para rendirle tributo
y sumisión. Los sufrimientos del pueblo ruso, sometido a los mongoles,
aumentaron con las malas cosechas, más la hambruna y para colmo la peste negra,
que diezmó a la población, al mismo tiempo que azotaba a Europa.
Nóvgorod, ciudad mercantil, escapó del yugo y
conservó su vitalidad política y económica por estar aislada con bosques
y marismas que la hacían inaccesible por el Sur. Estuvo a salvo de las
invasiones tártaras y solamente les pagaba un tributo. Eran emprendedores;
explotaban cera, pieles y cueros. Fue la capital desde el Océano Ártico hasta
los Urales, en el límite con Siberia. Conocían la moneda y tenían comercio con
Bizancio y Asia, hasta los pueblos bálticos. Vencieron a los suecos, a los
finlandeses y noruegos, aunque debían subordinarse y pagar el impuesto al gran Kan.
Alejandro, llamado el héroe salvó a Rusia de la
desesperación. Los moscovitas llegaron a socorrerla; pensaban invadirla por su
lugar geográfico favorable, como una especie de Mesopotamia que la convertía en
el mejor punto defendible de cualquier invasión bárbara. Esta
fortificación atrajo a los campesinos, lo cual aumentó su población y las
rentas del príncipe.
Iván III, Mitad del S XIV
Muchos refugiados de la
pequeña Rusia se establecieron junto al Volga y se relacionaron con
la gente de Finlandia, se fusionaron con los eslavos y fueron llamados los
grandes rusos, los cuales impondrían su hegemonía. Moscú reemplazó a
Kiev; se encuentra situada en el afluente de Oká -que nace en el
Volga-.
Los boyardos residían allí; sería el principio de
peleas y crímenes entre la dos familia que intentaban gobernar. El príncipe Dimitri, a fines del XIV, derrotó
al Kan tártaro. Los tártaros no se repusieron jamás, debilitándose por
completo.
Moscú se impondrá como capital; fue fundada
en el SXII; dos siglos después era una ciudad mercantil que seguía
pagando tributo, aunque los moscovitas lograron rebelarse contra ese pago
injusto, gracias al príncipe Dimitri en esa ciudad. Fueron cien
años de luchas por su libertad.
Iván III venció a los mongoles. Se hizo coronar Zar
-que en ruso significa César- convirtiendo a Moscú en una ciudad imperial.
Sus arquitectos construyeron diez y nueve torres, además de palacios,
iglesias y una muralla.
Iván se casó con Sofía, sobrina del emperador de
Bizancio y con la caída de Constantinopla, Moscú fue la heredera del imperio
romano de Oriente, siendo considerada la tercera Roma. Agregó a su escudo
el águila bicéfala de los bizantinos. La orgullosa zarina impuso en Rusia el
rígido ceremonial de la corte bizantina; hasta ese momento el príncipe era
considerado el mayor terrateniente del país, pero lo nueva etiqueta de la corte
lo convirtió en un ser excepcional.
Iván III fue la primera monarquía absolutista, distanciada
de su pueblo, que sólo podían arrodillarse frente al paso del monarca divino. Fue un excelente diplomático, dejando libre al
adversario para luego vencerlo con astucia. Su mayor enemigo era el ducado de
Lituania, que aprovechaba las invasiones tártaras para dilatar sus fronteras a
expensas de los rusos y polacos. Danzig, al noreste, cerca del
Báltico, le otorgó un puerto importante. Logró un poderío mayor,
gracias a unirse con Polonia, a fin del S. XIV. Lituania fue
una amenaza constante para Rusia, cuando se unió a los polacos.
Durante el reino de este zar, los rusos pudieron
ensanchar su territorio hacia el oeste, disminuyendo notablemente el
poder de los lituanos y polacos. El Dniéper pasó a ser la frontera occidental
de Rusia.
Iván III ensanchó las fronteras, venciendo a los
caballeros teutónicos, -Orden de caballería alemana en Tierra Santa, a fines
del S XII- expulsada de Palestina por los musulmanes. Con suma habilidad logró que trescientas carretas
llenas de oro, plata, piedras preciosas y otros tesoros se desviaran hacia la
capital, logrando trasplantar el comercio a Moscú; invitó a los
extranjeros comerciantes a desarrollar su tráfico con Moscú y de este modo Nóvgorod
perdió su importancia comercial.
El estado tártaro
Cuando murió Iván III, luego
de cuarenta y tres años de reinado, subió Basilio que
-al casarse en segundas nupcias con Helena- tuvo un hijo, Iván IV el
Terrible, nieto de Iván III.
Basilio murió, cuando su hijo tenía tres años. El
reino estaba en manos de su madre, que murió asesinada
cuando él tenía ocho. Hasta cumplir catorce años hubo catorce
crímenes por el derecho al trono. La rama de los boyardos luchaba por el poder;
finalmente vencieron e Iván IV el Terrible fue
coronado Zar de todas las Rusias; reinó desde los diez y seis años en un
ambiente similar y cruel al de su infancia. Fue el más déspota y cruel de
los tiranos.
Le gustaba cazar, leer y escuchar misa diaria.
Construyó La Catedral de San Basilio -en honor de su padre- y se casó
con su amada Anastasia. Fue su período calmo. Cuando Anastasia dio a luz
por sexta vez y muere, el Zar se convirtió en un ser cruel, torturando
y asesinando. A los treinta años dejó el poder y abandonó Moscú. A pedido del
pueblo regresó, pero exigió un poder autócrata.
El terror comenzó; creó una policía de seis mil
hombres con caballos y trajes negros, que durante ocho años aterrorizó a los
pueblos. Cuando los tártaros de Crimea atacaron, no pudieron defenderse y
Moscú volvió a ser quemada.
En 1581, el zar mató a su hijo y a su nuera
en un ataque de furia; luego lo lloró con desconsuelo. El 16 de
marzo murió de repente fulminado.
El imperio era un caos; el pueblo comía pasto,
raíces o carne humana. Además de las invasiones tártaras y las revueltas de los
campesinos, soportaron las invasiones suecas. Finalmente
lograron expulsarlos.
A su muerte subió Miguel, de diez
y seis años, un pariente lejano con una gota de sangre Romanov; allí comenzó
esta dinastía.
Alejo, hijo de Miguel, fue el segundo zar de los
Romanov. Antes de morir, la regente Sofía hizo coronar para conservar el
control a Pedro I -de diez años- a su hijo, débil y enfermo,
medio hermano de éste. Pedro abandonó el Kremlin con su madre; adolescente,
inició la construcción de casas de madera en San Petersburgo con trescientos
ayudantes. El zar intentaba ganar el poder. Sofía no podía ignorar a
Pedro que, con sus diez y siete años, medía 1.99 y a quien dos
regimientos rusos protegían: finalizaron por apoyarlo a Pedro. Sofía fue
forzada a entrar en un convento, aunque todavía su hijo y Pedro
reinaron conjuntamente unos pocos años, hasta la muerte de Iván.
Pedro fue soldado, marinero, y reformista.
Asesinó a todos los que habían matado a su familia. En Rusia hubo
dos familias potentes que se pelearon siempre por el poder y lo
hacían con suma crueldad. Por ejemplo los tiraban desde lo alto y los perros
hambrientos los comían al caer.
A Pedro I le fascinaba todo lo
moderno. Para él, el futuro de Rusia estaba en Occidente; era un enamorado de
las embarcaciones e hizo construir una flota; Rusia no tenía costas y el zar
deseaba un puerto marítimo, una ventana al mundo. A los veintitrés años lo
logró. Pese a que los rusos fueron vencidos por los turcos, Pedro I hizo
construir una flota y conquistó un puerto en el Mar Negro.
Partió hacia Europa por un año y medio y con
doscientos noventa hombres; le interesaba conocer todo lo relacionado con
lo naval; fue a Holanda donde aprendió e incluso construyó una fragata
con sus propias manos. Viajó a Inglaterra donde, como buenos rusos, se
emborrachaban y destruían las mansiones en sus orgías: los ingleses los temían.
En Rusia había problemas en el reino y tuvo que
regresar, con tristeza; Moscú era deficiente, comparada con Europa;
soñaba con una Rusia occidentalizada y ser considerado europeo.
Creó un puerto en el Báltico.
Suecia peleó durante veinte años contra los rusos;
los suecos habían invadido parte del suelo ruso; Moscú fue incendiada por
segunda vez; el ejército ruso atacó en pleno invierno a los suecos
y éstos -minados por el frío y la hambruna- fue derrotada.
Pedro I se mudó a San Petersburgo; tenía
veintitrés años; galopaba diariamente para gobernar desde Moscú.
Construyó hospitales, museos, una nueva armada y un ejército y hasta una nueva
corona al estilo europeo, la cual se usaría en todas las futuras
coronaciones. El zar deseaba una alianza con
Francia, donde reinaba Luis XV pero París no sentía interés.
De repente muere Carlos XII en Suecia.
Siguieron las muertes durante tres veranos en el litoral de Suecia,
aunque los territorios adquiridos en la costa del Báltico permitieron a Moscú
mantener mayor contacto con los occidentales.
Cuando Pedro I fue coronado zar, Rusia estaba
inmersa en las tinieblas del Medioevo; era un país agricultor y nada conocían
de ejércitos, naves o armas. El zar creó un ejército disciplinado, con cien mil
hombres más otro ejército con cosacos y tropas irregulares. Creó también
la flota rusa con cuarenta y ocho navíos y ochocientas galeras. La disciplina
era rigurosa: quien se retiraba, debía morir.
Necesitaba mucho dinero para equipar la armada y la
marina. Aumentó la economía rusa y el mercantilismo; se ocupó de hacer crecer
el comercio y la industria; las ciudades se volvieron autónomas y los burgueses
no debían hacer el servicio militar; creó nuevas industrias y acogió
amistosamente a los extranjeros inmigrantes; la mayoría obreros,
artesanos y profesionales. Convenció a los cosacos y campesinos de criar
carneros de una raza mejor; obligó a los agricultores a emplear
la guadaña en la ciega de cereales. Crecieron las fábricas para curtir e
hilar, así como los talleres mecánicos y astilleros, que dieron trabajo a
cincuenta mil obreros. La importación aumentó, pese a que los
productos nacionales no estaban todavía a la altura de los extranjeros.
Los mineros fueron favorecidos gracias
a la mano de obra de los prisioneros de guerra extranjeros; tenían hierro
suficiente para cubrir sus necesidades e incluso para exportar. La fábrica de
armas -fundada por un técnico holandés a principios del XVII- proveía de armas
de fuego a todo el ejército y la flota.
Su proyecto más importante fue
concentrar todas las rutas de importación y exportación desde San Petersburgo,
mejorando las comunicaciones entre la capital y el interior del país a través
de caminos y canales. Abrió un canal que acortaba el trayecto de San Petersburgo
a Nóvgorod, evitando otros trayectos peligrosos.
Fue el primer zar comerciante de Rusia, La familia
Romanov se reservaba el monopolio mercantil de la sal, el alquitrán, la potasa,
la seda de Persia y las pieles de Siberia. La corte de Pedro parecía una
inmensa oficina comercial, donde se discutían los precios de las diferentes
mercaderías.
Reformó la actividad económica sin pensar
mayormente en el pueblo. El bien de la nación era su leitmotiv para elevar el
nivel económico ruso, pero los campesinos trabajaban más sin recibir por ello
compensación alguna; morían millones de hombres por exceso de
trabajo, llevando una vida miserable: parecían bestias de carga. El pueblo
estaba totalmente oprimido por los impuestos, el derecho de moler o de pescar,
los derechos a la sal, el vodka y el tabaco. Muchos campesinos pasaron a
ser mendigos; otros murieron. Azotaban a los morosos: todo eran palos,
sanciones, o amenazas, Eran personas habituadas a vivir en las peores
condiciones infrahumanas. Los campesinos hubieran preferido no tener
hambre que abastecer tantos cañones, fusiles y alimentar al ejército.
Pedro I no consideraba que los altos puestos
públicos debieran ser reservados a la nobleza; le interesaba más la eficiencia
que el origen social. Un soldado podía elevarse al rango de general o llegar a
ser mariscal y cuando llegaba a ese grado en su carrera militar era
inmediatamente ennoblecido.
Se interesó por las mujeres; las sacó de los
hogares, encerradas casi como las orientales en un estado de esclavitud, pese a ser todavía incultas, sin
un papel definido en la sociedad; pretendía elevarlas al mismo grado que las
mujeres occidentales aun que necesitaban educación y cultura: la libertad
solamente no les servía.
Consiguió liberar a Rusia de su aislamiento y
las guerras y las conquistas de tierras no fueron en vano; mejoró la
relación con Europa y la mentalidad dejó de ser asiática, adoptando costumbres
europeas occidentales, pese a la resistencia de los rusos ortodoxos. La
antigua Rusia desaparecía y renacía una nueva Rusia; Pedro I trabajaba a la par
de su pueblo; le gustaba beber en cantinas y estar con su ejército o en el
puente de uno de los barcos. Sin embargo, la vida seguía siendo durísima y la
mayoría del pueblo deseaba su muerte sin comprender sus reformas; padecían
hambre, frío, enfermedades.
Para el zar los monjes eran
responsables de la inmoralidad que reinaba en los monasterios. Era
demasiado activo para comprender la vida monacal; redujo templos,
confiscó sus bienes y mantuvo severa vigilancia sobre las comunidades;
muchos fueron transformados en hospitales, refugios para mendigos,
inválidos, asilos de ancianos o escuelas.
Abatió el poderío de la iglesia y reformó la
administración del Estado; similar a Suecia instituyó un senado con doce
colegas, aunque no fue fácil encontrar senadores capaces y colegas competentes;
muchos eran iletrados o indignos de confianza. Pedro no pudo inculcarles
el sentido del deber.
La energía del zar era inagotable, A veces,
cuando era necesario, acudía a los ritos pero también era partícipe de las orgías;
podía embriagarse durante toda la noche y ponerse a trabajar al día
siguiente sin el menor signo de cansancio.
Convirtió a Rusia en una gran potencia. Tuvo el
mérito de aproximar Oriente a Occidente, alentar el comercio, tener un ejército
y una marina colocar hombres capaces y no nobles inútiles en los cargos de
importancia, pero no mejoró por ello la vida de los campesinos. Tuvieron que
pagar con un mayor esfuerzo, para mantener los gastos y alimentar a la milicia
y a la marina.
Acabó con la xenofobia y relacionó Rusia con
Occidente, Imponiendo su estilo reformista.
El mundo eslavo participó de la vida
europea. El ruso fue un ciudadano en el mundo. Realizó enormes progresos
pero a costa de su despotismo, sin tener en cuenta las necesidades de los más
pobres, que eran millones.
Se casó en secreto en 1712 (principio del S XVIII)
con su amante desde hacía varios años. Tuvieron dos hijas Ana e Isabel y años
después nació un varón. Cuando Pedro tenía uno de sus temibles arrebatos de ira
ella sólo podía calmarlo. La zarina salvó a muchos rusos del látigo o la
horca, aunque les hacía pagar por su ayuda. En una derrota rusa
puso a disposición sus joyas y su dinero; esta decisión salvó a su marido
y al ejército de una catástrofe.
Su hijo mayor y heredero –Alejo- fue separado
de su madre Euforia, a los ocho años; ésta entró obligada en un convento.
Alejo odiaba a su padre. El zar se sentía decepcionado; era
indolente, no sentía interés por nada; fue educado a la antigua usanza
rusa; su padre no se preocupó por él. Era su antítesis. Fue tarde cuando
intentó educarlo para ser su colaborador y el futuro soberano; el zarévich le
tenía temor y odio. Su padre lo golpeaba a menudo y la relación empeoró.
Lo acusaron de intentar una revuelta pero con ayuda pudo huir a
Nápoles; el zar lo hizo espiar, lo encontró y lo persuadió para que
regresara, con la promesa de no castigarlo. Al llegar a Rusia fue
torturado y condenado a muerte, pero murió antes por los golpes de látigo –el
Knut- en 1718. Partidarios de Alejo murieron en espantosos suplicios y
también el confesor del zarévich murió del mismo modo.
Hasta su primera mujer, Euforia, fue acusada de
poner a su hijo contra él; la interrogó personalmente, golpeándola
y arrastrándola por los cabellos y amenazándola de muerte, La trasladó a otro
convento totalmente aislada y sometida a la más rigurosa vigilancia; algunas
monjas que se ocupaban de ella fueron torturadas hasta la muerte, a la
usanza rusa.
Tuvo un hijo con la hija de un
comerciante de Lituania, once años menor -a quien hizo
coronar con el fin de tener un nuevo heredero. Muere Petanca,
de un año, a quien lo lloró sin consuelo; pensaba darle todo el amor y la
educación que le negó a su hijo Alejo. Lo adoraba.
Un día de otoño gélido, quiso participar del
salvamento de unos náufragos y contrajo una congestión pulmonar de la cual no
se curó. Murió a los 53 años en 1725. De sus quince herederos sólo vivían las
dos niñas de la última zarina.
Isabel, hija de Pedro, fue
coronada emperatriz a los quince años, aunque durante diez y seis años el trono
fue ocupado por su madre. Isabel subió al trono recién a los treinta y dos
años; tuvo el desatino de nombrar heredero a su inepto sobrino Pedro, que
odiaba todo lo que fuera ruso; decepcionada de ese sobrino deficiente, lo casó
con Catarina, cuando éste tenía quince años; era inteligente, culta, le
fascinaba la política, leía con pasión y se hizo ortodoxa por convicción. Amaba
Rusia, hablaba perfectamente la lengua y ansiaba el poder. Estaba ligada a
Occidente, por ser alemana. Luego de ocho años de jugar con soldados de plomo
con su marido en la cama nupcial, concibió un hijo. Al morir la emperatriz
Isabel, subió Pedro II, que hizo sólo desastres.
Rusia se hallaba sumergida en una guerra civil, como consecuencia de su
inoperante marido, -quien sufría cuando los rusos peleaban con sus queridos
alemanes-. Amaba a su país de origen férreamente. Al morir su tía su sobrino el
zar obligó a los soldados rusos a vestirse como alemanes, mientras los
sacerdotes debían vestirse a la usanza de los luteranos. Nunca se convirtió
a la Iglesia Ortodoxa. Siguió siendo protestante y jamás
pronunció una palabra en ruso.
