La
Alemania medieval tenía un sentimiento nacional, basado en su gran
pasado. Maximiliano I era el último príncipe de la dinastía de los Habsburgo y también
el último caballero dotado de una personalidad atrayente. Reunía en su corte a
escritores, sabios, artistas y músicos. Como buen caballero, voló en ayuda de
su novia, María de Borgoña, hija del duque Carlos el Temerario; el duque de
Borgoña le pidió que lo socorriera contra el rey Luis XI de
Francia. Vestido de oro y plata, con una diadema de perlas, hizo su entrada en
Gate, ciudad flamenca. Nunca se vio un príncipe tan agraciado. El casamiento
fue celebrado. Su larga vida estuvo plagada de aventuras, aunque nada comparado
al encuentro con la corte de Borgoña; allí encontró la elegancia y el espíritu
caballeresco. Era feliz, adoraba a su mujer y no la dejaba nunca. Iban
juntos a cazar, organizaban torneos, daban fiestas magníficas. Él le enseñaba alemán
y ella, el francés.
El idilio duró
pocos años; en una cacería, María se cayó del caballo y murió unos días más
tarde. A Maximiliano le costó muchísimo recuperarse; fue una pérdida tremenda.
Nunca olvidó esos años de juventud.
Su gran
deseo era ser proclamado emperador del Sacro Imperio Romano y lo logró.
Fue un hombre moderno, un político preocupado por agrandar su país, aunque sin
el dinero necesario. Contribuyó al despertar renacentista, ensamblado con el
fin de La Edad Media.
Maximiliano y María
de Borgoña fueron los padres de Felipe el Hermoso, quien se casó
con Juana la Loca, padre a su vez de Carlos V. El hijo mayor y el
nieto de los Reyes Católicos habían muerto; la hija mayor también, por lo cual
el trono de España lo heredaba Juana; Felipe murió y Juana lo lloró
desconsoladamente, viajando junto al féretro de su amadísimo marido. Por su
problema psíquico, fue encerrada y Carlos V pasó a ser rey de España y
emperador de Alemania a los diez y seis años.
Primera mitad
del S XVI
Maximiliano de
Austria muere. Los príncipes electores debían reunirse en Frankfurt para elegir
un reemplazante como nuevo emperador. Maximiliano aumentó el poder de los
Habsburgo y no escatimó esfuerzo para que la corona imperial quedara en su
familia.
Al morir
su hijo, Felipe el Hermoso, su nieto Carlos V lo heredó.
Nació en Gante y
fue criado por su tía, Margarita de Austria. Maximiliano había cedido a esta
hija al delfín de Francia, pero diez años más tarde regresa virgen,
repudiada y humillada. El heredero francés la abandonó por otra duquesa de
mayor dote. La casa de Austria negoció una nueva boda de Margarita con Juan de
Castilla, heredero de los Reyes Católicos. Fue un matrimonio feliz, pero
a los veinte años quedó viuda con una gran fortuna. Por tercera vez
la cede su padre al duque de Saboya y éste también muere de una pulmonía.
A esta
mujer - joven y bella- su padre le confió el gobierno de los Países Bajos; fue
enérgica como gobernante y al mismo tiempo se consagró a la educación de su
sobrino, el futuro emperador de España. Carlos hablaba en francés con su
tía; fue un pupilo no sobresaliente, aunque con ideas firmes;
no cambiaba de opinión, si creía tener razón.
Cuando tenía
seis años, muere su padre y a la muerte de su abuelo materno, Fernando
de Aragón, su madre Juana debía heredar el trono; al quedar
desequilibrada con la muerte de su marido, la corona pasa a su hijo, en el año
1515. Hereda un inmenso imperio: Los Países Bajos y Austria de su abuelo
paterno; Castilla, Aragón, Nápoles y Sicilia, más las
colonias en América de su abuelo materno.
Los nobles lo
recibieron con desconfianza: no hablaba español, lo cual los hería. Se
opusieron a los tributos exigentes del monarca y el mayor descontento fue
cuando fue nombrado emperador en Fráncfort, porque temían que no se
ocupara de los intereses de España. Con gran amargura lo vieron partir en
1520 hacia Alemania y recibir la corona imperial, tan deseada por
Francisco I y Enrique VIII.
En el viaje se
encontró con el rey de Inglaterra para examinar la situación europea.