Catarina, apoyada por su amante Orlo, logró en una
revuelta hacer asesinar a su marido, aunque se dijo que murió de un ataque. Se
hizo coronar emperatriz, demostrando ser devota a Rusia, además de ser
muy competente.
Comenzó La Reforma: trajo grandes maestros europeos
y convirtió L’Hermitag -en San Petersburgo- en tres palacios
unidos, (uno es el museo de arte). Hizo comprar obras de arte en Europa,
abrió escuelas y universidades, desafiando las tradiciones. Hizo construir una
estatua a Pedro el Grande. La aristocracia la aplaudió y la aceptó,
porque amaba a Rusia; hablaba ruso perfectamente, era liberal y enciclopedista.
Sabía que los nobles la sostenían; al comenzar su reinado, hubo una revuelta
campesina, que Catarina sofocó y, desde ese momento, se convirtió en un
gobierno absolutista. Se negó a darles la libertad a los siervos: el mar Negro
era su obsesión.
Orlo, su antiguo amante, le cedió el lugar junto
a Potenki, un gran estadista. Potenki conquistó Crimea, una península en
el Mar Negro; feliz, la emperatriz lo nombró Príncipe de la región. Con
este triunfo, se convirtió en la mujer más poderosa del mundo, desde Polonia
hasta Alaska.
Cuando estalló La revolución en Francia
tuvo pánico de que se extendiera a otros países y perder el poder.
-Estalló La Revolución Francesa. La aristocracia fue
derrocada; en los cuatro años del Gran Terror, murieron trescientos mil seres
guillotinados.
El general Napoleón estaba en la
campaña de Italia y era un general de veintiséis años, todavía no
un peligro. La emperatriz amaba Francia; mantenía
correspondencia con Diderot, que pertenecía al grupo de los Enciclopedistas y
también con el filósofo Voltaire. Diderot aceptó su invitación para conocer
San Petersburgo.
Su hijo Pablo I era
inestable e incapaz. No amaba su país y jamás aprendió su lengua ni se hizo
ortodoxo. Solamente pensaba en los alemanes y amaba el ejército militar;
no era el heredero ideal. La Emperatriz buscó los mejores
maestros de La Ilustración, pero nadie pudo cambiarle sus ideas. Se
consideraba a sí mismo un alemán en tierras desconocidas, similar a su padre en
todas sus falencias.
Pablo tuvo dos hijos Alejandro y Constantino,
que creó la emperatriz en L´Hermitage. Alejandro era su preferido.
Quería siempre tenerlos a su lado. Pablo tuvo más hijos, pero éstos vivían con
sus padres en una casi fortaleza, vigilada por su madre.
Muere Catarina. Su
hijo Pablo I sube al trono. Desde ese momento decretó que sólo
los varones podían reinar. Tenía treinta y cinco años. Rusia no lo amaba y
querían que subiera al trono su hijo mayor Alejandro, que no era tirano ni
caprichoso; su reinado no duró mucho tiempo: todo lo que hizo fue desastroso.
Lo mataron y Alejando I siempre se sintió culpable pues
-aunque no participó- tampoco detuvo el golpe.
El zar era muy bello; culto, diplomático pero
indeciso; quería una Constitución, aunque no terminaba de decidirse porque era
perder el poder de un zar autócrata.
En Francia, Napoleón era emperador. Junto con el
Zar firmaron un tratado de paz. Pero, a escondidas de Francia, el Zar se alió
con Inglaterra -en contra de Francia- Napoleón, indignado, encontró una causa
para invadir a Rusia, con medio millón de soldados; él era su
comandante.
Los rusos conocían los ciclos más apropiados para
la guerra en su país. El invierno llegó, cuando el Emperador invadió
Moscú, los rusos se llevaron todo lo que el ejército podía necesitar e
incendiaron los pueblos por donde pasaban los franceses. Al no
poder abastecer a los hombres ni a los caballos, morían en medio de un
frío de temperaturas bajísimas: el invierno ruso lo derrotó. Por tercera vez
quemaron Moscú, fue incendiada. Napoleón abandonó
su ejército en ruinas y regresó a París, cuando vio la derrota de su
campaña. Recién en ese momento los rusos aniquilaron a los franceses. Quedaron
veinticinco mil del medio millón inicial: fue el comienzo del derrumbe
Imperial.
El zar Alejandro quería devolver a cada
país europeo su auténtico rey y eliminar los hermanos del Emperador, que no
eran reales y gobernaban de modo desastroso. Como vencedor de Napoleón,
Alejandro I fue a París hasta que el emperador dejó Francia y partió para Santa
Helena; regresó a Rusia con reformas liberales que no logró imponer. Se fue
convirtiendo cada vez más en un místico y poco después murió.
Al no dejar descendencia, quedaba en primer lugar
su segundo hermano, Constantino quien rechazó la corona, enviando una
carta desde Varsovia, donde residía, siendo virrey de Polonia, totalmente
alejado de la corte rusa. Subió entonces el tercer hermano, Nicolás
I, que había vivido con sus padres sin ser educado
en la Corte.
Los Decembristas fueron un grupo que no se oponía
al zar, pero sí exigían ciertos cambios. El joven Dostoievski se apasionó
discutiendo con los jóvenes reformadores, que predicaban la no censura y que el
emperador tuviera menos derechos y fuera más humano. Entre ellos había nobles
imperiales que apoyaban a los setecientos rebeldes vencidos; sus jefes fueron
enviados a los cepos y el resto a Siberia. Algunas mujeres muy valientes
abandonaron a sus hijos y los acompañaron. No podían regresar de Siberia,
aunque sus maridos murieran. Fue el principio de los cien años de revolución.
La política era ilegal; todo se hacía clandestinamente.
Dostoievski acudió a algunas reuniones
de este grupo y soportó cuatro años de trabajos forzados y dos más
viviendo en Siberia, como simple soldado raso, sin poder escribir ni una sola
línea que no fuera leída y supervisada por la policía durante el resto de sus
días. Tuvo la suerte de no ver a su amada Rusia desangrada.
-Nicolás I fue vencido en Turquía. Una semana más
tarde, el Zar muere.
Subió al trono su hijo, Alejandro II,
menos cruel y más humano. Quebrantó el régimen draconiano impuesto por Nicolás
I, autócrata. Alivianó los tormentos de los decembristas que con el
tiempo pudieron regresar, como la princesa María Volkonsky, casada con un
Príncipe Imperial con sus dos hijos nacidos en Siberia; incluso les
devolvieron sus magníficas posesiones. Pero muchos habían muerto o no deseaban
volver, luego de un cuarto siglo de destierro. Se establecieron, ancianos y
débiles, en alguna ciudad del Norte con la familia que habían armado en el
exilio.
Alejandro II modernizó el ejército de Crimea. Dos
años antes de que Lincoln emancipara a los negros, Millones de siervos
fueron liberados y cien millones de hectáreas del zar y de la aristocracia
fueron repartidas entre ellos, indemnizando a algunos propietarios; los
campesinos debían amortizar en cuotas las tierras cedidas durante
cuarenta y nueve años. Pero los siervos no estaban en mejores condiciones
económica: el zar les devolvió la dignidad, pero los campesinos seguían
en la miseria; las parcelas eran más pequeñas que las arrendadas, cuando eran
siervos; no podían pagar los préstamos por la tierra adquirida ni los
impuestos y no podían adquirir el material indispensable para la
agricultura; ésta decayó, sin convertirse en la espina
dorsal del país, como esperó el zar.
Moderó también la censura de la prensa; puso jueces
inamovibles, jurados para la primera instancia, audiencias públicas, jueces de
paz. El pueblo sentía un profundo respeto por Alejandro II. Fue un liberal, pero sus reformas contradictorias
llegaron tarde. Las mejoras económicas y sociales no convencieron al
pueblo; hubo atentados. Estalló la rebeldía entre la juventud en los barrios
de Moscú y San Petersburgo, donde discutían filosofía, influidos por
occidente; los llamaban nihilistas, en 1862; otros negaban los valores y
proponía abolir el poder del Estado para vivir libremente.
Alejandro II hizo reformas y aceptó compartir el
poder con un Parlamento. Sin embargo, el pueblo no estaba satisfecho. Hubo dos
atentados contra él. Finalmente le tiraron una granada al pasar su coche
y murió. Los revolucionarios creían haber vencido.
Su hijo Alejandro III construyó la
Catedral de San Salvador, sobre la sangre derramada de su padre.
Odiaba la política más permisiva de su padre. Orgulloso, sin talento, vivió
encerrado en un castillo en San Petersburgo por temor a las bombas o balas.
Consideraba al Parlamento la gran mentira del siglo.
El conde Tolstoi le escribió una carta, donde le
pidió al zar liberar a los que habían provocado el atentado del zar. Estaba en
desacuerdo con los dos métodos utilizados, las reformas liberales y la
represión ¿Por qué no intentarlo desde la caridad cristiana? Era el profeta de
Yasnaia Poliana, la finca que poseía cerca de Moscú y donde escribió Guerra y
Paz y Ana Karenina.
No estaba de acuerdo con el gobierno que mantuvo en
Finlandia una política absolutista y brutal, bajo el lema una sola lengua, una
sola fe, con persecuciones masivas contra los judíos, tenidos por enemigos o
contra los que fracasaban en su proyecto y eran enviados a los
campos de concentración a Siberia. Algunos pocos pudieron escapar hacia
occidente. Solo en el exterior se podía discutir la política
nacional.
Dostoievski escribió sus últimas novelas: Crimen y
Castigo, El idiota, los Hermanos. Karamazov. Estas novelas posteriores
revolucionaron la literatura mundial, tornándose más místico. En sus temas se
interesó por los humillados, por los marginados, los oprimidos, los
malhechores, los extraviados, los intelectuales como Iván o el místico Alexis.
No aceptaba los ataques de Turgueniev contra la aristocracia.
El Zar hizo construir cuarenta y seis vías férreas,
creando industrias y fábricas. La ciudad tenía un millón y medio de
habitantes.
Hubo un primer intento de asesinarlo en 1866.
Una bomba explotó ante su coche. El zar bajó para socorrer al cosaco herido y
una segunda bomba lo dejó con las piernas destrozadas. Murió pocas horas más
tarde.
El Paneslavismo
Rusia era un país industrial en ese entonces con
una importante red ferroviaria a principio del siglo. Producía metales; tenía
minas de hulla; los obreros de seiscientos mil se duplicaron; había
bancos.
La ambición era unir todos los pueblos eslavos bajo
la autoridad del zar. Dostoievski y Tolstoi apoyaron el proyecto de expansión
en Asia central. China cedió en el este a Rusia territorios donde
construyeron un puerto.Nicolás II
Segundo hijo de Alejandro III fue el
último zar. Tenía veintiséis años, indeciso y poco apto para reinar. Casado con
Alexis, nieta de la Reina Victoria, Tuvo cuatro hijas y por
fin nació el zarévich, un precioso bebé que -a los nueve meses- se
enteraron de que padecía hemofilia, lo cual los desintegró y los hizo aún más
retraídos. Su mujer, creada en Alemania era nieta de La Reina
Victoria, de donde proviene este mal, que las mujeres heredan y los
hombres lo sufren.
Alexis era muy tímida, no apta para el papel de
zarina; quería estar en familia, con su marido, al cual idolatraba, y con sus
hijos. El pueblo hambriento no la quería. La situación empeoraba. La zarina
nunca hizo nada para mejorar la situación de los campesinos; ni siquiera
estaban enterados en la Corte de lo que sufría el pueblo.
Un hombre medio brujo, pueblerino, rudo, maníaco
sexual, ejerció enorme poder sobre la zarina, porque aliviaba los
sufrimientos de su hijo cuando sufría una hemorragia. Incluso a distancia
mejoraba al zarévich, lo cual ganó la confianza absoluta de Alexis.
Lo consideraba su amigo y estaba bajo su total influjo.
La guerra inútil contra Japón
Fue un fracaso rotundo y sin sentido para la flota
rusa mal equipada. El problema fue Manchuria. Tokio rompe relaciones con
Rusia. La flota nipona, según el modelo británico, atacó a una escuadra rusa y
al mes pudo rodear la ciudad. Los japoneses eran magníficos soldados con una
valentía asombrosa.
El zar envió la flota rusa del Báltico pero eran
barcos no aptos para largas travesías por el océano. Los oficiales eran poco
competentes y los barcos necesitaban ser reparados; no tenían ninguna
posibilidad de éxito. Perdieron las dos terceras partes de sus trescientos
barcos en una sola batalla. Fue un desacierto impulsado por la zarina. Rasputín
aconsejaba a la emperatriz: todo el pueblo lo sabía y lo detestaba. Pedían
al zar que lo alejara del gobierno y de la Corte.
El zar aceptó que mediara Roosevelt por la paz.
Entre los puntos del tratado, Rusia evacuaría Manchuria; por segunda vez en una
década Japón derrotó al gran imperio ruso con victorias catastróficas.
El zar, por consejo de la emperatriz, dudaba en
aceptar un poder con una Constitución y con un Parlamento.
En Enero ciento cuarenta mil hombres en San Petersburgo
llevaron al palacio imperial una carta pidiendo al zar que creara una Asamblea
legislativa, separara la Iglesia del Estado, leyes de protección
laboral y el fin de la guerra contra Japón, pues se pagaba un alto precio por
ella. La petición era dramática: “Estamos asfixiados por el absolutismo y lo
arbitrario. Se nos trata como esclavos que sufren y callan. Se nos oprime cada
vez más”.
Los manifestantes confiaban en el zar. Se
dirigieron a la residencia de verano, pero la familia imperial se
encontraba en otro lugar. Los esperaba en cambio el ejército con las armas
cargadas. La multitud huyó pero las tropas la persiguieron hasta la noche. Al día
siguiente San Petersburgo no tenía tranvías ni telégrafos ni teléfonos ni
luz eléctrica. Hubo miles de muertes y dos mil heridos. Fue un domingo
sangriento.
Revolución 1905
La clase media se unió al pueblo. La chispa
revolucionaria se despertó en las ciudades y en el campo; hubo huelgas;
atacaron residencias aristocráticas y hubo más atentados. También prendió la
revolución entre los militares y la marina. Hubo motines y desertores en
Manchuria. Algunos oficiales fueron asesinados.
En octubre estalló una huelga general obrera en las
ciudades e industria, lo cual hizo que el zar capitulara y prometiera
establecer una Constitución con un ministro como presidente, intentando
restaurar el orden. Siguieron los combates en las calles de Moscú y la
artillería destruyó barrios enteros.
En mayo la Duna (la cámara impuesta al
zar) tuvo una primera Asamblea pero el zar la disolvió, dirigiendo una proclama
y aduciendo sus derechos absolutistas. Más disturbios con prohibición de
diarios, encarcelamientos, ejecuciones y deportaciones. El zar exoneró las
cuotas que debían pagar los campesinos por las tierras que les había cedido
Alejandro II y que los ahogaba La decisión llegó tarde.
1907
nglaterra y Rusia firmaron un acuerdo de no meterse
en los asuntos del Tíbet ni Afganistán ni en los intereses de Persia y su
división en tres partes. Fue el inicio de la triple Entente, copia de la
firmada por las potencias centrales. Después de la revolución y la Duma,
el Partido tomó medidas para evitar otras revoluciones y elaboró un poder
monárquico constitucional.
Año 1914.
Comienzo de la I Guerra Mundial. El zar
asumió personalmente el mando entre 1914-1915 y mandó un ejército
mal equipado a pelear contra Alemania. No quedó mano de obra para sembrar ni
cosechar y la hambruna fue total; morían los soldados rusos de a
millones. La industria se detuvo. El pueblo volvió una vez más los ojos
hacia la revolución.
La zarina quedó como regente con la ayuda del
monje siniestro; ambos no hicieron más que desastres en el gobierno. Rasputín
nombraba los ministros a su antojo, negándose a nombrar a los ministros
que la Duma elegía. Hubo doce ministros distintos en unos meses. La
zarina confiaba ciegamente en él. El zar débil aceptaba por carta los cambios
pedidos por la zarina y apoyada por Rasputín. El zar dirigía las tropas desde
un tren.
Se agravó la crisis; los obreros abandonaron el
trabajo y fueron al centro de la ciudad e intentaron asaltar los
edificios públicos; incendiaron el palacio de Justicia y hubo doscientos
muertos. El gobierno movilizó a los cosacos, a la policía montada y llamó a la
infantería pero ésta, formada por campesinos, simpatizaba con los amotinados.
25.000 padres de familia se unieron a la revolución; una compañía militar
se negó a disparar a las masas; otra fusiló a los jefes. Moscú y Kiev siguieron
los ejemplos de San Petersburgo. Nicolás II perdió el apoyo del ejército y
comenzó la anarquía.
Asesinaron a Rasputín en un atentado en el palacio
de uno de los príncipes imperiales, que pudo con ayuda escapar a Francia.
Abdica Nicolás II a favor de su hijo, bajo la
regencia de su hermano el duque Miguel, pero éste no aceptó el trono en
esas condiciones y Rusia quedó entonces bajo un gobierno provisional. El zar
regresó de inmediato y su familia y él quedaron presos primero en su residencia
de verano pero luego los llevaron a Siberia.
Los rusos ansiaron la revolución por un siglo, pero
cuando la alcanzaron, se asombraron. Dos organismos se disputaban el poder: la
Duma y los Soviets. Los ministros huyeron; se disolvió la
Duma y se formó un gobierno provisional. Se estableció el Soviet Supremo
de obreros, soldados, marinos y estudiantes que vigilaban al gobierno
provisorio.
Comparada con la
Revolución Francesa fue menor el daño causado; además siguió otro
curso: renunció a toda anexión y conquista, centrando su único objetivo en
defenderse de los imperios centrales.
Lenin
Estaba en Suiza. Lo recibieron con tal entusiasmo
que sorprendió incluso al líder.
El manuscrito sobre la evolución del capitalismo en
Rusia le costó tres años en Siberia. Se unió al movimiento revolucionario. El
gobierno había ejecutado a su hermano en un atentado.
Abandonó el país para continuar desde el extranjero
la lucha y se fue a Múnich. La actividad terrorista era insuficiente sin un final
concreto; se necesitaba el proletario industrial; había que crearlo. Publicó un
diario “La Centella”. Los exilados social demócratas rusos en Londres se
interesaban por los bolcheviques que tenían el mando.
Tenía diferencias con Trotski, quien llegó a Rusia
en Pascua de 1917 en un tren alemán, siendo el jefe indiscutido de la
revolución, que dirigió con mano enérgica. Debía encauzar a las masas y el
pueblo debía ser el modelo de propaganda dentro de una organización central
contra el régimen capitalista.
La revolución bajo el mando del partido Bolchevique
·
Fue una
revolución proletaria en un país atrasado en la industria. Obtuvo el apoyo de los campesinos y algunos
simpatizantes ricos.
·
Los
puntos más importantes de la tesis de Abril fueron.
·
Era
una guerra imperialista, donde el pueblo carecía de poder.
·
Renuncia
a las anexiones.
·
Propaganda
contra la guerra.
·
La
revolución burguesa cede el paso a la proletaria.
·
Ruptura
contra el gobierno provisional.
·
República
de los soviets para el pueblo.
El nuevo régimen sería una República de
soviets obrera y campesina.
Nacionalizar
la banca.
Trotski interviene en la producción y distribución.
Llegó a San Petersburgo pero no se adaptó al medio ruso. Lenin lo mantuvo
ligado en la dirección de la revolución.
Cuando los bolcheviques tuvieron mayoría, Trotski
actuaba en nombre de los soviets como presidente de Petrogrado (ex San Petersburgo)
Treinta mil obreros fabriles se declararon en huelga y más setenta y tres
empresas.
Lenin y Trotski coincidían en la imposibilidad
de combatir en esa desorganización. Los obreros, apoyados por los
campesinos, reclamaban las tierras cedidas por el zar Alejandro II y se
lanzaron contra las fuerzas armadas.
En octubre, Keremski fue nombrado
presidente; la mayoría de los rusos desechó una democracia al estilo
occidental. Se instaló la pena de muerte; Trotski se puso al frente del
ejército pero fracasó, pues jamás había mandado un regimiento.
Lenin había huido, acusado de espía alemán pero,
frente a la derrota del presidente Keremski, regresó de Finlandia. Era la lucha
entre ambos. Muchos creían que el Partido Social Revolucionario de los
campesinos salvaría a Rusia de la anarquía. Se dejaron engañar por la opinión
de Prada. Stalin, recién llegaba del destierro de Siberia.
Ese mes hubo otra revolución y la dictadura
bolchevique creció velozmente. En Abril de 1917 tenía setenta mil miembros y en
agosto contaba con 240.000. Tenía 1/6 parte del Congreso general de los soviets
y ¼ parte de los diputados. Lenin organizó el partido con mano férrea. Contaba
con Stalin y se enfrentaba con Trotski. El movimiento se extendía de Moscú a
Kiev. La paz y la tierra para los campesinos fueron las consignas. El Congreso
aceptó el golpe de Estado y la tesis de Lenin que cambió el criterio
bolchevique, adoptando el suyo; la tierra para los campesinos, no para los
soviets y el poder para los soviets no para el Partido comunista, como se
sostuvo en un principio.
Trotski obtuvo el puesto en asuntos exteriores y
Stalin obtuvo la nueva comisaría. Se dictó la declaración de los derechos del
pueblo trabajador y explotado, similar a los derechos del hombre en
Francia. La Asamblea creó un comité con personas listas para
defender la Tesis pero sin violencia. Obtuvieron ¼ parte de los
votos. Al día siguiente se disolvió la Asamblea Constituyente.
Los aliados rompieron relaciones diplomáticas con
los bolcheviques. El zar había firmado tratados secretos con ellos,
repartiéndose territorios, si vencían. La libertad de Bélgica y Serbia
fueron una excusa platónica. El gobierno soviético se negó a pagar las deudas,
en especial con Francia. Moscú se convirtió en la nueva capital de Rusia y San Petersburgo
cambió su nombre por Petrogrado.
En Europa, los gobiernos eran contrarios a los
bolcheviques en Ucrania, Polonia, los Estados Bálticos y en Siberia. Los
mencheviques estaban apoyados por los checos y Japón; se debía alcanzar la paz.
Lenin no podía oponerse a Europa, pues los
países centrales ocupaban gran parte de Rusia. Soñaba con provocar revoluciones
sociales en Occidente sin intervenir pero con su ayuda.
En 1917, en un congreso, Stalin declaró la
independencia de Finlandia, porque esperaba que los obreros derrotaran al
capitalismo y crearan una República proletaria. En 1918 declaró que la
independencia sólo podía darse en los países socialistas. Ucrania, era el
granero ruso, pero el país proclamó su autonomía y su independencia.
Los bolcheviques propusieron a Alemania y a los
aliados una paz sin anexiones ni indemnización y la autodeterminación de los
pueblo de disponer por sí mismos.
Los aliados no sabían cuánto tiempo Lenin se
mantendría en el poder y esperaban mayor comprensión con las potencias
centrales derrotadas.
Alemania reconocía la necesidad de una victoria en
el Oeste, antes que EE.UU. entrara en guerra. Deseaba finalizar la guerra
contra Rusia para trasladar los ejércitos al Oeste.
Los países centrales y Rusia comenzaron las
negociaciones a principio de 1918, en una ciudad ruso- polaca. Lenin deseaba la
paz de inmediato pues confiaba en una revolución alemana contra el káiser.
Trotski no estaba de acuerdo. Si Alemania atacaba a Francia se desplomaría la
revolución socialista en Europa Central. El Comité rechazó el proyecto de Lenin
y dejaron a Trotski libre de llevar adelante su plan. Trotski proponía un
armisticio sin guerra y sin paz; rechazó el ultimátum germano- austríaco. La negociación
fracasó. Los imperios centrales lanzaron una ofensiva y lo que Lenin defendía
se cumplió. Los enemigos invadieron Ucrania y llegaron a las puertas de
San Petersburgo, llamada ahora Petrogrado.
Sé firmó la paz. Rusia cedía Polonia, Lituania y
los Países Bálticos; aceptó la independencia de Ucrania exigiendo
la venta de sus cereales en primer lugar a Rusia. Estonia y Letonia
fueron estados independientes. Finlandia la obtuvo con ayuda de Alemania
que estaban en contra de los soviets.
Paz con Rumania
Los aliados consideraron a Rusia aliada a
Alemania y apoyaron a los bolcheviques blancos. Stalin logró con los comunistas
rojos su primera victoria, si bien el abastecimiento desde Siberia quedó
bloqueado. Se amotinaron los campesinos agotados por la falta de víveres,
que exigían los rojos. En Moscú estallaron motines. Para evitar que el
zar y su familia fueran restaurados por los blancos los asesinaron. Cuando las
tropas antisoviéticas llegaron el 20, el 16 estaba toda la familia
muerta.
Lenin envió a la familia real a Siberia y
pocos meses después, cuando supieron que los blancos pensaban salvarlos y
restituirles el poder, los rojos fusilaron a toda la familia
en un sótano; les echaron cianuro y los quemaron, enterrándolos por
separado. Nadie quiso ayudarlos ni protegerlos, ni siquiera el rey de
Inglaterra, tío de la zarina, una de las nietas predilectas de la Reina
Victoria. Nadie quiso comprometerse en la revolución rusa. luego de
una guerra mundial.
Hace unos años fueron desenterrados y los llevaron
a un sitio más acorde a su condición real.
Esto fue el fin de los zares de todas las Rusias y
el comienzo del comunismo.
En 1918 se firmó la paz
Los países centrales evacuaron a los rusos y el
gobierno soviético declaró nula la paz e inició acciones contra los burgueses
de Letonia y Estonia; los vencieron y declararon la guerra a Ucrania.
Soviets de obreros y soldados se estaban formando
en Alemania, Hungría y Baviera.
Los aliados atacaron a Rusia: Wilson se opuso y
cada uno actuó según su propio beneficio. Inglaterra y Francia fueron
derrotadas y se limitaron a enviar ayuda y dinero apoyando a Polonia y Rumania.
En 1923 los soviets lograron equilibrar sus
condiciones en Europa y en Asia y llegar a las fronteras antiguas zaristas con
Persia y China. Trotski salvó una vez más la situación.
Guerra ruso polaca
En 1916 se creyó libre pero la redujeron. Stalin
penetró en Polonia y ocupó Lituania en el norte. Polonia tuvo que rendirse a
los bolcheviques; incluso Inglaterra los aconsejó pero Francia los ayudaba con
instrucción bélica, y atacaron con De Gaulle al frente. La batalla de Varsovia
derrotó a los rusos.
La nueva frontera oriental polaca se extendió en
tierras de Rusia y de Ucrania, más allá de la fijada por los aliados.
El comunismo de guerra
Lenin organizó ese país atrasado respeto a la
civilización occidental y tan pobre en industria. Las nacionalizó como también
el FCC y el transporte, mina, metalurgia e industria textil. Los pequeños
campesinos conservaron su tierra pero los obreros agrícolas sin tierra les
quitaban los animales y las cosechas. Hubo seguros sociales, se abolieron
los títulos nobiliarios de herencia, se introdujo el matrimonio civil, se
separó la Iglesia del Estado, se apoyó el divorcio y los hijos
naturales.
Consecuencias: el rublo de desvalorizó, el comercio
interior se redujo y el abastecimiento fue difícil. No era posible en estas
condiciones una revolución comunista mundial. Sin embargo hubo un movimiento
comunista en el mundo.
En Marzo nació la República soviética de
Hungría y en Abril en Baviera aunque fracasaron con la ocupación de las
fábricas en Italia y la huelga revolucionaria en Checoslovaquia.
El segundo congreso llevó de nueve puntos a diez y
ocho y luego a veintiuno como la tesis de Moscú. El ejército rojo puso fin a la
intervención extranjera y a la contrarrevolución del interior. En el
tercer congreso Lenin enfermó. Trotski deseaba mantener buenas relaciones con
Alemania y los otros gobiernos aliados.
Nueva política económica (NEP)
Los campesinos pudieron vender el excedente en el
mercado libre mediante el pago de impuestos. El gobierno juzgó que el incentivo
impulsaría la producción. Fue un éxito pero afectó a la agricultura y a
los bienes de consumo. El estado tenía mano firme sobre la banca, la industria
pesada, el transporte y el comercio exterior. La democracia cedió ante la
dictadura. Lenin exigía disciplina.
En Occidente el capitalismo resistía mejor que el
zarismo. Aplazaron la revolución comunista mundial e invitaron a industriales,
ingenieros, técnicos y empresarios de EE UU a colaborar en la reconstrucción
del país. Luego se aproximaron a Suecia, Persia y Turquía. No se hicieron cargo
de las deudas y los acuerdos secretos.
Biblioteca. Griemberg. Historia
Universal, (varios tomos)
Batalla de Stalingrado
Enfrentó
al ejército alemán y a las fuerzas soviéticas durante la II Guerra Mundial.
Fue el duelo límite que libraron Stalin y Hitler, batiéndose en medio de
una ciudad industrial, a orillas del Volga.
Esta
espantosa batalla se prolongó durante varios meses y en ella
murieron un millón de personas, hombres y mujeres soviéticas; fue
un giro decisivo en el conflicto: Hitler empezó su declive.
Aún hoy,
no se pudo calcular con exactitud el número de muertes o heridos, pues muchos
soviéticos escaparon. Con las víctimas alemanas -por ser militares- fue
más fácil el cálculo. La Wehrmacht perdió unos 300.000
militares; 100.000 soldados de las tropas aliadas: rumanas, húngaras,
italianas, croatas y otras: fue una de las batallas más sangrientas de la
historia, alcanzando el apogeo de la violencia armada. Fue una lid a muerte
entre dos ejércitos y dos ideologías diferentes, entre dos dictadores
megalómanos, donde uno logró salvar a Europa del nazismo. El triunfo de
Stalin llevó a la caída de Hitler que sería el germen
de la Guerra Fría, en la década del 50.
Estos
dos tiranos totalitarios convirtieron a los civiles en víctimas acorraladas
entre la doble pinza de un führer decidido a vencer al adversario. Fue el
máximo exponente de una guerra industrial, dónde terminaron enfrentándose
cuerpo a cuerpo. Cuando finalizó, ambos contrincantes se encontraban
exhaustos. Alemania, por la humillante derrota; La Unión Soviética, por
los efectos de la revolución de 1917 y la cruel guerra civil que siguió
entre los rusos blancos -que defendía al zar- y los rojos -los
bolcheviques-.
Entre
1924 y 1937, Stalin realizó purgas entre los oficiales, de las cuales debe
haberse arrepentido: 16.671 fueron expulsados y muchos terminaron sus
días en Siberia. (Los hubiera necesitado en Stalingrado).
En 1939,
el pacto de no agresión entre los germanos y los soviéticos
sellaba intereses diferentes entre los dos dictadores. Uno, podría
concentrar sus esfuerzos en el oeste; el otro, reconstruir su deficiente
ejército. Pero el desprecio de Hitler por la inferioridad eslava lo incitó
a atacar a Rusia. El führer tropieza con Gran Bretaña, potencia
naval empeñada en ejercer el control del continente europeo. Hitler pensó que,
conquistando Rusia, Inglaterra se vería en graves complicaciones.
La
ofensiva -en el año 1941- toma por sorpresa a Stalin, quien se encontró en
inferioridad, con un ejército menos eficiente que el magnífico ejército alemán.
Hitler y Stalin cometieron errores; apartaban con frecuencia los jefes a
cargo de las operaciones, no tomando decisiones de peso en ese complejo e
incierto final. Stalin demostró ser más fiel a sus generales y consejeros que
su contrincante.
Ese
año, el ejército alemán parecía invencible; derrotó en pocas
semanas a Francia, siendo el enemigo más importante, pues contaba con más
maquinarias bélicas mecanizada.
Los
aviones de Hitler eran dueños del cielo, excepto de Inglaterra.
El
führer venció en todos los objetivos que se propuso. Los alemanes
creyeron
que la guerra llegaba a su fin con las victorias en el frente
occidental.
Los
primeros días entre los soviéticos reinó la confusión; parecían
encantados por el adversario. Se hallaban en un estado de gran excitación;
el hombre de acero que gozaba de una autoridad absoluta, está dispuesto a
hacer concesiones, pero Hitler no quiso parcelas de tierra ganadas sino un
duelo a muerte entre los dos ejércitos.
El Reich
preparó durante meses la Operación Barbarroja, como la llamó.
Prevista para mayo, se postergó hasta junio por el clima, similar a la
fecha elegida por Napoleón. El ejército cuenta con miles de soldados,
3.600 tanques 2.700 aviones. Dividido en tres grupo -similar a 1912- uno
en el norte, otro en el centro y el tercero en el sur, distribuidos en un
frente de cientos de Km.
Hitler
se instala en Prusia oriental y dirige a distancia las operaciones. Stalin está
en el mando, pero otro es el hombre clave en el campo de batalla. La
ofensiva, la comunicación y la logística fueron superiores en los
alemanes.
Se
utilizaron 750.000 caballos porque tenían problema para abastecer sus tanques;
un Panzer sin combustible estaba condenado a no funcionar. La fuente de
energía rumana fue insuficiente y el Reich apunta a los pozos
petroleros del Cáucaso: será la causa indirecta que condicionará toda la
campaña.
Stalin
en Moscú, permaneció en silencio. Cuando habló por radio, había perdido
600.000 hombres, un tercio de los efectivos. Antes de finalizar la guerra,
serán 2.800.000 los muertos, prisioneros y desaparecidos. En
el primer momento la Luftwaffe aniquiló por completo los aviones
soviéticos en el frente.
El
ejército ruso cede frente a los tanques que avanzan en dirección a Moscú, a una
velocidad que son incapaces de seguir. Hitler cree en la victoria. San Petersburgo
está amenazada por el norte, Ucrania en el centro y Crimea en el sur; después
del inicio del ataque, Moscú sufre el primer Raid aéreo.
La
primera etapa fue la mejor para los alemanes. Su inteligencia estratégica era
superior a la de Stalin, que era lento en sus decisiones y no le gustaba pasar
a la acción. Pero se apoyó en aquéllos que eran la fortaleza de Rusia: el
pueblo y la hostilidad del país más el clima y la distancia.
El Reich
decide acciones fútiles, siempre con la ilusión de que sus deseos se conviertan
en realidad; nervioso, se siente impotente y no hay modo de disuadirlo en
sus decisiones.
Stalin
vuelve a purgar a los responsables militares y “promete a las tropas que caigan
en poder del enemigo, purgar a sus familias de un modo poco deseable”. Intimidando
así a los soldados rusos, que prefieren morir antes que rendirse
se opondrá al frente enemigo. Si fueran prisioneros, tampoco
gozarían de los Convenios de Ginebra, porque la URSS no adhirió a
esos tratados.
Las
mujeres intervendrán en una gran batalla, devoradora de vidas humanas.
Otra ayuda para los soviéticos fueron los millones de prisioneros en Siberia,
que se sumaron voluntariamente a las tropas soviéticas, porque consideraban un
premio morir de una muerte segura que seguir en los campos siberianos.
En
Septiembre, Hitler reorganiza totalmente la formación, aunque semanas después
cambia su decisión, prefiriendo un movimiento en pinza, lo que fue una
irreparable pérdida de tiempo. El clima se impone; las fuertes lluvias del
otoño interrumpen la marcha y se deberá esperar las primeras heladas para
avanzar a mitad de noviembre. Las bajas temperaturas en los primeros días
de diciembre ponen fin a la campaña de 1941. Los Panzer con el hielo
frenan su marcha y se complica abastecerlos. El frío, el viento y la nieve
aniquilan al ejército, sin tener la ropa ni el equipo apropiado. Están a 15 Km
de Moscú pero no pasarán ese límite. El ejército soviético diezmado
resiste, pese a las dificultades. Hitler no logra tomar Moscú;
conquistó inmensos Km. de tierra, aunque las pérdidas fueron inmensas de ambos
lados. La campaña de 1941 fue la más mortal de toda la II
Guerra Mundial
El
ataque de Pearl Harbour -el 7 de diciembre- obliga a los EE.UU. a entrar en
la guerra. Hitler aplaza su deseo de obtener la victoria en 1942 y entra
en Stalingrado.