Carlos y Enrique firmaron un pacto de ayuda, si Francia los
atacaba. Partió hacia los Países Bajos, mientras Enrique VIII se disponía
a encontrarse en Francia con el rey.
De Flandes
partió a Alemania para ser coronado como príncipe electo a sus escasos
diez y nueve años.
LA
CONTRARREFORMA
Se encontraron
para la primera Dieta. Carlos V conoció a Lutero, un fraile, que osaba afirmar
que los católicos estaban errados. Lutero se mostró obstinado y el emperador
juró nunca más escucharlo, adoptando la decisión irrevocable de no aceptar sus
puntos de vista. Al día siguiente, leyó su declaración a los príncipes alemanes
y se mostró consciente de sus deberes, como jefe de los cristianos.
Lutero fue tratado como un hereje; al emperador jamás le interesó su doctrina.
Católico acérrimo, arriesgó su vida y los bienes del tesoro en defensa de
la religión de sus antepasados. El pontífice y los príncipes católicos
aprobaron la Dieta junto al emperador, con los cambios de la reforma
y la reorganización de la Inquisición -el régimen de terror, impuesto
en España por los Reyes Católicos-.
Mitad del S XVI
El Concilio de Trento
Carlos V deseaba
la paz entre católicos y protestantes. En 1545 Carlos V abrió la
ruta entre el catolicismo y los protestantes; Roma rechazó la propuesta.
Imponía el Catolicismo como única religión. El Concilio dejaba al Pontífice el
derecho de representar a toda la Iglesia.
Pero aceptó que
fuera en el Tirol, región que pertenecía al Sacro Imperio Romano.
El deseo era mejorar la corrupción y establecer la unidad. Toda la primera
parte se basó en Santo Tomás de Aquino, bajo la estricta ortodoxia. Los
protestantes pretendían que la Biblia fuera la única guía. El
concilio adujo que la Biblia y los padres de iglesia, eran las
normas de la fe cristiana: sólo podían salvarse bajo la iglesia romana. El
espíritu conservador de Pablo III aniquiló todo intento de reconciliación entre
católicos y protestantes.
Entonces
Carlos V enfiló con su tropa para finalizar con el protestantismo en Alemania,
como lo dictaba el Papa. Dos años más tarde murieron varios miembros de
ese concilio: se habló de una epidemia. Los prelados del pontífice se fueron a
Bolonia. Fue el fin de la primera etapa.
En la
segunda, un sismo amenazaba a la iglesia romana. La misma idea seguía firme.
El Catolicismo
como única fe.
En la tercera
etapa Julio III no logró cambios y la situación se puso tensa.
Pío IV votó
contra los herejes. Gracias a la Reforma católica de la iglesia
romana, se extirpó el influjo herético en Polonia y en el Sur de
Alemania. Pero la unidad Renacentista se convirtió en un recuerdo.
El Milanesado
Estalló una guerra entre Francia y España. Francisco I fue derrotado y enviado
prisionero a España. Se inició la paz. Carlos pidió el ducado de Borgoña, que
estaba en manos de los franceses desde que Luis XI lo había
conquistado. Se le concedió la libertad, si dejaba a sus dos hijos
varones como rehenes, hasta pagar el exuberante rescate.
El Papa
aceptó que el rey de Francia rompiera la promesa al haber sido obligado.
El Pontífice
junto a Francia, Venecia y Florencia firmaron una Liga contra el emperador.
Entonces estalló IL Saco di Roma; durante nueve días y noches los españoles
saquearon y destruyeron todo lo que encontraban a su paso. El Papa se refugió
en su palacio de verano y tuvo que pagar un rescate fabuloso, incluso donar
su tiara de oro. La paz se logró entre Francia y España, gracias a la
madre de Francisco y Margarita, la tía de Carlos V que seguía gobernando
los Países Bajos,
Al emprender el
viaje, dejó como regente de Castilla a Adriano, que luego sería
pontífice. La situación política era difícil. Se levantaron Toledo y Segovia.
En 1525 hubo un
dictamen, donde los moriscos fueron declarados cristianos por obligación. Un
núcleo lo desafió, pero se sofocó el intento y los cabecillas fueron
condenados a muerte. Los moriscos que se salvaron se fueron al norte de África
y los que se quedaron debieron convertirse a viva fuerza.