Todo ese
tiempo, Stalin reorganiza su base industrial, trasladada más lejos del
Ural, protegida por los bombardeos aéreos y refuerza los soldados
desde Siberia con nuevas tropas de los prisioneros y con otras que
luchaban en otro lugar. Stalin aguarda una nueva ofensiva alemana; quiere
contraatacar en pleno invierno; no tiene intención de aguardar una nueva
ofensiva. Cerca durante varias semanas 100.000 soldados en la región de
Nóvgorod, de donde a duras penas escapan los alemanes, gracias al apoyo
de la aviación. Esta decisión del enemigo condiciona al Führer respecto a
Stalingrado. Pondrá en jaque a los soviéticos que sufrirán enormes pérdidas.
Los
combates desgastan también a La Wehrmacht, sin mencionar el intenso frío
con temperatura bajísimas bajo Cero y las tropas mal equipadas para enfrentar
ese clima.
Las
ofensivas de Stalin se perciben como fracasos en 1941, como una
guerra de desgaste. Con el deshielo de marzo 1942 se
suspenden las operaciones. Stalin organiza su frente en dos grupos pero sus
fuerzas se concentran en defender Moscú.
Hitler
cambia de estrategia y pospone la marcha a la capital; su objetivo es
arrebatarle los pozos de petróleo del Cáucaso a fin de tener esa fuente de
energía vital para sus ejércitos y a la vez despojándolos a los rusos de esos
recursos. Para atraer las tropas soviéticas hacia el sur, debilita la defensa
de la capital. Ese grupo será el que lleve la ofensiva a las órdenes del
comandante Von Bock, quien toma el mando, luego de la destitución y la muerte
de Rommel, a punto de conquistar el Cairo, una catástrofe para los ingleses e
ideal para el Reich- quien, tomando Moscú, sería el dueño de Europa a fin
de ese año. Percibe que los soviéticos agonizan. A mitad de julio se
instala en Ucrania pero cambia de nuevo sus planes: el grupo B debe tomar
Stalingrado y enviar luego tropas motorizadas hacia el Caspio. El grupo A debe
invadir el Cáucaso y asegurar el control oriental del Mar Negro. Su
entorno se muestra escéptico; Hitler se funda en la debilidad del enemigo y en
el apoyo de la Wehrmacht. Está convencido de que los soviéticos no
podrán resistir mucho tiempo. No era nada fácil llegar al Volga y a
Stalingrado, aunque el tercer Reich está convencido de su nuevo plan.
Pero la
realidad será otra. No se imaginó las dificultades con las cuales se
encontrarían los alemanes en esa ciudad. Stalingrado no contará con el
suficiente apoyo de los Panzer, que Hitler concentró en el otro lado.
Stalin
está decidido a resistir, no importa las pérdidas y el sufrimiento
de los soldados y del pueblo. El enfrentamiento se reduce. La batalla en
este amplio país de miles y miles de Km. se definirá en un diminuto espacio y
en una zona urbana con sólo armas blancas, las granadas y los
fusiles. En ocasiones sólo piedras.
Stalingrado
era en ese entonces una ciudad industrial con medio millón de habitantes, que
fábrica en especial tractores; siendo un puerto importante del Volga -río
que atraviesa Rusia de norte a sur y corta la ciudad en dos-. En la guerra se
concentró en la producción de tanques. Algo es seguro: quien salga vencido no
podrá recuperarse.
1942:
septiembre, el calor es insoportable con temperaturas altas.
Se
imaginan al otro día en la ciudad y refrescándose en el Volga. La aviación
envía 600 aviones: 40.000 personas mueren en el acto. El general alemán planea
llevar a las personas del otro lado del río, pero le es imposible
frente al rechazo de Stalin. Deben defender la ciudad hasta el
último suspiro; las consecuencias serán atroces para los soldados, que no
respalda el Ejército Rojo:
13.500
soviéticos -entre soldados y civiles- serán fusilados durante el combate.
Tienen cada uno como toda arma un fusil y municiones. Las familias
son trasladadas al otro lado del río pero 50.000 quedan atrapadas en ese
infierno. Los lanzacohetes montados en camiones, muy
destructivos pero imprecisos, provocan más muertes y heridos. Los rusos luchan
con una energía feroz, lanzando granadas y, como los animales salvajes,
no se rinden.
Desde
los aviones, los enemigos destruyen la ciudad, a fin de reducir a cenizas la
producción industrial de tanques y minar la moral del pueblo. Hubo más
muertos que en los ataques nucleares. En el pueblo quedaban diez mil habitantes,
casi mil eran niños y sobrevivieron por milagro. Serafín deja su testimonio
poco antes de morir en un bombardeo: 17 de
sept. de 1942: “desde el domingo 13, los combates son brutales;
llueven obuses (…) cinco días de bombardeo sin interrupción; es aterrador. Solo
hubo alguna pausa muy breve. (…) Dormimos con miedo. Los aviones vuelan
durante toda la noche sin lanzar bombas. Un avión (…) suelta lámparas
sujetas a paracaídas, que ilumina todo como si fuera de día para observar.
Desde que amanece reanudan los bombardeos. (…) De todos los días, el 16 de
septiembre fue el más tremendo, ¡Qué horror el de ayer! ¡Qué
horror!”
Las
tropas alemanas también sufren muchas pérdidas, perdiendo decenas de
miles de soldados muy jóvenes y sin ninguna experiencia. Perderán un millar
diarios; los soviéticos perderán 2.500 hombres y mujeres.
Los
soldados se aprestan a combatir al frente; Hitler debe organizar sus tropas
aliadas formadas por rumanos, húngaros, eslovacos, italianos y españoles,
enviados por Franco, poco confiables para proteger los flancos. El comandante
se traslada en avión a Ucrania para reclamarle más apoyo y el führer se lo
promete pero aguardará en vano.
“La
batalla se libra por barrio, calle a calle, edificio por edificio, metro por
metro”. Los germanos no están habituados a pelear de este modo y quedan
librados a su suerte. Hay tiroteos de soldados escondidos en un techo,
tras una ventana o en un lugar oscuro. Tiran decenas de tiros a un
centenar de hombres, uno por uno, porque así tendrán más raciones de comida.
Los hombres se enfrentan con granadas, lanzallamas,
cuchillos y bayonetas. Todo, bajo los disparos de la
artillería y de los morteros, los bombardeos
aéreos y
los cócteles Molotov despedazan, reduciendo en trozos de carne, esparcidos
en el suelo o contra los muros. El fuego devora casas, fábricas. Los
Panzer avanzan con dificultad en las calles cubiertas de cadáveres. Se
lucha hasta en las cloacas.
Los
alemanes la llamaron nido de ratas. En un edificio podía
haber soviéticos en el subsuelo, alemanes en el primero piso y rusos en el
segundo y así sucesivamente. En medio del caos había que proveerse de
comida, agua y municiones.
Antón K.
Dragan, teniente joven soviéticos, describe un combate a fin de
septiembre.” No éramos más de cuarenta. Sufríamos un ataque tras otro.
Pensábamos que no seríamos capaces de resistir otro más, pero encontrábamos las
fuerzas para seguir adelante”.
El
combate duró cinco días. El sótano estaba plagados de heridos: sólo había una
docena de hombres sanos: no había agua.
Los
alemanes atacaron. “Desde el piso superior veíamos rostros macilentos y
cansados con vendas sucias y con sangre, con sus manos firmes en los fusiles y
sin miedo en los ojos”.
A unos
cien metros, el soldado Hoffman lucha por un silo.
-16
de septiembre-: “Nuestro batallón más los tanques están
atacando
el silo del cual sale mucho humo. El trigo se quema
en
el interior: los rusos le prendieron fuego. El batallón
sufre
muchas bajas. Quedan sesenta hombres en la compañía.
En
el silo no son hombres, son demonios a quienes ni las
llamas
ni las balas logran destruir”.
La
batalla en ese silo dura hasta el 22 de septiembre: “nunca vieron combates tan
crudos”. Hoffman se da cuenta de que los rusos no están dispuestos a
rendirse.
-26
de septiembre.- “Después de tomar el silo, los rusos combaten con el mismo
ardor. Ocultos en las casas y en los sótanos, nos disparan de todos lados:
son salvajes que luchan”.
Hitler
presiona a Paulus. Stalin recibe a Churchill y a un
representante
de Roosevelt, que llegan con malas noticias; la
gran
ofensiva en el frente Occidente, deberá esperar. Stalin está
solo
para detener a los alemanes. Luchan con los medios que dispone.
El
12 de septiembre nace “La Operación Urano”. Difícil mantener alta la moral de
las tropas y civiles. Stalin se mostró más hábil que su adversario. Mientras
los soldados se hunden en la depresión, los soviéticos defienden “a la
madre Rusia y al padrecito Stalin”.
Los
alemanes sienten que Hitler los abandonó y están en lo cierto.
La
propaganda lanza una campaña destinada al pueblo alemán, que muestra la
invasión a un paso de la victoria y a punto de aniquilar a los
rusos. Nadie verá en los cines de Berlín el infierno del cual no saldrán
con vida. El optimismo del Reich contrasta con la realidad.
Hoffman
escribe: “Nuestro regimiento no logró penetrar en la fábrica.
Perdimos
muchos hombres. Para movernos debemos saltar sobre los muertos. Durante el día,
el aire es irrespirable; no hay lugar para retirar los cuerpos y se descomponen
ahí.”
Nadie
tiene influencia sobre el führer. Se desdice, cambia de
planes y vive en una burbuja de cristal, sumergido en los mapas y los
desplazamientos, según su humor. Paulus espera órdenes que no llegan y,
paralizado, es incapaz de una decisión para prepararse mejor frente al ataque
del los rusos.
Stalin
sigue las sugerencias y los planes de sus comandantes que retrasan diez días la
ofensiva. Uno de ellos marcha de incógnito al frente, donde localizará las
posiciones enemigas, acercándose a escasos metros para tomar la decisión
clave, el punto exacto del impacto. El ataque se hará desde las tropas
rumanas, que protegen los lados norte y sur del 6to ejército, pues no poseen
buenas baterías antitanques y serían incapaces de resistir la agresión.
19 de
noviembre de 1942
Los
soldados se mantienen a la expectativa; nadie tenía conocimiento de la fecha.
Los transportes son revisados y se les otorga los uniformes blancos de
invierno. Todo examinado al mínimo detalle. Los soldados saben que será
un día histórico y participan activamente.
Los
alemanes no sospechan ningún cambio. La noche anterior una niebla
intensa -junto a los copos de nieve que caen sin cesar- hará que el
ataque sea desarrollado a ciegas. Un millón de soldados y miles de
vehículos sin visión, a las siete de la mañana, marchan hacia una de las
estratégicas más audaces en la guerra contra los alemanes. No imaginaban
que fuera tan temprano ni tan masivo ni tan extenso.
El
primer ataque cae sobre los rumanos, que resisten con valor pero, sin
contar con los medios necesarios, claudican. Se ven miles de
prisioneros que vagan sobre las estepas congeladas, bajo el asombro de los
soviéticos. Decenas de ellos serán fusilados y siempre culparán al 3º y
4º regimiento de la derrota -que ya es evidente-.
Las
tropas alemanas se encontraban al oeste de la ciudad, donde la pinza se cerrará
y los atrapará. Los que intentan escapar hacia el Este, se ahogarán en
las aguas gélidas del río.
En
setenta y dos horas, los rusos logran cercar al adversario. El 6to y 4to
ejército tiene unos 86.000 hombres; los prisioneros son casi
300.000, de los cuales 7.000 solamente regresaron algún día a su patria. Hay
12.000 rumanos, cientos de italianos, prisioneros rusos y entre
20.000 y 50.000 voluntarios, quienes sufrirán una larga agonía.
Para
Alemania, la situación es desesperante: tienen dos opciones; una, replegar las
tropas y -si logran apoyo del exterior- podrían escapar; la otra es aguardar
que el ejército pueda abrir una brecha en el frente, aunque la
posibilidad es menor. El Reich se decide por la segunda sin vacilar, porque
está convencido de que un puente aéreo será suficiente para abastecer las
tropas.
Mientras
tanto Stalin modifica la “Operación Pequeño Saturno”; los
soldados sufren hambre en Stalingrado; los gigantescos bloques de
hielo del Volga hacen muy difícil hacerles llegar provisiones y deben
contentarse con vivir de sus raciones de chocolate y aguardar que el río se
hiele para que lleguen los víveres de una orilla a la otra. Con el frío empeoran
las condiciones y las heladas –para alegría de los soviéticos, que podrán
cruzar el Volga a pie.
Para los
alemanes del 6to regimiento, la situación se vuelve más intolerable. Hitler no
mantuvo su promesa y unos 290.000 soldados murieron de hambre; las entregas
son más petróleo y municiones que alimentos; los aviones se
ocupan de repatriar a los heridos; los vuelos se hacen menos
frecuentes. Los sesenta Panzer en servicio podrían escasamente
recorrer diez Km. A los hombres les importa comer, una necesidad primordial.
Hoffman
-antes de morir- escribe: preguntas obsesionan a todos los solados y a los
oficiales. ¿Cuándo dejarán de disparar los rusos? ¿Cuándo nos
dejarán dormir, aunque sólo sea una noche? ¿Con qué saciaremos nuestra
hambre? ¿Cuándo Hitler se dignará a hacer lo que se necesita para
liberarnos de este cerco?”
El 12 de
diciembre recuperan los germanos las esperanzas, cuando Manisteis lanza
una contraofensiva sólo obedecía órdenes del führer. Está aislado a unos
200 Km. del ejército con escasas provisiones.
Los
rusos amenazan cercar un segundo ejército y cortar las líneas de
abastecimiento; entonces, Hitler abandona la contraofensiva. Paulus queda
aislado en ese lugar, como eran las órdenes del Reich. Hasta el 18 de
diciembre hubo esperanzas, pero el 23 se perdió toda ilusión. Se
dedicaron a preparar la Navidad para olvidar la suerte que los
esperaba; los hombres morirán de hambre, frío, cantando el Stille
Nacht por última vez. Unos días más tarde, Stalin pide la
rendición y el Führer se niega. Los soviéticos recurren a la fuerza;
lo que queda del 6to ejército no es capaz de resistir: el ejército está
agotado.
El 22 de
enero, Paulus quiere rendirse, pero Hitler se niega pues desea convertir la
derrota en un acto heroico y a los soldados, en mártires; la
rendición sería el final de la guerra con una Alemania vencida. Le otorga un
título que significa: la tradición no debe deponer las armas
jamás.
Para
vengarse de Hitler que lo sacrificó a él y a sus hombres, se entrega sin
seguir el consejo del Reich.
Las
batallas siguen hasta el 2 de febrero de 1943, fecha oficial de la derrota del
6to regimiento. Testifica en Núremberg y pasa el resto de la vida detrás de la
cortina de hierro, en la Unión Soviética y en Alemania del Este,
donde muere el 1º de febrero de 1957, sin volver a ver a su mujer, catorce años
después de la batalla.
La atroz
contienda finalizó y el avance alemán también. El fracaso
humillante de abandonar a su ejército es el fin de la guerra relámpago,
que parecía invencible.
Rusia
detiene el avance alemán, mientras EE.UU neutraliza a Japón en el Pacífico. Al
año siguiente, con el desembarco en Normandía, empieza el retroceso de
los alemanes. En febrero de 1945, en Yalta, los dos arquitectos de la
victoria, Stalin y Roosevelt, deciden los lineamientos geopolíticos
de la posguerra, con Churchill como simple espectador. Europa
se vio obligada a reinventar el futuro, habiendo sido durante siglos quien
controló el mundo. La guerra, consecuencia de crisis ideológicas
y religiosas, que tanto hostigó a Europa, en el siglo
XVII, llegó a su punto final con Alemania partida en dos.
La bomba
atómica -en 1945- cambió la estrategia bélica con la amenaza de un
futuro cataclismo mundial.
Bibl.:
B. Arnaud, Las batallas que cambiaron la historia, Edit. el Ateneo,
1ra edición, mayo de 2016
Pese a su superficie, Rusia posee un
litoral europeo reducido, que bordea el Océano Ártico y el mar Blanco. Posee
una red fluvial de ríos navegables; el Volga, de 3.700 Km.
con numerosos afluentes. El Oká, con sus 1550 Km. y también
numerosos vías fluviales; el Rin posee 1300 Km. El Volga tiene la
desgracia de desembocar en el mar Caspio, no en el Mediterráneo. Muchos de
estos ríos en invierno permanecen helados como también el mar Blanco. El
Dniéper es el mayor río que desemboca en el mar Negro, donde se corta en varias
cataratas. El Volga, el Dniéper y el Neva son arterias primordiales para el
tráfico económico. El primero desemboca en la antigua capital de Kiev, El Volga
en Moscú y el Neva en San Petersburgo.
Los pueblos eslavos abandonaron sus lugares de
orígenes y se extendieron hacia el Este. Las invasiones germánicas
en occidente provocaron ese vacío.
Cuando finalizaron las migraciones -a fin del S
VII- ocuparon la llanura de Europa Oriental, tierra fértil atravesada por
numerosos ríos. Vivían de la agricultura, de la pesca, de la caza de animales,
de sus pieles, del alquitrán, de la miel y de los cirios para las iglesias.
Eran paganos, practicaban la poligamia, rendían culto a las fuerzas de la
naturaleza, al trueno, al relámpago, pero también a los elfos y gnomos;
ofrecían sacrificios de animales a los dioses y a sus antepasados.
Sentían pasión por el canto y la danza y eran hospitalarios. Al norte del
Cáucaso y del mar Caspio, el imperio de los cosacos protegía a los eslavos de las
invasiones de los pueblos nómadas asiáticos.
Cosacos y rusos.
Los primeros eran de origen turco que adoptaron la
religión de los judíos en el S VIII. Era un centro comercial entre Europa y
Asia. Los cosacos pasaron al mar Negro y
llegaron hasta Bizancio, con quien iniciaron el comercio; fueron los primeros
en conectarse con los árabes y con los primeros rusos.
Otro pueblo entró en acción: los cosacos -en el
Norte- con una organización política. Eran suecos, vikingos, marinos y
comerciantes de rubia o rojiza cabellera, que los eslavos llamaron rusos y
fundaron el Estado de Rusia.
Nóvgorod y Kiev,
En ese entonces era donde residía el gran príncipe;
ambas ciudades fueron mercados a lo largo de los ríos que unen el Báltico con
el mar Negro. Los rusos introducen el comercio, sin dejar por ello la caza ni
la agricultura. El gran príncipe protegía las ciudades mercantiles
y las rutas del comercio. Para alimentar las tropas ideó impuestos que se
pagaban con pieles, cera y miel, que a su vez exportaban.
Kiev fue esencialmente comercial, Alemania entró
en relaciones diplomáticas con los rusos. El gran príncipe cargaba enormes
barcos con cincuenta hombres cada uno y otros mercaderes se unían a
ellos; seguían la tradición de los vikingos, navegaban ríos hasta el mar Negro,
donde llegaban hasta Constantinopla. Exportaban esclavos y pieles. Hasta el S
XII no hubo mayormente productos agrícolas.
Los primitivos rusos dominaron las tribus eslavas
con refuerzos de Suecia, pero las migraciones se agotaron: las comunidades
germánicas fueron absorbidas por los eslavos que hablaban su lengua.
El principado de Kiev
Vladimir fue el primero en
imponer el cristianismo; al principio de su reinado fue un déspota, capaz de
sacrificios sangrientos; apasionado por las mujeres, intentó hacerse musulmán
pero desistió.
Vladimir II y la decadencia de Kiev: origen de
Rusia
El nieto de Yaroslavl detuvo por un tiempo la
decadencia del primitivo imperio ruso. Luchó contra los enemigos del exterior.
Fue el más valiente de los príncipes moscovitas. Protegió a los campesinos con
leyes contra los terratenientes; era un soberano humano que protegía a
las viudas y a los huérfanos; sentía pena por los pobres y creía que el reino
era un poder político transitorio otorgado por Dios. Muere a mitad del S XII.
Se independiza el imperio en nuevos y diversos
principados.
Kiev sucumbe como Roma. En esa ciudad se encuentran
las iglesias más bellas con mosaicos espléndidos y sus principales monasterios,
siendo un centro cultural importante.
Dominación tártara
En el S XIII, Gen gis Kan invadió
Rusia meridional a la cabeza de bandas salvajes; estableció un estado mongol
llamado Horda de Oro, que sometía a los principados rusos y asediaba a Kiev,
capital del imperio.
En el S XIV pasó el poder a
Polonia y fue llamada la pequeña Rusia, pero a mitad del S XV
continuaron las invasiones de los tártaros.
Durante dos siglos y medio los
rusos no tuvieron contacto con Occidente. No tenían libertad y debían pagar
impuestos al Kan, que se imponía por el terror. A los jóvenes rusos se los
reclutaban para pelear. Las mujeres más bellas eran llevadas a su harén. Los
príncipes rusos debían presentarse en la Corte para rendirle tributo
y sumisión. Los sufrimientos del pueblo ruso, sometido a los mongoles,
aumentaron con las malas cosechas, más la hambruna y para colmo la peste negra,
que diezmó a la población, al mismo tiempo que azotaba a Europa.
Nóvgorod, ciudad mercantil, escapó del yugo y
conservó su vitalidad política y económica por estar aislada con bosques
y marismas que la hacían inaccesible por el Sur. Estuvo a salvo de las
invasiones tártaras y solamente les pagaba un tributo. Eran emprendedores;
explotaban cera, pieles y cueros. Fue la capital desde el Océano Ártico hasta
los Urales, en el límite con Siberia. Conocían la moneda y tenían comercio con
Bizancio y Asia, hasta los pueblos bálticos. Vencieron a los suecos, a los
finlandeses y noruegos, aunque debían subordinarse y pagar el impuesto al gran Kan.
Alejandro, llamado el héroe salvó a Rusia de la
desesperación. Los moscovitas llegaron a socorrerla; pensaban invadirla por su
lugar geográfico favorable, como una especie de Mesopotamia que la convertía en
el mejor punto defendible de cualquier invasión bárbara. Esta
fortificación atrajo a los campesinos, lo cual aumentó su población y las
rentas del príncipe.
Iván III, Mitad del S XIV
Muchos refugiados de la
pequeña Rusia se establecieron junto al Volga y se relacionaron con
la gente de Finlandia, se fusionaron con los eslavos y fueron llamados los
grandes rusos, los cuales impondrían su hegemonía. Moscú reemplazó a
Kiev; se encuentra situada en el afluente de Oká -que nace en el
Volga-.
Los boyardos residían allí; sería el principio de
peleas y crímenes entre la dos familia que intentaban gobernar. El príncipe Dimitri, a fines del XIV, derrotó
al Kan tártaro. Los tártaros no se repusieron jamás, debilitándose por
completo.
Moscú se impondrá como capital; fue fundada
en el SXII; dos siglos después era una ciudad mercantil que seguía
pagando tributo, aunque los moscovitas lograron rebelarse contra ese pago
injusto, gracias al príncipe Dimitri en esa ciudad. Fueron cien
años de luchas por su libertad.
Iván III venció a los mongoles. Se hizo coronar Zar
-que en ruso significa César- convirtiendo a Moscú en una ciudad imperial.
Sus arquitectos construyeron diez y nueve torres, además de palacios,
iglesias y una muralla.
Iván se casó con Sofía, sobrina del emperador de
Bizancio y con la caída de Constantinopla, Moscú fue la heredera del imperio
romano de Oriente, siendo considerada la tercera Roma. Agregó a su escudo
el águila bicéfala de los bizantinos. La orgullosa zarina impuso en Rusia el
rígido ceremonial de la corte bizantina; hasta ese momento el príncipe era
considerado el mayor terrateniente del país, pero lo nueva etiqueta de la corte
lo convirtió en un ser excepcional.
Iván III fue la primera monarquía absolutista, distanciada
de su pueblo, que sólo podían arrodillarse frente al paso del monarca divino. Fue un excelente diplomático, dejando libre al
adversario para luego vencerlo con astucia. Su mayor enemigo era el ducado de
Lituania, que aprovechaba las invasiones tártaras para dilatar sus fronteras a
expensas de los rusos y polacos. Danzig, al noreste, cerca del
Báltico, le otorgó un puerto importante. Logró un poderío mayor,
gracias a unirse con Polonia, a fin del S. XIV. Lituania fue
una amenaza constante para Rusia, cuando se unió a los polacos.
Durante el reino de este zar, los rusos pudieron
ensanchar su territorio hacia el oeste, disminuyendo notablemente el
poder de los lituanos y polacos. El Dniéper pasó a ser la frontera occidental
de Rusia.
Iván III ensanchó las fronteras, venciendo a los
caballeros teutónicos, -Orden de caballería alemana en Tierra Santa, a fines
del S XII- expulsada de Palestina por los musulmanes. Con suma habilidad logró que trescientas carretas
llenas de oro, plata, piedras preciosas y otros tesoros se desviaran hacia la
capital, logrando trasplantar el comercio a Moscú; invitó a los
extranjeros comerciantes a desarrollar su tráfico con Moscú y de este modo Nóvgorod
perdió su importancia comercial.
El estado tártaro
Cuando murió Iván III, luego
de cuarenta y tres años de reinado, subió Basilio que
-al casarse en segundas nupcias con Helena- tuvo un hijo, Iván IV el
Terrible, nieto de Iván III.
Basilio murió, cuando su hijo tenía tres años. El
reino estaba en manos de su madre, que murió asesinada
cuando él tenía ocho. Hasta cumplir catorce años hubo catorce
crímenes por el derecho al trono. La rama de los boyardos luchaba por el poder;
finalmente vencieron e Iván IV el Terrible fue
coronado Zar de todas las Rusias; reinó desde los diez y seis años en un
ambiente similar y cruel al de su infancia. Fue el más déspota y cruel de
los tiranos.
Le gustaba cazar, leer y escuchar misa diaria.
Construyó La Catedral de San Basilio -en honor de su padre- y se casó
con su amada Anastasia. Fue su período calmo. Cuando Anastasia dio a luz
por sexta vez y muere, el Zar se convirtió en un ser cruel, torturando
y asesinando. A los treinta años dejó el poder y abandonó Moscú. A pedido del
pueblo regresó, pero exigió un poder autócrata.
El terror comenzó; creó una policía de seis mil
hombres con caballos y trajes negros, que durante ocho años aterrorizó a los
pueblos. Cuando los tártaros de Crimea atacaron, no pudieron defenderse y
Moscú volvió a ser quemada.
En 1581, el zar mató a su hijo y a su nuera
en un ataque de furia; luego lo lloró con desconsuelo. El 16 de
marzo murió de repente fulminado.
El imperio era un caos; el pueblo comía pasto,
raíces o carne humana. Además de las invasiones tártaras y las revueltas de los
campesinos, soportaron las invasiones suecas. Finalmente
lograron expulsarlos.
A su muerte subió Miguel, de diez
y seis años, un pariente lejano con una gota de sangre Romanov; allí comenzó
esta dinastía.
Alejo, hijo de Miguel, fue el segundo zar de los
Romanov. Antes de morir, la regente Sofía hizo coronar para conservar el
control a Pedro I -de diez años- a su hijo, débil y enfermo,
medio hermano de éste. Pedro abandonó el Kremlin con su madre; adolescente,
inició la construcción de casas de madera en San Petersburgo con trescientos
ayudantes. El zar intentaba ganar el poder. Sofía no podía ignorar a
Pedro que, con sus diez y siete años, medía 1.99 y a quien dos
regimientos rusos protegían: finalizaron por apoyarlo a Pedro. Sofía fue
forzada a entrar en un convento, aunque todavía su hijo y Pedro
reinaron conjuntamente unos pocos años, hasta la muerte de Iván.
Pedro fue soldado, marinero, y reformista.
Asesinó a todos los que habían matado a su familia. En Rusia hubo
dos familias potentes que se pelearon siempre por el poder y lo
hacían con suma crueldad. Por ejemplo los tiraban desde lo alto y los perros
hambrientos los comían al caer.
A Pedro I le fascinaba todo lo
moderno. Para él, el futuro de Rusia estaba en Occidente; era un enamorado de
las embarcaciones e hizo construir una flota; Rusia no tenía costas y el zar
deseaba un puerto marítimo, una ventana al mundo. A los veintitrés años lo
logró. Pese a que los rusos fueron vencidos por los turcos, Pedro I hizo
construir una flota y conquistó un puerto en el Mar Negro.
Partió hacia Europa por un año y medio y con
doscientos noventa hombres; le interesaba conocer todo lo relacionado con
lo naval; fue a Holanda donde aprendió e incluso construyó una fragata
con sus propias manos. Viajó a Inglaterra donde, como buenos rusos, se
emborrachaban y destruían las mansiones en sus orgías: los ingleses los temían.
En Rusia había problemas en el reino y tuvo que
regresar, con tristeza; Moscú era deficiente, comparada con Europa;
soñaba con una Rusia occidentalizada y ser considerado europeo.
Creó un puerto en el Báltico.
Suecia peleó durante veinte años contra los rusos;
los suecos habían invadido parte del suelo ruso; Moscú fue incendiada por
segunda vez; el ejército ruso atacó en pleno invierno a los suecos
y éstos -minados por el frío y la hambruna- fue derrotada.
Pedro I se mudó a San Petersburgo; tenía
veintitrés años; galopaba diariamente para gobernar desde Moscú.
Construyó hospitales, museos, una nueva armada y un ejército y hasta una nueva
corona al estilo europeo, la cual se usaría en todas las futuras
coronaciones. El zar deseaba una alianza con
Francia, donde reinaba Luis XV pero París no sentía interés.
De repente muere Carlos XII en Suecia.
Siguieron las muertes durante tres veranos en el litoral de Suecia,
aunque los territorios adquiridos en la costa del Báltico permitieron a Moscú
mantener mayor contacto con los occidentales.
Cuando Pedro I fue coronado zar, Rusia estaba
inmersa en las tinieblas del Medioevo; era un país agricultor y nada conocían
de ejércitos, naves o armas. El zar creó un ejército disciplinado, con cien mil
hombres más otro ejército con cosacos y tropas irregulares. Creó también
la flota rusa con cuarenta y ocho navíos y ochocientas galeras. La disciplina
era rigurosa: quien se retiraba, debía morir.
Necesitaba mucho dinero para equipar la armada y la
marina. Aumentó la economía rusa y el mercantilismo; se ocupó de hacer crecer
el comercio y la industria; las ciudades se volvieron autónomas y los burgueses
no debían hacer el servicio militar; creó nuevas industrias y acogió
amistosamente a los extranjeros inmigrantes; la mayoría obreros,
artesanos y profesionales. Convenció a los cosacos y campesinos de criar
carneros de una raza mejor; obligó a los agricultores a emplear
la guadaña en la ciega de cereales. Crecieron las fábricas para curtir e
hilar, así como los talleres mecánicos y astilleros, que dieron trabajo a
cincuenta mil obreros. La importación aumentó, pese a que los
productos nacionales no estaban todavía a la altura de los extranjeros.
Los mineros fueron favorecidos gracias
a la mano de obra de los prisioneros de guerra extranjeros; tenían hierro
suficiente para cubrir sus necesidades e incluso para exportar. La fábrica de
armas -fundada por un técnico holandés a principios del XVII- proveía de armas
de fuego a todo el ejército y la flota.
Su proyecto más importante fue
concentrar todas las rutas de importación y exportación desde San Petersburgo,
mejorando las comunicaciones entre la capital y el interior del país a través
de caminos y canales. Abrió un canal que acortaba el trayecto de San Petersburgo
a Nóvgorod, evitando otros trayectos peligrosos.
Fue el primer zar comerciante de Rusia, La familia
Romanov se reservaba el monopolio mercantil de la sal, el alquitrán, la potasa,
la seda de Persia y las pieles de Siberia. La corte de Pedro parecía una
inmensa oficina comercial, donde se discutían los precios de las diferentes
mercaderías.
Reformó la actividad económica sin pensar
mayormente en el pueblo. El bien de la nación era su leitmotiv para elevar el
nivel económico ruso, pero los campesinos trabajaban más sin recibir por ello
compensación alguna; morían millones de hombres por exceso de
trabajo, llevando una vida miserable: parecían bestias de carga. El pueblo
estaba totalmente oprimido por los impuestos, el derecho de moler o de pescar,
los derechos a la sal, el vodka y el tabaco. Muchos campesinos pasaron a
ser mendigos; otros murieron. Azotaban a los morosos: todo eran palos,
sanciones, o amenazas, Eran personas habituadas a vivir en las peores
condiciones infrahumanas. Los campesinos hubieran preferido no tener
hambre que abastecer tantos cañones, fusiles y alimentar al ejército.
Pedro I no consideraba que los altos puestos
públicos debieran ser reservados a la nobleza; le interesaba más la eficiencia
que el origen social. Un soldado podía elevarse al rango de general o llegar a
ser mariscal y cuando llegaba a ese grado en su carrera militar era
inmediatamente ennoblecido.
Se interesó por las mujeres; las sacó de los
hogares, encerradas casi como las orientales en un estado de esclavitud, pese a ser todavía incultas, sin
un papel definido en la sociedad; pretendía elevarlas al mismo grado que las
mujeres occidentales aun que necesitaban educación y cultura: la libertad
solamente no les servía.
Consiguió liberar a Rusia de su aislamiento y
las guerras y las conquistas de tierras no fueron en vano; mejoró la
relación con Europa y la mentalidad dejó de ser asiática, adoptando costumbres
europeas occidentales, pese a la resistencia de los rusos ortodoxos. La
antigua Rusia desaparecía y renacía una nueva Rusia; Pedro I trabajaba a la par
de su pueblo; le gustaba beber en cantinas y estar con su ejército o en el
puente de uno de los barcos. Sin embargo, la vida seguía siendo durísima y la
mayoría del pueblo deseaba su muerte sin comprender sus reformas; padecían
hambre, frío, enfermedades.
Para el zar los monjes eran
responsables de la inmoralidad que reinaba en los monasterios. Era
demasiado activo para comprender la vida monacal; redujo templos,
confiscó sus bienes y mantuvo severa vigilancia sobre las comunidades;
muchos fueron transformados en hospitales, refugios para mendigos,
inválidos, asilos de ancianos o escuelas.
Abatió el poderío de la iglesia y reformó la
administración del Estado; similar a Suecia instituyó un senado con doce
colegas, aunque no fue fácil encontrar senadores capaces y colegas competentes;
muchos eran iletrados o indignos de confianza. Pedro no pudo inculcarles
el sentido del deber.
La energía del zar era inagotable, A veces,
cuando era necesario, acudía a los ritos pero también era partícipe de las orgías;
podía embriagarse durante toda la noche y ponerse a trabajar al día
siguiente sin el menor signo de cansancio.
Convirtió a Rusia en una gran potencia. Tuvo el
mérito de aproximar Oriente a Occidente, alentar el comercio, tener un ejército
y una marina colocar hombres capaces y no nobles inútiles en los cargos de
importancia, pero no mejoró por ello la vida de los campesinos. Tuvieron que
pagar con un mayor esfuerzo, para mantener los gastos y alimentar a la milicia
y a la marina.
Acabó con la xenofobia y relacionó Rusia con
Occidente, Imponiendo su estilo reformista.
El mundo eslavo participó de la vida
europea. El ruso fue un ciudadano en el mundo. Realizó enormes progresos
pero a costa de su despotismo, sin tener en cuenta las necesidades de los más
pobres, que eran millones.
Se casó en secreto en 1712 (principio del S XVIII)
con su amante desde hacía varios años. Tuvieron dos hijas Ana e Isabel y años
después nació un varón. Cuando Pedro tenía uno de sus temibles arrebatos de ira
ella sólo podía calmarlo. La zarina salvó a muchos rusos del látigo o la
horca, aunque les hacía pagar por su ayuda. En una derrota rusa
puso a disposición sus joyas y su dinero; esta decisión salvó a su marido
y al ejército de una catástrofe.
Su hijo mayor y heredero –Alejo- fue separado
de su madre Euforia, a los ocho años; ésta entró obligada en un convento.
Alejo odiaba a su padre. El zar se sentía decepcionado; era
indolente, no sentía interés por nada; fue educado a la antigua usanza
rusa; su padre no se preocupó por él. Era su antítesis. Fue tarde cuando
intentó educarlo para ser su colaborador y el futuro soberano; el zarévich le
tenía temor y odio. Su padre lo golpeaba a menudo y la relación empeoró.