Diez años más
tarde, Carlos V emprendió una campaña contra los piratas
berberiscos que estaban bajo las órdenes de Barbarroja. Tomó
posesión de Argelia y Túnez y destronó al rey. Temiendo el peligro de una
invasión fue a Túnez por mar, se apoderó del puerto, convertido en una
fortaleza, y venció a los sarracenos. Repuso en el trono al rey, -a condición
de reconocer su hegemonía- y liberó a mil cautivos.
El imperio
mostraba una prosperidad económica no real. Subían los precios pero, aunque los
tesoros de los aztecas, el oro y la plata de Méjico, Nueva Granada y Perú
aumentaban se gastaba en las guerras contra los protestantes en
Flandes, las luchas para poder frenar a los somalíes y los berberiscos, en las
costas del Mediterráneo, lo cual implicaba muchísimo gastos.
La década de
1550- 60 (el emperador abdicó en 1555) fue la mayor en entrada de oro
de Las Indias, superando los dos millones y medio a fin de ese siglo.
Carlos V llevaba
en las venas el sentido heroico de Borgoña y el liberalismo de Erasmo,
incomprensible en España. Le interesaba la sumisión de toda la cristiandad a la
corona imperial. Tenía conciencia de su misión.
Carlos V abdicó
en 1555 a favor de Felipe y se refugia en un convento en
Yuste, aunque conservando su independencia, incluso una huerta y jardín propio.
Francisco I y
Carlos V tuvieron cuatro enfrentamientos por conquistar Génova y Milán y
sus hijos, Enrique II y Felipe II heredaron esta guerra comenzada por sus
padres.
- Felipe II
-La guerra de
Flandes y los Países Bajos continúa.
-Don Juan de Austria
-Independencia
de Holanda.
Ignacio de
Loyola, Jesuita
Fue un
militar que peleó en Navarra defendiendo las tropas francesas. Era vasco y
obstinado. Quedó malherido de una pierna y mientras se recuperaba, en
el castillo de su padre comenzó a leer la Vida de Cristo y se
apasionó. Con su carrera frustrada, ya que tuvo que usar un bastón,
soñaba con ser con fundar una Orden como caballero de Cristo. Siguió una etapa
de acceso rígido, impuesto por él para ejercer la voluntad y con el fin de
dominar sus emociones.
A Lutero le
costó siete años alcanzar la paz del alma y cuatro más darle forma
definitiva a las nuevas concepciones religiosas. Unos meses fueron suficientes
en la lucha espiritual de San Ignacio para alcanzar el mismo punto. Tomó
la resolución de someterse sin condiciones al Papa; desde que fue
general hasta su muerte no abandonó Roma aconsejándolo.
Le dio
mayor importancia a la cultura. Estudió latín, partió de España a la
universidad de París. Calvino estudiaba en es ciudad al mismo tiempo que
Loyola; le interesaba la teología y el humanismo. La Orden- formado
por unos pocos- abandonó París por una localidad en los alrededores.
Pronunciaron los tres votos de pobreza, castidad y obediencia y juraron
ir a Jerusalén para cuidar a los musulmanes convertidos, pero la guerra en
Varsovia contra los turcos se lo impidió.
La iglesia
desconfió de ellos y la Inquisición lo tuvo preso algunos meses hasta
que Pablo III le dio permiso para continuar con la nueva Orden de Jesús,
con la misión que se habían impuesto de profundizar la vida espiritual,
extender la fe católica romana y extirpar a los herejes; era una saga
militante que combatían al servicio de Cristo; la tarea era luchar por la
gloria divina. Debían convertir a los paganos y mostrarles el
camino a los heréticos, viajando por diferentes países para servir a Dios.
La
Orden podía revocarlos y el mismo miedo a ser un miembro destituido minaba
los problemas de revueltas internas. Eran elegidos
cuidadosamente y no podían entrar
sólo por
vocación.
Pusieron toda su
energía en las misiones en Las Indias, durante cinco años. Son
conocidas las ruinas de las misiones jesuíticas y sus huellas en
Paraguay y Bolivia, Perú y Brasil. Ganaron la confianza de los indios que
les gustaba el culto y los himnos; formaron coros y una orquesta dirigida por
ellos; sus hijos era educados en escuelas; la tierra era fértil y el clima
subtropical; el maíz daba cuatro cosechas por año y las naranjas
crecían en grandes cantidades. Gracias a los jesuitas Paraguay ascendió
económicamente. Representaban obras de teatro religiosas; el teatro tenía un
fin; era de utilidad para la propaganda de la Orden;
introdujeron el baile indígena y aceptaron su orquesta local,
aprendiendo oficios los hombres y las mujeres.
Un amigo de
Ignacio partió hacia el Este y luego a Japón con tres jóvenes
nipones. El budismo era la principal religión allí; se convirtieron, pero los
Jesuitas se volvieron exigentes y violentos y los echaron, considerando a los
cristianos desde ese momento con desconfianza. Millares de nipones murieron por
no abdicar a su fe. Sólo en el último tercio del S.XIX pudieron los cristianos
regresar a Japón.
A fin del
S XVI, partió una misión francesa hacia Canadá y se fueron expandiendo por el
mundo entre España, Portugal Francia, Polonia, Alemania, Austria y
Los Países Bajos.
Mitad del S XVI
-La época
de la Reforma en ciencias y artes.
-Copérnico.
-Kepler.
-Galileo Galilei
-Siglo de Oro .
Lope de Vega, Calderón, Cervantes.
-Ariosto y
Orlando el furioso en Italia
-Evolución
paralela de la arquitectura y la escultura.
.
En los Países
Bajos el óleo y los colores primarios predominaban además de las
veladuras, los pisos como mosaicos para mostrar la perspectiva y los cristales
transparentes más las joyas representadas realísticamente y los
magníficos jarros de peltre.
Zurbarán y los
monjes con mantos blancos; el realismo, el tenebrismo en el Greco, el realismo
en Ribera. A Velázquez no le interesa el arte clásico. Es el pintor
de la Corte. Baltazar hijo, bellísimo retrato del niño con su petiso
blanco, (hermano de María Teresa de Austria, casada con el rey Sol). Retrato de
Felipe IV, la infanta Margarita, media hermana de María Teresa; tiene 5 años y
está vestida de rosa. El pintor muere cinco años después de pintar Las meninas.
En el espejo del cuadro se ven reflejados el rey Felipe IV y la
reina María Ana. La infanta Margarita tiene tres años, está vestida de
rosa con un moño grande en el pelo rubio. Una dama de la corte se inclina para
tenderle agua y otra le hace una reverencia a la niña. Vemos un
gran cuadro donde el pintor tiene el pincel en la mano. Un joven idiota, un
enano detrás y un perro gigante conforman el cuadro. Es la teología de la
pintura. Velázquez no traiciona sus emociones.
En otro cuadro
pinta a la infanta Margarita, de blanco plateado, adornada como una Castellana
de Toledo. Pinta españoles de rango. Un cuadró célebre por su historia, La
rendición de Breda en 1625, cuando el hijo de Guillermo de Orange, rendidos los
Países Bajos, le entrega las llaves al vencedor español.
Murillo con las
vírgenes de cara bonitas. Tuvo acceso a la colección real y pasó años
estudiando pintura en Madrid, aunque regresó a su Sevilla natal hasta el día de
su muerte.
Rubens llega a
España, con una misión diplomática de Isabel de Austria, que
seguía gobernando los Países Bajos. El pintor se quedó nueve meses y
compartieron un taller junto a Velázquez. Los últimos diez años Velázquez pintó
de una manera sintética.
Rubens
descubre una técnica nueva en un viaje a Italia.
Cristina Bosch blogspot.com.ar
La rivalidad contra los Habsburgo
España -a mitad
del S XVI- aceptó la derrota del Tratado de los Pirineos. Europa en ese
entonces estaba formada por cinco o seis Estados grandes y varios pequeños.
La lucha que
perturbó a Europa durante un siglo fueron las fricciones entre los estados
italianos, la rivalidad entre la corona inglesa y la francesa y las guerras de
los caballeros teutones contra lituanos y polacos. Estas luchas
regionales dieron lugar a otras más duraderas.
Una fue La
Reforma: a principio del siglo, Martín Lutero critica y con razón las
indulgencias papales otorgadas por el Vaticano para obtener dinero.
A la
Reforma le siguió la Contrarreforma católica con Carlos V,
Emperador del Sacro Imperio Romano, que dividió el norte del sur. El
cristianismo se fracturó y las guerras fueron cruentas.
En la primera
Dieta Carlos V se dignó dejar hablar a Lutero.
En la segunda,
los Habsburgo eran dueños de territorios desde Gibraltar hasta Hungría y
de Sicilia a Ámsterdam – nunca visto desde el imperio carolingio, siete siglos
antes-.