Lo acusaron de intentar una revuelta pero con ayuda pudo huir a
Nápoles; el zar lo hizo espiar, lo encontró y lo persuadió para que
regresara, con la promesa de no castigarlo. Al llegar a Rusia fue
torturado y condenado a muerte, pero murió antes por los golpes de látigo –el
Knut- en 1718. Partidarios de Alejo murieron en espantosos suplicios y
también el confesor del zarévich murió del mismo modo.
Hasta su primera mujer, Euforia, fue acusada de
poner a su hijo contra él; la interrogó personalmente, golpeándola
y arrastrándola por los cabellos y amenazándola de muerte, La trasladó a otro
convento totalmente aislada y sometida a la más rigurosa vigilancia; algunas
monjas que se ocupaban de ella fueron torturadas hasta la muerte, a la
usanza rusa.
Tuvo un hijo con la hija de un
comerciante de Lituania, once años menor -a quien hizo
coronar con el fin de tener un nuevo heredero. Muere Petanca,
de un año, a quien lo lloró sin consuelo; pensaba darle todo el amor y la
educación que le negó a su hijo Alejo. Lo adoraba.
Un día de otoño gélido, quiso participar del
salvamento de unos náufragos y contrajo una congestión pulmonar de la cual no
se curó. Murió a los 53 años en 1725. De sus quince herederos sólo vivían las
dos niñas de la última zarina.
Isabel, hija de Pedro, fue
coronada emperatriz a los quince años, aunque durante diez y seis años el trono
fue ocupado por su madre. Isabel subió al trono recién a los treinta y dos
años; tuvo el desatino de nombrar heredero a su inepto sobrino Pedro, que
odiaba todo lo que fuera ruso; decepcionada de ese sobrino deficiente, lo casó
con Catarina, cuando éste tenía quince años; era inteligente, culta, le
fascinaba la política, leía con pasión y se hizo ortodoxa por convicción. Amaba
Rusia, hablaba perfectamente la lengua y ansiaba el poder. Estaba ligada a
Occidente, por ser alemana. Luego de ocho años de jugar con soldados de plomo
con su marido en la cama nupcial, concibió un hijo. Al morir la emperatriz
Isabel, subió Pedro II, que hizo sólo desastres.
Rusia se hallaba sumergida en una guerra civil, como consecuencia de su
inoperante marido, -quien sufría cuando los rusos peleaban con sus queridos
alemanes-. Amaba a su país de origen férreamente. Al morir su tía su sobrino el
zar obligó a los soldados rusos a vestirse como alemanes, mientras los
sacerdotes debían vestirse a la usanza de los luteranos. Nunca se convirtió
a la Iglesia Ortodoxa. Siguió siendo protestante y jamás
pronunció una palabra en ruso.
Catarina, apoyada por su amante Orlo, logró en una
revuelta hacer asesinar a su marido, aunque se dijo que murió de un ataque. Se
hizo coronar emperatriz, demostrando ser devota a Rusia, además de ser
muy competente.
Comenzó La Reforma: trajo grandes maestros europeos
y convirtió L’Hermitag -en San Petersburgo- en tres palacios
unidos, (uno es el museo de arte). Hizo comprar obras de arte en Europa,
abrió escuelas y universidades, desafiando las tradiciones. Hizo construir una
estatua a Pedro el Grande. La aristocracia la aplaudió y la aceptó,
porque amaba a Rusia; hablaba ruso perfectamente, era liberal y enciclopedista.
Sabía que los nobles la sostenían; al comenzar su reinado, hubo una revuelta
campesina, que Catarina sofocó y, desde ese momento, se convirtió en un
gobierno absolutista. Se negó a darles la libertad a los siervos: el mar Negro
era su obsesión.
Orlo, su antiguo amante, le cedió el lugar junto
a Potenki, un gran estadista. Potenki conquistó Crimea, una península en
el Mar Negro; feliz, la emperatriz lo nombró Príncipe de la región. Con
este triunfo, se convirtió en la mujer más poderosa del mundo, desde Polonia
hasta Alaska.
Cuando estalló La revolución en Francia
tuvo pánico de que se extendiera a otros países y perder el poder.
-Estalló La Revolución Francesa. La aristocracia fue
derrocada; en los cuatro años del Gran Terror, murieron trescientos mil seres
guillotinados.
El general Napoleón estaba en la
campaña de Italia y era un general de veintiséis años, todavía no
un peligro. La emperatriz amaba Francia; mantenía
correspondencia con Diderot, que pertenecía al grupo de los Enciclopedistas y
también con el filósofo Voltaire. Diderot aceptó su invitación para conocer
San Petersburgo.
Su hijo Pablo I era
inestable e incapaz. No amaba su país y jamás aprendió su lengua ni se hizo
ortodoxo. Solamente pensaba en los alemanes y amaba el ejército militar;
no era el heredero ideal. La Emperatriz buscó los mejores
maestros de La Ilustración, pero nadie pudo cambiarle sus ideas. Se
consideraba a sí mismo un alemán en tierras desconocidas, similar a su padre en
todas sus falencias.
Pablo tuvo dos hijos Alejandro y Constantino,
que creó la emperatriz en L´Hermitage. Alejandro era su preferido.
Quería siempre tenerlos a su lado. Pablo tuvo más hijos, pero éstos vivían con
sus padres en una casi fortaleza, vigilada por su madre.
Muere Catarina. Su
hijo Pablo I sube al trono. Desde ese momento decretó que sólo
los varones podían reinar. Tenía treinta y cinco años. Rusia no lo amaba y
querían que subiera al trono su hijo mayor Alejandro, que no era tirano ni
caprichoso; su reinado no duró mucho tiempo: todo lo que hizo fue desastroso.
Lo mataron y Alejando I siempre se sintió culpable pues
-aunque no participó- tampoco detuvo el golpe.
El zar era muy bello; culto, diplomático pero
indeciso; quería una Constitución, aunque no terminaba de decidirse porque era
perder el poder de un zar autócrata.
En Francia, Napoleón era emperador. Junto con el
Zar firmaron un tratado de paz. Pero, a escondidas de Francia, el Zar se alió
con Inglaterra -en contra de Francia- Napoleón, indignado, encontró una causa
para invadir a Rusia, con medio millón de soldados; él era su
comandante.
Los rusos conocían los ciclos más apropiados para
la guerra en su país. El invierno llegó, cuando el Emperador invadió
Moscú, los rusos se llevaron todo lo que el ejército podía necesitar e
incendiaron los pueblos por donde pasaban los franceses. Al no
poder abastecer a los hombres ni a los caballos, morían en medio de un
frío de temperaturas bajísimas: el invierno ruso lo derrotó. Por tercera vez
quemaron Moscú, fue incendiada. Napoleón abandonó
su ejército en ruinas y regresó a París, cuando vio la derrota de su
campaña. Recién en ese momento los rusos aniquilaron a los franceses. Quedaron
veinticinco mil del medio millón inicial: fue el comienzo del derrumbe
Imperial.
El zar Alejandro quería devolver a cada
país europeo su auténtico rey y eliminar los hermanos del Emperador, que no
eran reales y gobernaban de modo desastroso. Como vencedor de Napoleón,
Alejandro I fue a París hasta que el emperador dejó Francia y partió para Santa
Helena; regresó a Rusia con reformas liberales que no logró imponer. Se fue
convirtiendo cada vez más en un místico y poco después murió.
Al no dejar descendencia, quedaba en primer lugar
su segundo hermano, Constantino quien rechazó la corona, enviando una
carta desde Varsovia, donde residía, siendo virrey de Polonia, totalmente
alejado de la corte rusa. Subió entonces el tercer hermano, Nicolás
I, que había vivido con sus padres sin ser educado
en la Corte.
Los Decembristas fueron un grupo que no se oponía
al zar, pero sí exigían ciertos cambios. El joven Dostoievski se apasionó
discutiendo con los jóvenes reformadores, que predicaban la no censura y que el
emperador tuviera menos derechos y fuera más humano. Entre ellos había nobles
imperiales que apoyaban a los setecientos rebeldes vencidos; sus jefes fueron
enviados a los cepos y el resto a Siberia. Algunas mujeres muy valientes
abandonaron a sus hijos y los acompañaron. No podían regresar de Siberia,
aunque sus maridos murieran. Fue el principio de los cien años de revolución.
La política era ilegal; todo se hacía clandestinamente.
Dostoievski acudió a algunas reuniones
de este grupo y soportó cuatro años de trabajos forzados y dos más
viviendo en Siberia, como simple soldado raso, sin poder escribir ni una sola
línea que no fuera leída y supervisada por la policía durante el resto de sus
días. Tuvo la suerte de no ver a su amada Rusia desangrada.
-Nicolás I fue vencido en Turquía. Una semana más
tarde, el Zar muere.
Subió al trono su hijo, Alejandro II,
menos cruel y más humano. Quebrantó el régimen draconiano impuesto por Nicolás
I, autócrata. Alivianó los tormentos de los decembristas que con el
tiempo pudieron regresar, como la princesa María Volkonsky, casada con un
Príncipe Imperial con sus dos hijos nacidos en Siberia; incluso les
devolvieron sus magníficas posesiones. Pero muchos habían muerto o no deseaban
volver, luego de un cuarto siglo de destierro. Se establecieron, ancianos y
débiles, en alguna ciudad del Norte con la familia que habían armado en el
exilio.
Alejandro II modernizó el ejército de Crimea. Dos
años antes de que Lincoln emancipara a los negros, Millones de siervos
fueron liberados y cien millones de hectáreas del zar y de la aristocracia
fueron repartidas entre ellos, indemnizando a algunos propietarios; los
campesinos debían amortizar en cuotas las tierras cedidas durante
cuarenta y nueve años. Pero los siervos no estaban en mejores condiciones
económica: el zar les devolvió la dignidad, pero los campesinos seguían
en la miseria; las parcelas eran más pequeñas que las arrendadas, cuando eran
siervos; no podían pagar los préstamos por la tierra adquirida ni los
impuestos y no podían adquirir el material indispensable para la
agricultura; ésta decayó, sin convertirse en la espina
dorsal del país, como esperó el zar.
Moderó también la censura de la prensa; puso jueces
inamovibles, jurados para la primera instancia, audiencias públicas, jueces de
paz. El pueblo sentía un profundo respeto por Alejandro II. Fue un liberal, pero sus reformas contradictorias
llegaron tarde. Las mejoras económicas y sociales no convencieron al
pueblo; hubo atentados. Estalló la rebeldía entre la juventud en los barrios
de Moscú y San Petersburgo, donde discutían filosofía, influidos por
occidente; los llamaban nihilistas, en 1862; otros negaban los valores y
proponía abolir el poder del Estado para vivir libremente.
Alejandro II hizo reformas y aceptó compartir el
poder con un Parlamento. Sin embargo, el pueblo no estaba satisfecho. Hubo dos
atentados contra él. Finalmente le tiraron una granada al pasar su coche
y murió. Los revolucionarios creían haber vencido.
Su hijo Alejandro III construyó la
Catedral de San Salvador, sobre la sangre derramada de su padre.
Odiaba la política más permisiva de su padre. Orgulloso, sin talento, vivió
encerrado en un castillo en San Petersburgo por temor a las bombas o balas.
Consideraba al Parlamento la gran mentira del siglo.
El conde Tolstoi le escribió una carta, donde le
pidió al zar liberar a los que habían provocado el atentado del zar. Estaba en
desacuerdo con los dos métodos utilizados, las reformas liberales y la
represión ¿Por qué no intentarlo desde la caridad cristiana? Era el profeta de
Yasnaia Poliana, la finca que poseía cerca de Moscú y donde escribió Guerra y
Paz y Ana Karenina.
No estaba de acuerdo con el gobierno que mantuvo en
Finlandia una política absolutista y brutal, bajo el lema una sola lengua, una
sola fe, con persecuciones masivas contra los judíos, tenidos por enemigos o
contra los que fracasaban en su proyecto y eran enviados a los
campos de concentración a Siberia. Algunos pocos pudieron escapar hacia
occidente. Solo en el exterior se podía discutir la política
nacional.
Dostoievski escribió sus últimas novelas: Crimen y
Castigo, El idiota, los Hermanos. Karamazov. Estas novelas posteriores
revolucionaron la literatura mundial, tornándose más místico. En sus temas se
interesó por los humillados, por los marginados, los oprimidos, los
malhechores, los extraviados, los intelectuales como Iván o el místico Alexis.
No aceptaba los ataques de Turgueniev contra la aristocracia.
El Zar hizo construir cuarenta y seis vías férreas,
creando industrias y fábricas. La ciudad tenía un millón y medio de
habitantes.
Hubo un primer intento de asesinarlo en 1866.
Una bomba explotó ante su coche. El zar bajó para socorrer al cosaco herido y
una segunda bomba lo dejó con las piernas destrozadas. Murió pocas horas más
tarde.
El Paneslavismo
Rusia era un país industrial en ese entonces con
una importante red ferroviaria a principio del siglo. Producía metales; tenía
minas de hulla; los obreros de seiscientos mil se duplicaron; había
bancos.
La ambición era unir todos los pueblos eslavos bajo
la autoridad del zar. Dostoievski y Tolstoi apoyaron el proyecto de expansión
en Asia central. China cedió en el este a Rusia territorios donde
construyeron un puerto.Nicolás II
Segundo hijo de Alejandro III fue el
último zar. Tenía veintiséis años, indeciso y poco apto para reinar. Casado con
Alexis, nieta de la Reina Victoria, Tuvo cuatro hijas y por
fin nació el zarévich, un precioso bebé que -a los nueve meses- se
enteraron de que padecía hemofilia, lo cual los desintegró y los hizo aún más
retraídos. Su mujer, creada en Alemania era nieta de La Reina
Victoria, de donde proviene este mal, que las mujeres heredan y los
hombres lo sufren.
Alexis era muy tímida, no apta para el papel de
zarina; quería estar en familia, con su marido, al cual idolatraba, y con sus
hijos. El pueblo hambriento no la quería. La situación empeoraba. La zarina
nunca hizo nada para mejorar la situación de los campesinos; ni siquiera
estaban enterados en la Corte de lo que sufría el pueblo.
Un hombre medio brujo, pueblerino, rudo, maníaco
sexual, ejerció enorme poder sobre la zarina, porque aliviaba los
sufrimientos de su hijo cuando sufría una hemorragia. Incluso a distancia
mejoraba al zarévich, lo cual ganó la confianza absoluta de Alexis.
Lo consideraba su amigo y estaba bajo su total influjo.
La guerra inútil contra Japón
Fue un fracaso rotundo y sin sentido para la flota
rusa mal equipada. El problema fue Manchuria. Tokio rompe relaciones con
Rusia. La flota nipona, según el modelo británico, atacó a una escuadra rusa y
al mes pudo rodear la ciudad. Los japoneses eran magníficos soldados con una
valentía asombrosa.
El zar envió la flota rusa del Báltico pero eran
barcos no aptos para largas travesías por el océano. Los oficiales eran poco
competentes y los barcos necesitaban ser reparados; no tenían ninguna
posibilidad de éxito. Perdieron las dos terceras partes de sus trescientos
barcos en una sola batalla. Fue un desacierto impulsado por la zarina. Rasputín
aconsejaba a la emperatriz: todo el pueblo lo sabía y lo detestaba. Pedían
al zar que lo alejara del gobierno y de la Corte.
El zar aceptó que mediara Roosevelt por la paz.
Entre los puntos del tratado, Rusia evacuaría Manchuria; por segunda vez en una
década Japón derrotó al gran imperio ruso con victorias catastróficas.
El zar, por consejo de la emperatriz, dudaba en
aceptar un poder con una Constitución y con un Parlamento.
En Enero ciento cuarenta mil hombres en San Petersburgo
llevaron al palacio imperial una carta pidiendo al zar que creara una Asamblea
legislativa, separara la Iglesia del Estado, leyes de protección
laboral y el fin de la guerra contra Japón, pues se pagaba un alto precio por
ella. La petición era dramática: “Estamos asfixiados por el absolutismo y lo
arbitrario. Se nos trata como esclavos que sufren y callan. Se nos oprime cada
vez más”.
Los manifestantes confiaban en el zar. Se
dirigieron a la residencia de verano, pero la familia imperial se
encontraba en otro lugar. Los esperaba en cambio el ejército con las armas
cargadas. La multitud huyó pero las tropas la persiguieron hasta la noche. Al día
siguiente San Petersburgo no tenía tranvías ni telégrafos ni teléfonos ni
luz eléctrica. Hubo miles de muertes y dos mil heridos. Fue un domingo
sangriento.
Revolución 1905
La clase media se unió al pueblo. La chispa
revolucionaria se despertó en las ciudades y en el campo; hubo huelgas;
atacaron residencias aristocráticas y hubo más atentados. También prendió la
revolución entre los militares y la marina. Hubo motines y desertores en
Manchuria. Algunos oficiales fueron asesinados.
En octubre estalló una huelga general obrera en las
ciudades e industria, lo cual hizo que el zar capitulara y prometiera
establecer una Constitución con un ministro como presidente, intentando
restaurar el orden. Siguieron los combates en las calles de Moscú y la
artillería destruyó barrios enteros.
En mayo la Duna (la cámara impuesta al
zar) tuvo una primera Asamblea pero el zar la disolvió, dirigiendo una proclama
y aduciendo sus derechos absolutistas. Más disturbios con prohibición de
diarios, encarcelamientos, ejecuciones y deportaciones. El zar exoneró las
cuotas que debían pagar los campesinos por las tierras que les había cedido
Alejandro II y que los ahogaba La decisión llegó tarde.
1907
nglaterra y Rusia firmaron un acuerdo de no meterse
en los asuntos del Tíbet ni Afganistán ni en los intereses de Persia y su
división en tres partes. Fue el inicio de la triple Entente, copia de la
firmada por las potencias centrales. Después de la revolución y la Duma,
el Partido tomó medidas para evitar otras revoluciones y elaboró un poder
monárquico constitucional.
Año 1914.
Comienzo de la I Guerra Mundial. El zar
asumió personalmente el mando entre 1914-1915 y mandó un ejército
mal equipado a pelear contra Alemania. No quedó mano de obra para sembrar ni
cosechar y la hambruna fue total; morían los soldados rusos de a
millones. La industria se detuvo. El pueblo volvió una vez más los ojos
hacia la revolución.