Los Habsburgo de
Austria pudieron mantener el título de emperador del Sacro Imperio Romano; su
poder disminuyó desde los tiempos de La Edad Medieval pero los reyes
y príncipes deseaban profundamente ese declive por inmiscuirse en los asuntos
alemanes y europeos.
La dinastía
aumentó su herencia por los matrimonios concertados. Maximiliano I de Austria
se casó con María de Borgoña y obtuvo con este enlace los títulos de Borgoña y
de los Países Bajos. Otra boda le cedió territorios en Hungría y Bohemia.
Hungría no pertenecía al Imperio pero le dio a la familia poder sobre las
tierras de Europa Central.
Sin duda el
casamiento del hijo de Maximiliano, Felipe el Hermoso, con Juana, tercera hija
de los Reyes Católicos dejarían -al morir sus dos hermanos mayores y el hijo
del heredero de pocos meses, como legítima heredera de Castilla, Aragón,
Nápoles y Sicilia. Felipe el Hermoso murió muy joven. Juana enfermó
mentalmente y quedará el hijo mayor del matrimonio, Carlos V de Alemania y I de
España, como legítimo heredero de España y sus conquistas, al morir Fernando de
Aragón (Isabel de Castilla había muerto antes)
Nacido en Gante-
Flandes; fue duque de Borgoña a los cinco años y a los 16, rey de España,
sucediendo a sus abuelos los Reyes Católicos; fue coronado emperador diez
años más tarde, al morir el emperador Maximiliano de Austria,
su abuelo paterno, heredando así otro Habsburgo el título tan codiciado.
En 1526 muere
Luis de Hungría sin dejar descendencia y Carlos reclama la corona de Hungría y
de Bohemia a la cual tenía derechos. La heterogeneidad del imperio
español nunca será uniforme por tener diferentes idiomas, diferentes religiones
y costumbres, además de la distancia que separaban sus tierras.
Carlos V le cede
a su hermano Fernando I Austria, Hungría y Bohemia. A Felipe II, le
quedaría España, Nápoles y Sicilia, Cerdeña el norte Flandes y las
conquistas de América.
Todo este poder
causaba enorme envidia al rey de Francia, Francisco I, que por línea indirecta
llegó al trono. El valón deseaba expandirse por Italia y quería Borgoña
que le pertenecía al emperador por herencia, situada en el norte de
Francia. Francisco I se sentía resentido por no haber
sido nombrado emperador, título que también anhelaba Enrique VIII de Inglaterra
y varios príncipes electores de Sajonia, Hesse, Baviera, Bohemia y Prusia.
El Papa temía el
poder del español, aunque lo necesitaba para combatir contra los turcos y
los luteranos protestantes en Alemania.
Carlos y
su hijo Felipe II defendieron el catolicismo a ultranza, a veces
hasta el absurdo. Las fricciones religiosas estaban muy lejos del tema
principal religioso que asolaba a los Países Bajos, Italia y lo estados
teutones en Alemania. Carlos aplastó literalmente a los protestantes alemanas,
seguidores de Lutero.
El emperador no
tenía un plan consciente -al estilo de Napoleón o de führer- de expansión
territorial. Hubo una invasión francesa en Milán, donde fue
provocado, por Francisco I, que terminó siendo prisionero del emperador,
durante ocho meses y, hasta que pagara el total rescate y cediera
Borgoña, debió dejar sus dos hijos varones como rehenes durante dos años en
España.
El Papa le
perdonó la promesa de entregarla Borgoña al emperador, por haber sido una
promesa exigida bajo sometimiento.
Hubo cuatro
luchas entre Francia y España por el “Milanesado”, conformado por Milán y
Génova, ricas tierras fértiles, con una salida estratégica al
Mediterráneo, mientras en el norte luchaba por recuperar Borgoña. Además
hubo tres enfrentamientos contra los turcos, uno en Argelia, donde Carlos salió
derrotado, y dos casi a las puertas de Viena, donde pudo rechazarlos gracias a
unirse católicos y protestantes en la lucha contra los musulmanes otomanos.
Deseaba a toda costa sacarlos del Mediterráneo.
La guerra De
Flandes en el norte duró ochenta años, con intervalos: al imperio le llegaban
riquezas enormes de América, pero se gastaban en mantener las tropas en los
diferentes puntos; guerras que finalizaron con la Paz de
Westfalia, en 1648, poniendo fin a la guerra de Treinta años. Carlos
luchaba contra las ambiciones expansionistas del rey de Francia.
Pero de
todos sus enemigos, el más poderoso y temible eran los turcos.
Desde la llanura húngara, en 1529 asediaron a Viena y se volvió una
amenaza naval contra Italia, mientras los corsarios a su vez, en el norte de
África, amenazaban las costas españolas. A veces debía hacer frente a dos
guerras diferentes, incluso a tres.
Francisco I se
alió con los turcos, en una alianza para derribar al emperador. En 1542, los
franceses y los otomanos atacaron juntos en Niza. Francia se alió
con los piratas para abordar las naves llenas de oro y planta, repartiéndose
los tesoros que pertenecían al imperio español y desembarcaban en el
puerto de Sevilla.
Alemania,
desgarrada por la Reforma, donde la Liga de los príncipes
protestantes apoyaba a Lutero, no pudo ocuparse de enfrentar otros
problemas,
Francisco murió;
subió al trono su segundo hijo, Enrique II. (El delfín había muerto a los dos
años de reinar; estaba casado con María Estuardo). Enrique II heredó la
guerra con Italia y con los turcos. Finalmente la paz de Augsburgo -en 1555-
puso fin por un tiempo a las guerras religiosas en Alemania y cuatro años
después terminó la guerra de los Treinta años entre Francia y España.
La abdicación
voluntaria en 1555 de Carlos V, envejecido y con gota, dejó su reino
repartido. Su hermano Fernando tuvo paz en su reino, salvo un
ataque de los turcos, diez años más tarde.
Felipe II no
tuvo esa suerte. Los corsarios atacaron las costas de Portugal y Castilla. Los
turcos reanudaron su lucha. En los Países Bajos hubo rebeliones por
aumentos de impuestos y por la intolerancia religiosa.
Hubo una revuelta en Malta. En la batalla de Lepanto don Juan de
Austria, un joven medio hermano del rey de España obtuvo una victoria total.
Los Países Bajos
seguían en revueltas cuando llegó don Juan de Austria y luego el duque de
Alba con órdenes estrictas del rey de terminar esas rebeliones en Holanda y
Zelanda; pasó entonces a una rebelión donde los protestantes fueron perseguidos
por el duque de Alba con ahínco, tal era la orden desde España: Felipe manejaba
todo desde su escritorio.
El problema de
los flamencos pasó a ser una batalla internacional. Inglaterra ayudaba a los
Países Bajos, mandando dinero, naves y los aceptaba en el exilio.
Francia se
debilitaba en una guerra religiosa entre católicos y hugonotes, nombre que se
les daba a los protestantes en Francia que eran apoyados
por Isabel I y por los Países Bajos.
En el mar, los
holandeses e ingleses bloquearon el suministro de España a
los Países Bajos. En Francia, Enrique IV se convirtió al catolicismo
(siendo el jefe de los hugonotes) y España aceptó entonces no intervenir.
La derrota
de la Armada Invencible, 1588, diez antes de su muerte y otros intentos de
luchas que fracasaron, llevaron a España e Inglaterra a una paz
negociada. Cinco años más tarde España, rendida, negociaba con holandeses. El
imperio no pudo dominar a los Países Bajos ni por tierra ni por
mar. Guillermo de Nassau comandaba las tropas. Cinco años antes de su muerte,
Felipe firmó la Paz con Los Países Bajos.
Los
Habsburgo españoles y austríacos eran primos y se apoyaban
mutuamente.
Siglo XVII
En la primera
mitad de este siglo, el rey Gustavo Adolfo de Suecia y su ejército entró en
Alemania por el norte y avanzó hacia el sur, hacia Baviera.
El cardenal
Richelieu se decidió intervenir y las tropas suecas y alemanes
presionaron a los suecos. Los holandeses y franceses tomaron en forma
circular a los Países Bajos, obligando a los suecos a abandonar el
norte.
En
1648 se independiza Holanda. La paz de Westfalia trajo el fin de la
guerra de los Treinta Años y un equilibrio religioso. Se limitó también el
poder del Imperio Romano. Francia y España estaban otra vez en guerra.
Con la
Paz de los Pirineos llegó el fin del dominio de los Habsburgo. Se reconoció la
independencia de Portugal.