La zarina quedó como regente con la ayuda del
monje siniestro; ambos no hicieron más que desastres en el gobierno. Rasputín
nombraba los ministros a su antojo, negándose a nombrar a los ministros
que la Duma elegía. Hubo doce ministros distintos en unos meses. La
zarina confiaba ciegamente en él. El zar débil aceptaba por carta los cambios
pedidos por la zarina y apoyada por Rasputín. El zar dirigía las tropas desde
un tren.
Se agravó la crisis; los obreros abandonaron el
trabajo y fueron al centro de la ciudad e intentaron asaltar los
edificios públicos; incendiaron el palacio de Justicia y hubo doscientos
muertos. El gobierno movilizó a los cosacos, a la policía montada y llamó a la
infantería pero ésta, formada por campesinos, simpatizaba con los amotinados.
25.000 padres de familia se unieron a la revolución; una compañía militar
se negó a disparar a las masas; otra fusiló a los jefes. Moscú y Kiev siguieron
los ejemplos de San Petersburgo. Nicolás II perdió el apoyo del ejército y
comenzó la anarquía.
Asesinaron a Rasputín en un atentado en el palacio
de uno de los príncipes imperiales, que pudo con ayuda escapar a Francia.
Abdica Nicolás II a favor de su hijo, bajo la
regencia de su hermano el duque Miguel, pero éste no aceptó el trono en
esas condiciones y Rusia quedó entonces bajo un gobierno provisional. El zar
regresó de inmediato y su familia y él quedaron presos primero en su residencia
de verano pero luego los llevaron a Siberia.
Los rusos ansiaron la revolución por un siglo, pero
cuando la alcanzaron, se asombraron. Dos organismos se disputaban el poder: la
Duma y los Soviets. Los ministros huyeron; se disolvió la
Duma y se formó un gobierno provisional. Se estableció el Soviet Supremo
de obreros, soldados, marinos y estudiantes que vigilaban al gobierno
provisorio.
Comparada con la
Revolución Francesa fue menor el daño causado; además siguió otro
curso: renunció a toda anexión y conquista, centrando su único objetivo en
defenderse de los imperios centrales.
Lenin
Estaba en Suiza. Lo recibieron con tal entusiasmo
que sorprendió incluso al líder.
El manuscrito sobre la evolución del capitalismo en
Rusia le costó tres años en Siberia. Se unió al movimiento revolucionario. El
gobierno había ejecutado a su hermano en un atentado.
Abandonó el país para continuar desde el extranjero
la lucha y se fue a Múnich. La actividad terrorista era insuficiente sin un final
concreto; se necesitaba el proletario industrial; había que crearlo. Publicó un
diario “La Centella”. Los exilados social demócratas rusos en Londres se
interesaban por los bolcheviques que tenían el mando.
Tenía diferencias con Trotski, quien llegó a Rusia
en Pascua de 1917 en un tren alemán, siendo el jefe indiscutido de la
revolución, que dirigió con mano enérgica. Debía encauzar a las masas y el
pueblo debía ser el modelo de propaganda dentro de una organización central
contra el régimen capitalista.
La revolución bajo el mando del partido Bolchevique
·
Fue una
revolución proletaria en un país atrasado en la industria. Obtuvo el apoyo de los campesinos y algunos
simpatizantes ricos.
·
Los
puntos más importantes de la tesis de Abril fueron.
·
Era
una guerra imperialista, donde el pueblo carecía de poder.
·
Renuncia
a las anexiones.
·
Propaganda
contra la guerra.
·
La
revolución burguesa cede el paso a la proletaria.
·
Ruptura
contra el gobierno provisional.
·
República
de los soviets para el pueblo.
El nuevo régimen sería una República de
soviets obrera y campesina.
Nacionalizar
la banca.
Trotski interviene en la producción y distribución.
Llegó a San Petersburgo pero no se adaptó al medio ruso. Lenin lo mantuvo
ligado en la dirección de la revolución.
Cuando los bolcheviques tuvieron mayoría, Trotski
actuaba en nombre de los soviets como presidente de Petrogrado (ex San Petersburgo)
Treinta mil obreros fabriles se declararon en huelga y más setenta y tres
empresas.
Lenin y Trotski coincidían en la imposibilidad
de combatir en esa desorganización. Los obreros, apoyados por los
campesinos, reclamaban las tierras cedidas por el zar Alejandro II y se
lanzaron contra las fuerzas armadas.
En octubre, Keremski fue nombrado
presidente; la mayoría de los rusos desechó una democracia al estilo
occidental. Se instaló la pena de muerte; Trotski se puso al frente del
ejército pero fracasó, pues jamás había mandado un regimiento.
Lenin había huido, acusado de espía alemán pero,
frente a la derrota del presidente Keremski, regresó de Finlandia. Era la lucha
entre ambos. Muchos creían que el Partido Social Revolucionario de los
campesinos salvaría a Rusia de la anarquía. Se dejaron engañar por la opinión
de Prada. Stalin, recién llegaba del destierro de Siberia.
Ese mes hubo otra revolución y la dictadura
bolchevique creció velozmente. En Abril de 1917 tenía setenta mil miembros y en
agosto contaba con 240.000. Tenía 1/6 parte del Congreso general de los soviets
y ¼ parte de los diputados. Lenin organizó el partido con mano férrea. Contaba
con Stalin y se enfrentaba con Trotski. El movimiento se extendía de Moscú a
Kiev. La paz y la tierra para los campesinos fueron las consignas. El Congreso
aceptó el golpe de Estado y la tesis de Lenin que cambió el criterio
bolchevique, adoptando el suyo; la tierra para los campesinos, no para los
soviets y el poder para los soviets no para el Partido comunista, como se
sostuvo en un principio.
Trotski obtuvo el puesto en asuntos exteriores y
Stalin obtuvo la nueva comisaría. Se dictó la declaración de los derechos del
pueblo trabajador y explotado, similar a los derechos del hombre en
Francia. La Asamblea creó un comité con personas listas para
defender la Tesis pero sin violencia. Obtuvieron ¼ parte de los
votos. Al día siguiente se disolvió la Asamblea Constituyente.
Los aliados rompieron relaciones diplomáticas con
los bolcheviques. El zar había firmado tratados secretos con ellos,
repartiéndose territorios, si vencían. La libertad de Bélgica y Serbia
fueron una excusa platónica. El gobierno soviético se negó a pagar las deudas,
en especial con Francia. Moscú se convirtió en la nueva capital de Rusia y San Petersburgo
cambió su nombre por Petrogrado.
En Europa, los gobiernos eran contrarios a los
bolcheviques en Ucrania, Polonia, los Estados Bálticos y en Siberia. Los
mencheviques estaban apoyados por los checos y Japón; se debía alcanzar la paz.
Lenin no podía oponerse a Europa, pues los
países centrales ocupaban gran parte de Rusia. Soñaba con provocar revoluciones
sociales en Occidente sin intervenir pero con su ayuda.
En 1917, en un congreso, Stalin declaró la
independencia de Finlandia, porque esperaba que los obreros derrotaran al
capitalismo y crearan una República proletaria. En 1918 declaró que la
independencia sólo podía darse en los países socialistas. Ucrania, era el
granero ruso, pero el país proclamó su autonomía y su independencia.
Los bolcheviques propusieron a Alemania y a los
aliados una paz sin anexiones ni indemnización y la autodeterminación de los
pueblo de disponer por sí mismos.
Los aliados no sabían cuánto tiempo Lenin se
mantendría en el poder y esperaban mayor comprensión con las potencias
centrales derrotadas.
Alemania reconocía la necesidad de una victoria en
el Oeste, antes que EE.UU. entrara en guerra. Deseaba finalizar la guerra
contra Rusia para trasladar los ejércitos al Oeste.
Los países centrales y Rusia comenzaron las
negociaciones a principio de 1918, en una ciudad ruso- polaca. Lenin deseaba la
paz de inmediato pues confiaba en una revolución alemana contra el káiser.
Trotski no estaba de acuerdo. Si Alemania atacaba a Francia se desplomaría la
revolución socialista en Europa Central. El Comité rechazó el proyecto de Lenin
y dejaron a Trotski libre de llevar adelante su plan. Trotski proponía un
armisticio sin guerra y sin paz; rechazó el ultimátum germano- austríaco. La negociación
fracasó. Los imperios centrales lanzaron una ofensiva y lo que Lenin defendía
se cumplió. Los enemigos invadieron Ucrania y llegaron a las puertas de
San Petersburgo, llamada ahora Petrogrado.
Sé firmó la paz. Rusia cedía Polonia, Lituania y
los Países Bálticos; aceptó la independencia de Ucrania exigiendo
la venta de sus cereales en primer lugar a Rusia. Estonia y Letonia
fueron estados independientes. Finlandia la obtuvo con ayuda de Alemania
que estaban en contra de los soviets.
Paz con Rumania
Los aliados consideraron a Rusia aliada a
Alemania y apoyaron a los bolcheviques blancos. Stalin logró con los comunistas
rojos su primera victoria, si bien el abastecimiento desde Siberia quedó
bloqueado. Se amotinaron los campesinos agotados por la falta de víveres,
que exigían los rojos. En Moscú estallaron motines. Para evitar que el
zar y su familia fueran restaurados por los blancos los asesinaron. Cuando las
tropas antisoviéticas llegaron el 20, el 16 estaba toda la familia
muerta.
Lenin envió a la familia real a Siberia y
pocos meses después, cuando supieron que los blancos pensaban salvarlos y
restituirles el poder, los rojos fusilaron a toda la familia
en un sótano; les echaron cianuro y los quemaron, enterrándolos por
separado. Nadie quiso ayudarlos ni protegerlos, ni siquiera el rey de
Inglaterra, tío de la zarina, una de las nietas predilectas de la Reina
Victoria. Nadie quiso comprometerse en la revolución rusa. luego de
una guerra mundial.
Hace unos años fueron desenterrados y los llevaron
a un sitio más acorde a su condición real.
Esto fue el fin de los zares de todas las Rusias y
el comienzo del comunismo.
En 1918 se firmó la paz
Los países centrales evacuaron a los rusos y el
gobierno soviético declaró nula la paz e inició acciones contra los burgueses
de Letonia y Estonia; los vencieron y declararon la guerra a Ucrania.
Soviets de obreros y soldados se estaban formando
en Alemania, Hungría y Baviera.
Los aliados atacaron a Rusia: Wilson se opuso y
cada uno actuó según su propio beneficio. Inglaterra y Francia fueron
derrotadas y se limitaron a enviar ayuda y dinero apoyando a Polonia y Rumania.
En 1923 los soviets lograron equilibrar sus
condiciones en Europa y en Asia y llegar a las fronteras antiguas zaristas con
Persia y China. Trotski salvó una vez más la situación.
Guerra ruso polaca
En 1916 se creyó libre pero la redujeron. Stalin
penetró en Polonia y ocupó Lituania en el norte. Polonia tuvo que rendirse a
los bolcheviques; incluso Inglaterra los aconsejó pero Francia los ayudaba con
instrucción bélica, y atacaron con De Gaulle al frente. La batalla de Varsovia
derrotó a los rusos.
La nueva frontera oriental polaca se extendió en
tierras de Rusia y de Ucrania, más allá de la fijada por los aliados.
El comunismo de guerra
Lenin organizó ese país atrasado respeto a la
civilización occidental y tan pobre en industria. Las nacionalizó como también
el FCC y el transporte, mina, metalurgia e industria textil. Los pequeños
campesinos conservaron su tierra pero los obreros agrícolas sin tierra les
quitaban los animales y las cosechas. Hubo seguros sociales, se abolieron
los títulos nobiliarios de herencia, se introdujo el matrimonio civil, se
separó la Iglesia del Estado, se apoyó el divorcio y los hijos
naturales.
Consecuencias: el rublo de desvalorizó, el comercio
interior se redujo y el abastecimiento fue difícil. No era posible en estas
condiciones una revolución comunista mundial. Sin embargo hubo un movimiento
comunista en el mundo.
En Marzo nació la República soviética de
Hungría y en Abril en Baviera aunque fracasaron con la ocupación de las
fábricas en Italia y la huelga revolucionaria en Checoslovaquia.
El segundo congreso llevó de nueve puntos a diez y
ocho y luego a veintiuno como la tesis de Moscú. El ejército rojo puso fin a la
intervención extranjera y a la contrarrevolución del interior. En el
tercer congreso Lenin enfermó. Trotski deseaba mantener buenas relaciones con
Alemania y los otros gobiernos aliados.
Nueva política económica (NEP)
Los campesinos pudieron vender el excedente en el mercado libre mediante el pago de impuestos. El gobierno juzgó que el incentivo impulsaría la producción. Fue un éxito pero afectó a la agricultura y a los bienes de consumo. El estado tenía mano firme sobre la banca, la industria pesada, el transporte y el comercio exterior. La democracia cedió ante la dictadura. Lenin exigía disciplina.En Occidente el capitalismo resistía mejor que el zarismo. Aplazaron la revolución comunista mundial e invitaron a industriales, ingenieros, técnicos y empresarios de EE UU a colaborar en la reconstrucción del país. Luego se aproximaron a Suecia, Persia y Turquía. No se hicieron cargo de las deudas y los acuerdos secretos.
Biblioteca. Griemberg. Historia Universal, (varios tomos)
Batalla de Stalingrado
Enfrentó
al ejército alemán y a las fuerzas soviéticas durante la II Guerra Mundial.
Fue el duelo límite que libraron Stalin y Hitler, batiéndose en medio de
una ciudad industrial, a orillas del Volga.
Esta
espantosa batalla se prolongó durante varios meses y en ella
murieron un millón de personas, hombres y mujeres soviéticas; fue
un giro decisivo en el conflicto: Hitler empezó su declive.
Aún hoy,
no se pudo calcular con exactitud el número de muertes o heridos, pues muchos
soviéticos escaparon. Con las víctimas alemanas -por ser militares- fue
más fácil el cálculo. La Wehrmacht perdió unos 300.000
militares; 100.000 soldados de las tropas aliadas: rumanas, húngaras,
italianas, croatas y otras: fue una de las batallas más sangrientas de la
historia, alcanzando el apogeo de la violencia armada. Fue una lid a muerte
entre dos ejércitos y dos ideologías diferentes, entre dos dictadores
megalómanos, donde uno logró salvar a Europa del nazismo. El triunfo de
Stalin llevó a la caída de Hitler que sería el germen
de la Guerra Fría, en la década del 50.
Estos
dos tiranos totalitarios convirtieron a los civiles en víctimas acorraladas
entre la doble pinza de un führer decidido a vencer al adversario. Fue el
máximo exponente de una guerra industrial, dónde terminaron enfrentándose
cuerpo a cuerpo. Cuando finalizó, ambos contrincantes se encontraban
exhaustos. Alemania, por la humillante derrota; La Unión Soviética, por
los efectos de la revolución de 1917 y la cruel guerra civil que siguió
entre los rusos blancos -que defendía al zar- y los rojos -los
bolcheviques-.
Entre
1924 y 1937, Stalin realizó purgas entre los oficiales, de las cuales debe
haberse arrepentido: 16.671 fueron expulsados y muchos terminaron sus
días en Siberia. (Los hubiera necesitado en Stalingrado).
En 1939,
el pacto de no agresión entre los germanos y los soviéticos
sellaba intereses diferentes entre los dos dictadores. Uno, podría
concentrar sus esfuerzos en el oeste; el otro, reconstruir su deficiente
ejército. Pero el desprecio de Hitler por la inferioridad eslava lo incitó
a atacar a Rusia. El führer tropieza con Gran Bretaña, potencia
naval empeñada en ejercer el control del continente europeo. Hitler pensó que,
conquistando Rusia, Inglaterra se vería en graves complicaciones.
La
ofensiva -en el año 1941- toma por sorpresa a Stalin, quien se encontró en
inferioridad, con un ejército menos eficiente que el magnífico ejército alemán.
Hitler y Stalin cometieron errores; apartaban con frecuencia los jefes a
cargo de las operaciones, no tomando decisiones de peso en ese complejo e
incierto final. Stalin demostró ser más fiel a sus generales y consejeros que
su contrincante.
Ese
año, el ejército alemán parecía invencible; derrotó en pocas
semanas a Francia, siendo el enemigo más importante, pues contaba con más
maquinarias bélicas mecanizada.
Los
aviones de Hitler eran dueños del cielo, excepto de Inglaterra.
El
führer venció en todos los objetivos que se propuso. Los alemanes
creyeron
que la guerra llegaba a su fin con las victorias en el frente
occidental.
Los
primeros días entre los soviéticos reinó la confusión; parecían
encantados por el adversario. Se hallaban en un estado de gran excitación;
el hombre de acero que gozaba de una autoridad absoluta, está dispuesto a
hacer concesiones, pero Hitler no quiso parcelas de tierra ganadas sino un
duelo a muerte entre los dos ejércitos.
El Reich
preparó durante meses la Operación Barbarroja, como la llamó.
Prevista para mayo, se postergó hasta junio por el clima, similar a la
fecha elegida por Napoleón. El ejército cuenta con miles de soldados,
3.600 tanques 2.700 aviones. Dividido en tres grupo -similar a 1912- uno
en el norte, otro en el centro y el tercero en el sur, distribuidos en un
frente de cientos de Km.
Hitler
se instala en Prusia oriental y dirige a distancia las operaciones. Stalin está
en el mando, pero otro es el hombre clave en el campo de batalla. La
ofensiva, la comunicación y la logística fueron superiores en los
alemanes.
Se
utilizaron 750.000 caballos porque tenían problema para abastecer sus tanques;
un Panzer sin combustible estaba condenado a no funcionar. La fuente de
energía rumana fue insuficiente y el Reich apunta a los pozos
petroleros del Cáucaso: será la causa indirecta que condicionará toda la
campaña.
Stalin
en Moscú, permaneció en silencio. Cuando habló por radio, había perdido
600.000 hombres, un tercio de los efectivos. Antes de finalizar la guerra,
serán 2.800.000 los muertos, prisioneros y desaparecidos. En
el primer momento la Luftwaffe aniquiló por completo los aviones
soviéticos en el frente.
El
ejército ruso cede frente a los tanques que avanzan en dirección a Moscú, a una
velocidad que son incapaces de seguir. Hitler cree en la victoria. San Petersburgo
está amenazada por el norte, Ucrania en el centro y Crimea en el sur; después
del inicio del ataque, Moscú sufre el primer Raid aéreo.