¿Por qué se
debilitó esta dinastía? ¿Cuál fue su declive? La herencia recibida por Carlos V
formaba las cuatro dinastías más importantes: Castilla, Aragón, Borgoña y
Austria. Luego llegó Bohemia y Hungría y por un breve período Portugal. Una
cuarta parte de la población europea vivía bajo su dominio.
La herencia de
Castilla le dejaba impuestos por las ventas, impuestos por los cruzados, por el
comercio en las dos zonas más ricas europeas, -Italia y los Países Bajos- que
dejaban fortunas. De América llegaba a España una riqueza enorme en oro y
plata; había también impuestos que se les imponía a las colonias, en períodos
de urgencia y muchas veces pedían préstamos a los bancos italianos y flamencos
que se cobraban cuando llegaban los barcos cargados de tesoros. Era una ventaja
contar en Amberes e Italia con bancos prestamistas; eran préstamos para
financiar guerras muy costosas. Los soldados de Flandes estaban
compuesto pos seis naciones leales al catolicismo; exigían su paga regular; si
no había descontento y revueltas. La infantería española era imponente. Era una
ocupación que dejaba beneficios.
Para la
conquista de Milán, el emperador movilizó 60.000 hombres de Lombardía. Asediado
en diferentes regiones, reclutó otros
150. 000
en Flandes, donde contaba con un ejército de 86.000 hombres. Costaba
alimentarlos, armarlos, vestirlos, movilizarlos. Los pagos a las tropas
llegaban con atraso.
En el mar
también había rivalidades. Al océano Índigo lo amenazaba los corsarios y la
flota otomana. Se construían naves de guerra, cañones para alejar los piratas,
galeras y galeones. Antes de Felipe II no hubo una armada. El rey de
España heredó la guerra contra Francia en Italia y la corona a fin de su
reinado se declaró en bancarrota. Cayeron también las familias de los
banqueros. Francia estaba en la misma posición, por lo cual negociaron.
Pero Felipe tuvo entonces que enfrentarse con los turcos.
Los ingresos de
Carlos V se triplicaron pero los de Felipe disminuyeron: se duplicaron, aunque
los gastos militares eran cada vez mayores. La batalla de Lepanto costó 4 millones,
compartida con Venecia y el Vaticano.
Las minas en
América dejaban ganancias de 2 millones al año. La Armada costó 10
millones y fue un desastre naval y financiero. Desde su derrota en el Canal
de la Mancha, Inglaterra pasó a ser dueña de los mares. Al morir
Felipe dejaba una deuda de 100 millones de ducados más los % que eran 2/3 del
capital prestado.
Se firmó la paz
entre Francia e Inglaterra, pero el gasto continuó enfrentamientos contra
los holandeses hasta la tregua de 1609, que precipitó a España en otra
bancarrota.
A los años de
paz les siguieron el pago de los intereses enormes a los banqueros. Siguió la
depredación de los corsarios con un despliegue de fortificaciones defensivas en
Filipinas, en el Caribe y la mantención de la flota en alta mar. España no pudo
en tiempos de paz bajar los costos de armamento.
En 1626 Holanda
capturó una flota de plata que los costó a España la pérdida de 10 millones de
ducados. La guerra se detuvo en esa época. Sus tremendos costos dinamitaban los
ingresos del tesoro que provenía de América.
Los Habsburgo
tenían, por sus enormes extensiones, múltiples enemigos que deseaban
debilitarlos en el norte, el sur y el oeste. Necesitaban una cantidad de
recursos para conservar sus múltiples posesiones y no fue posible seguir
adelante. Se luchaba contra Francia, Inglaterra, Suecia y el imperio otomano.
Fin de una lucha y comienzo con otro frente. A la paz con Francia le
siguió la guerra contra los turcos. A la tregua en el Mediterráneo, el
conflicto en el Atlántico y a éste, la lucha con los flamencos en el noreste.
En algunas etapas luchaban en tres frentes al mismo tiempo y sus enemigos
ayudaban a los contrarios con armas, soldados y dinero.
¿Cómo hacer
frente al problema, escapar de ese círculo vicioso? ¿Debería Carlos V haberle
dado prioridad a ciertas guerras?
Fernando
apoyó la Contrarreforma en Alemania del Norte. Le trajo más pérdidas
que beneficios. Mantener un ejército donde era necesario controlar a los
franceses y las ambiciones suecas, mientras los tucos se encontraban en
Hungría, a 240 Km. de Viena. Al defender estos frentes, se debilitaba
inexorablemente.
Al abdicar el
emperador Carlos V, Felipe II en el trono se comprometió con el Imperio. Pero
España tenía problemas internos y declinó poco a poco con su hijo Felipe III y
su nieto Felipe IV. No lograron derrotar a los protestantes en Alemania, aunque
consolidó su poder en Austria y Bohemia y reaparecieron otra vez, por
escaso tiempo, como una gran potencia.
En América, los
ataques de los ingleses y holandeses llevaron a gastos en fortificaciones
y en flotas. Las ganancias seguían siendo considerables. No era
recomendable abandonar Italia. Francia hubiera ocupado ese poder y usado
sus riquezas en detrimento de los Habsburgo. Era también un punto crucial para
mantener a distancia a los turcos. Los gastos se dividían con la
Liga.
Luchar en
las costas de Flandes, durante ochenta años, excedían cualquier
presupuesto. La guerra contra los Países Bajos fue la ruina de la monarquía.
Desde 1566 a 1654 se envió 215 millones de ducados a Flandes, mayor
que el tesoro que llegaba de las Indias. Flandes era muy difícil de defender.
La ruta al mar estaba a merced de Francia, Inglaterra y Holanda. ¿Valía la pena
controlar esa zona tan cara al Imperio? Por qué soportar esa carga, se
rebelaban en la corte de Castilla. Si España se decidía a abandonarla,
Flandes pasaría a Francia o a Holanda, enemigos de los Habsburgo. Perder
Flandes era perder Alemania, el Franco Condado e incluso Italia. La derrota
sería fatal para la monarquía española, aunque conservar las posiciones
erosionaba al imperio. Esos gastos económicos terminaron con su poder.
Era un imperio que tenía sus privilegios y diferencias. No hubo una
administración central ni leyes ni justicia ni religión unificada. En Sicilia y
Nápoles aceptaban pagar gastos para defenderse de los turcos pero no para
financiar las luchas en los Países Bajos. Los portugueses aceptaban defender el
noroeste pero no se entusiasmaban con las guerras alemanas. En Sicilia no deseaban
pagar impuestos para el virrey español. Nápoles y Milán habían ayudado a
Carlos V a conquistar Milán en la guerra contra los otomanos.
En La
Guerra de Treinta Años, los impuestos italianos ayudaron a pagar a
Los Países Bajos el drenaje mayor económico. Dejaba un déficit pagar los
60.000 hombres del ejército de Flandes. Un cuarto de los gastos del imperio
eran destinados a la lucha para dominar a Flandes.
Aragón, Cataluña
y Valencia tenía su sistema de impuestos.
Portugal estuvo
en manos de España, desde 1580 a 1640, casi un siglo por los casamientos entre
miembros de ambos países. Felipe reinó porque el rey murió sin herederos
durante su última década.
La
Contrarreforma y las otras guerras citadas debilitaron el comercio, la
agricultura y los rebaños de ovejas. El imperio necesitaban imperiosamente
granos; ciento cuarenta años de guerras perjudicaron el comercio. El gobierno
de Felipe IV, bisnieto del emperador vendía privilegios, monopolios,
honores para recaudar fondos. Pedían grandes sumas de dinero en préstamos a los
Bancos. Los bonos del gobierno otorgaban dinero para pagar los intereses
adeudados. Incluso el dinero que provenía de las Indias y de las Compañías
particulares se enajenaban dándoles bonos a cambio. A veces se declaraban en
bancarrota temporal.
Hubo en el S
XVII plagas en los campos, que perjudicaron los cereales. La plata
que llegaba de América a Sevilla se dirigía directamente a los bancos deudores.
El punto culminante fue la imposibilidad de mantener la economía: las medidas
era equivocadas; dos ejemplos funestos fueron la expulsión de los judíos
y de los moros por los Reyes Católicos.
Los astilleros
de Vizcaya construían buques de guerra sin tiempo para navíos pequeños, aptos
para el comercio. Las guerras restringía el comercio. Los impuestos a la lana
no la hacían competitiva en el exterior. Las aduanas internas de diferentes
reinos dañaban el comercio y aumentaba los precios. Todo esto afectó seriamente
a España.
La decadencia se
hizo evidente en 1640 pero sus causas venían de décadas anteriores.