La
primera etapa fue la mejor para los alemanes. Su inteligencia estratégica era
superior a la de Stalin, que era lento en sus decisiones y no le gustaba pasar
a la acción. Pero se apoyó en aquéllos que eran la fortaleza de Rusia: el
pueblo y la hostilidad del país más el clima y la distancia.
El Reich
decide acciones fútiles, siempre con la ilusión de que sus deseos se conviertan
en realidad; nervioso, se siente impotente y no hay modo de disuadirlo en
sus decisiones.
Stalin
vuelve a purgar a los responsables militares y “promete a las tropas que caigan
en poder del enemigo, purgar a sus familias de un modo poco deseable”. Intimidando
así a los soldados rusos, que prefieren morir antes que rendirse
se opondrá al frente enemigo. Si fueran prisioneros, tampoco
gozarían de los Convenios de Ginebra, porque la URSS no adhirió a
esos tratados.
Las
mujeres intervendrán en una gran batalla, devoradora de vidas humanas.
Otra ayuda para los soviéticos fueron los millones de prisioneros en Siberia,
que se sumaron voluntariamente a las tropas soviéticas, porque consideraban un
premio morir de una muerte segura que seguir en los campos siberianos.
En Septiembre, Hitler reorganiza totalmente la formación, aunque semanas después cambia su decisión, prefiriendo un movimiento en pinza, lo que fue una irreparable pérdida de tiempo. El clima se impone; las fuertes lluvias del otoño interrumpen la marcha y se deberá esperar las primeras heladas para avanzar a mitad de noviembre. Las bajas temperaturas en los primeros días de diciembre ponen fin a la campaña de 1941. Los Panzer con el hielo frenan su marcha y se complica abastecerlos. El frío, el viento y la nieve aniquilan al ejército, sin tener la ropa ni el equipo apropiado. Están a 15 Km de Moscú pero no pasarán ese límite. El ejército soviético diezmado resiste, pese a las dificultades. Hitler no logra tomar Moscú; conquistó inmensos Km. de tierra, aunque las pérdidas fueron inmensas de ambos lados. La campaña de 1941 fue la más mortal de toda la II Guerra Mundial
El
ataque de Pearl Harbour -el 7 de diciembre- obliga a los EE.UU. a entrar en
la guerra. Hitler aplaza su deseo de obtener la victoria en 1942 y entra
en Stalingrado.
Todo ese
tiempo, Stalin reorganiza su base industrial, trasladada más lejos del
Ural, protegida por los bombardeos aéreos y refuerza los soldados
desde Siberia con nuevas tropas de los prisioneros y con otras que
luchaban en otro lugar. Stalin aguarda una nueva ofensiva alemana; quiere
contraatacar en pleno invierno; no tiene intención de aguardar una nueva
ofensiva. Cerca durante varias semanas 100.000 soldados en la región de
Nóvgorod, de donde a duras penas escapan los alemanes, gracias al apoyo
de la aviación. Esta decisión del enemigo condiciona al Führer respecto a
Stalingrado. Pondrá en jaque a los soviéticos que sufrirán enormes pérdidas.
Los
combates desgastan también a La Wehrmacht, sin mencionar el intenso frío
con temperatura bajísimas bajo Cero y las tropas mal equipadas para enfrentar
ese clima.
Las
ofensivas de Stalin se perciben como fracasos en 1941, como una
guerra de desgaste. Con el deshielo de marzo 1942 se
suspenden las operaciones. Stalin organiza su frente en dos grupos pero sus
fuerzas se concentran en defender Moscú.
Hitler
cambia de estrategia y pospone la marcha a la capital; su objetivo es
arrebatarle los pozos de petróleo del Cáucaso a fin de tener esa fuente de
energía vital para sus ejércitos y a la vez despojándolos a los rusos de esos
recursos. Para atraer las tropas soviéticas hacia el sur, debilita la defensa
de la capital. Ese grupo será el que lleve la ofensiva a las órdenes del
comandante Von Bock, quien toma el mando, luego de la destitución y la muerte
de Rommel, a punto de conquistar el Cairo, una catástrofe para los ingleses e
ideal para el Reich- quien, tomando Moscú, sería el dueño de Europa a fin
de ese año. Percibe que los soviéticos agonizan. A mitad de julio se
instala en Ucrania pero cambia de nuevo sus planes: el grupo B debe tomar
Stalingrado y enviar luego tropas motorizadas hacia el Caspio. El grupo A debe
invadir el Cáucaso y asegurar el control oriental del Mar Negro. Su
entorno se muestra escéptico; Hitler se funda en la debilidad del enemigo y en
el apoyo de la Wehrmacht. Está convencido de que los soviéticos no
podrán resistir mucho tiempo. No era nada fácil llegar al Volga y a
Stalingrado, aunque el tercer Reich está convencido de su nuevo plan.
Pero la
realidad será otra. No se imaginó las dificultades con las cuales se
encontrarían los alemanes en esa ciudad. Stalingrado no contará con el
suficiente apoyo de los Panzer, que Hitler concentró en el otro lado.
Stalin
está decidido a resistir, no importa las pérdidas y el sufrimiento
de los soldados y del pueblo. El enfrentamiento se reduce. La batalla en
este amplio país de miles y miles de Km. se definirá en un diminuto espacio y
en una zona urbana con sólo armas blancas, las granadas y los
fusiles. En ocasiones sólo piedras.
Stalingrado
era en ese entonces una ciudad industrial con medio millón de habitantes, que
fábrica en especial tractores; siendo un puerto importante del Volga -río
que atraviesa Rusia de norte a sur y corta la ciudad en dos-. En la guerra se
concentró en la producción de tanques. Algo es seguro: quien salga vencido no
podrá recuperarse.
1942:
septiembre, el calor es insoportable con temperaturas altas.
Se
imaginan al otro día en la ciudad y refrescándose en el Volga. La aviación
envía 600 aviones: 40.000 personas mueren en el acto. El general alemán planea
llevar a las personas del otro lado del río, pero le es imposible
frente al rechazo de Stalin. Deben defender la ciudad hasta el
último suspiro; las consecuencias serán atroces para los soldados, que no
respalda el Ejército Rojo:
13.500
soviéticos -entre soldados y civiles- serán fusilados durante el combate.
Tienen cada uno como toda arma un fusil y municiones. Las familias
son trasladadas al otro lado del río pero 50.000 quedan atrapadas en ese
infierno. Los lanzacohetes montados en camiones, muy
destructivos pero imprecisos, provocan más muertes y heridos. Los rusos luchan
con una energía feroz, lanzando granadas y, como los animales salvajes,
no se rinden.
Desde
los aviones, los enemigos destruyen la ciudad, a fin de reducir a cenizas la
producción industrial de tanques y minar la moral del pueblo. Hubo más
muertos que en los ataques nucleares. En el pueblo quedaban diez mil habitantes,
casi mil eran niños y sobrevivieron por milagro. Serafín deja su testimonio
poco antes de morir en un bombardeo: 17 de
sept. de 1942: “desde el domingo 13, los combates son brutales;
llueven obuses (…) cinco días de bombardeo sin interrupción; es aterrador. Solo
hubo alguna pausa muy breve. (…) Dormimos con miedo. Los aviones vuelan
durante toda la noche sin lanzar bombas. Un avión (…) suelta lámparas
sujetas a paracaídas, que ilumina todo como si fuera de día para observar.
Desde que amanece reanudan los bombardeos. (…) De todos los días, el 16 de
septiembre fue el más tremendo, ¡Qué horror el de ayer! ¡Qué
horror!”
Las
tropas alemanas también sufren muchas pérdidas, perdiendo decenas de
miles de soldados muy jóvenes y sin ninguna experiencia. Perderán un millar
diarios; los soviéticos perderán 2.500 hombres y mujeres.
Los
soldados se aprestan a combatir al frente; Hitler debe organizar sus tropas
aliadas formadas por rumanos, húngaros, eslovacos, italianos y españoles,
enviados por Franco, poco confiables para proteger los flancos. El comandante
se traslada en avión a Ucrania para reclamarle más apoyo y el führer se lo
promete pero aguardará en vano.
“La
batalla se libra por barrio, calle a calle, edificio por edificio, metro por
metro”. Los germanos no están habituados a pelear de este modo y quedan
librados a su suerte. Hay tiroteos de soldados escondidos en un techo,
tras una ventana o en un lugar oscuro. Tiran decenas de tiros a un
centenar de hombres, uno por uno, porque así tendrán más raciones de comida.
Los hombres se enfrentan con granadas, lanzallamas,
cuchillos y bayonetas. Todo, bajo los disparos de la
artillería y de los morteros, los bombardeos
aéreos y
los cócteles Molotov despedazan, reduciendo en trozos de carne, esparcidos
en el suelo o contra los muros. El fuego devora casas, fábricas. Los
Panzer avanzan con dificultad en las calles cubiertas de cadáveres. Se
lucha hasta en las cloacas.
Los
alemanes la llamaron nido de ratas. En un edificio podía
haber soviéticos en el subsuelo, alemanes en el primero piso y rusos en el
segundo y así sucesivamente. En medio del caos había que proveerse de
comida, agua y municiones.
Antón K.
Dragan, teniente joven soviéticos, describe un combate a fin de
septiembre.” No éramos más de cuarenta. Sufríamos un ataque tras otro.
Pensábamos que no seríamos capaces de resistir otro más, pero encontrábamos las
fuerzas para seguir adelante”.
El
combate duró cinco días. El sótano estaba plagados de heridos: sólo había una
docena de hombres sanos: no había agua.
Los
alemanes atacaron. “Desde el piso superior veíamos rostros macilentos y
cansados con vendas sucias y con sangre, con sus manos firmes en los fusiles y
sin miedo en los ojos”.
A unos
cien metros, el soldado Hoffman lucha por un silo.
-16
de septiembre-: “Nuestro batallón más los tanques están
atacando
el silo del cual sale mucho humo. El trigo se quema
en
el interior: los rusos le prendieron fuego. El batallón
sufre
muchas bajas. Quedan sesenta hombres en la compañía.
En
el silo no son hombres, son demonios a quienes ni las
llamas
ni las balas logran destruir”.
La
batalla en ese silo dura hasta el 22 de septiembre: “nunca vieron combates tan
crudos”. Hoffman se da cuenta de que los rusos no están dispuestos a
rendirse.
-26
de septiembre.- “Después de tomar el silo, los rusos combaten con el mismo
ardor. Ocultos en las casas y en los sótanos, nos disparan de todos lados:
son salvajes que luchan”.
Hitler
presiona a Paulus. Stalin recibe a Churchill y a un
representante
de Roosevelt, que llegan con malas noticias; la
gran
ofensiva en el frente Occidente, deberá esperar. Stalin está
solo
para detener a los alemanes. Luchan con los medios que dispone.
El
12 de septiembre nace “La Operación Urano”. Difícil mantener alta la moral de
las tropas y civiles. Stalin se mostró más hábil que su adversario. Mientras
los soldados se hunden en la depresión, los soviéticos defienden “a la
madre Rusia y al padrecito Stalin”.
Los
alemanes sienten que Hitler los abandonó y están en lo cierto.
La
propaganda lanza una campaña destinada al pueblo alemán, que muestra la
invasión a un paso de la victoria y a punto de aniquilar a los
rusos. Nadie verá en los cines de Berlín el infierno del cual no saldrán
con vida. El optimismo del Reich contrasta con la realidad.
Hoffman
escribe: “Nuestro regimiento no logró penetrar en la fábrica.
Perdimos
muchos hombres. Para movernos debemos saltar sobre los muertos. Durante el día,
el aire es irrespirable; no hay lugar para retirar los cuerpos y se descomponen
ahí.”
Nadie
tiene influencia sobre el führer. Se desdice, cambia de
planes y vive en una burbuja de cristal, sumergido en los mapas y los
desplazamientos, según su humor. Paulus espera órdenes que no llegan y,
paralizado, es incapaz de una decisión para prepararse mejor frente al ataque
del los rusos.
Stalin
sigue las sugerencias y los planes de sus comandantes que retrasan diez días la
ofensiva. Uno de ellos marcha de incógnito al frente, donde localizará las
posiciones enemigas, acercándose a escasos metros para tomar la decisión
clave, el punto exacto del impacto. El ataque se hará desde las tropas
rumanas, que protegen los lados norte y sur del 6to ejército, pues no poseen
buenas baterías antitanques y serían incapaces de resistir la agresión.
19 de
noviembre de 1942
Los
soldados se mantienen a la expectativa; nadie tenía conocimiento de la fecha.
Los transportes son revisados y se les otorga los uniformes blancos de
invierno. Todo examinado al mínimo detalle. Los soldados saben que será
un día histórico y participan activamente.
Los
alemanes no sospechan ningún cambio. La noche anterior una niebla
intensa -junto a los copos de nieve que caen sin cesar- hará que el
ataque sea desarrollado a ciegas. Un millón de soldados y miles de
vehículos sin visión, a las siete de la mañana, marchan hacia una de las
estratégicas más audaces en la guerra contra los alemanes. No imaginaban
que fuera tan temprano ni tan masivo ni tan extenso.
El
primer ataque cae sobre los rumanos, que resisten con valor pero, sin
contar con los medios necesarios, claudican. Se ven miles de
prisioneros que vagan sobre las estepas congeladas, bajo el asombro de los
soviéticos. Decenas de ellos serán fusilados y siempre culparán al 3º y
4º regimiento de la derrota -que ya es evidente-.
Las
tropas alemanas se encontraban al oeste de la ciudad, donde la pinza se cerrará
y los atrapará. Los que intentan escapar hacia el Este, se ahogarán en
las aguas gélidas del río.
En
setenta y dos horas, los rusos logran cercar al adversario. El 6to y 4to
ejército tiene unos 86.000 hombres; los prisioneros son casi
300.000, de los cuales 7.000 solamente regresaron algún día a su patria. Hay
12.000 rumanos, cientos de italianos, prisioneros rusos y entre
20.000 y 50.000 voluntarios, quienes sufrirán una larga agonía.
Para
Alemania, la situación es desesperante: tienen dos opciones; una, replegar las
tropas y -si logran apoyo del exterior- podrían escapar; la otra es aguardar
que el ejército pueda abrir una brecha en el frente, aunque la
posibilidad es menor. El Reich se decide por la segunda sin vacilar, porque
está convencido de que un puente aéreo será suficiente para abastecer las
tropas.
Mientras
tanto Stalin modifica la “Operación Pequeño Saturno”; los
soldados sufren hambre en Stalingrado; los gigantescos bloques de
hielo del Volga hacen muy difícil hacerles llegar provisiones y deben
contentarse con vivir de sus raciones de chocolate y aguardar que el río se
hiele para que lleguen los víveres de una orilla a la otra. Con el frío empeoran
las condiciones y las heladas –para alegría de los soviéticos, que podrán
cruzar el Volga a pie.
Para los
alemanes del 6to regimiento, la situación se vuelve más intolerable. Hitler no
mantuvo su promesa y unos 290.000 soldados murieron de hambre; las entregas
son más petróleo y municiones que alimentos; los aviones se
ocupan de repatriar a los heridos; los vuelos se hacen menos
frecuentes. Los sesenta Panzer en servicio podrían escasamente
recorrer diez Km. A los hombres les importa comer, una necesidad primordial.
Hoffman
-antes de morir- escribe: preguntas obsesionan a todos los solados y a los
oficiales. ¿Cuándo dejarán de disparar los rusos? ¿Cuándo nos
dejarán dormir, aunque sólo sea una noche? ¿Con qué saciaremos nuestra
hambre? ¿Cuándo Hitler se dignará a hacer lo que se necesita para
liberarnos de este cerco?”
El 12 de
diciembre recuperan los germanos las esperanzas, cuando Manisteis lanza
una contraofensiva sólo obedecía órdenes del führer. Está aislado a unos
200 Km. del ejército con escasas provisiones.
Los
rusos amenazan cercar un segundo ejército y cortar las líneas de
abastecimiento; entonces, Hitler abandona la contraofensiva. Paulus queda
aislado en ese lugar, como eran las órdenes del Reich. Hasta el 18 de
diciembre hubo esperanzas, pero el 23 se perdió toda ilusión. Se
dedicaron a preparar la Navidad para olvidar la suerte que los
esperaba; los hombres morirán de hambre, frío, cantando el Stille
Nacht por última vez. Unos días más tarde, Stalin pide la
rendición y el Führer se niega. Los soviéticos recurren a la fuerza;
lo que queda del 6to ejército no es capaz de resistir: el ejército está
agotado.
El 22 de
enero, Paulus quiere rendirse, pero Hitler se niega pues desea convertir la
derrota en un acto heroico y a los soldados, en mártires; la
rendición sería el final de la guerra con una Alemania vencida. Le otorga un
título que significa: la tradición no debe deponer las armas
jamás.
Para
vengarse de Hitler que lo sacrificó a él y a sus hombres, se entrega sin
seguir el consejo del Reich.
Las
batallas siguen hasta el 2 de febrero de 1943, fecha oficial de la derrota del
6to regimiento. Testifica en Núremberg y pasa el resto de la vida detrás de la
cortina de hierro, en la Unión Soviética y en Alemania del Este,
donde muere el 1º de febrero de 1957, sin volver a ver a su mujer, catorce años
después de la batalla.
La atroz
contienda finalizó y el avance alemán también. El fracaso
humillante de abandonar a su ejército es el fin de la guerra relámpago,
que parecía invencible.
Rusia
detiene el avance alemán, mientras EE.UU neutraliza a Japón en el Pacífico. Al
año siguiente, con el desembarco en Normandía, empieza el retroceso de
los alemanes. En febrero de 1945, en Yalta, los dos arquitectos de la
victoria, Stalin y Roosevelt, deciden los lineamientos geopolíticos
de la posguerra, con Churchill como simple espectador. Europa
se vio obligada a reinventar el futuro, habiendo sido durante siglos quien
controló el mundo. La guerra, consecuencia de crisis ideológicas
y religiosas, que tanto hostigó a Europa, en el siglo
XVII, llegó a su punto final con Alemania partida en dos.
La bomba
atómica -en 1945- cambió la estrategia bélica con la amenaza de un
futuro cataclismo mundial.
Bibl.:
B. Arnaud, Las batallas que cambiaron la historia, Edit. el Ateneo,
1ra edición, mayo de 2016
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