domingo, 12 de febrero de 2017

GRANDES BATALLAS

GRANDES BATALLAS

Batalla de Zama  -S II:  Roma contra Cartago

Un siglo más tarde de la conquista de Alejandro el imperio macedonio no sobrevivió en manos de sus generales.
Emergen dos nuevas potencias: la Península de Italia y la costa africana.
Cartago como Venecia, Inglaterra y los Países Bajos era una potencia comercial, dinámica y económica. Los cartaginenses fueron fenicios del lejano Oriente en el norte de África. Pueblo de mercaderes y marinos.
Las guerras Púnica se desarrollan en tierra y mar. Roma finalmente vencerá a Cartago, pero por tierra se habían impuesto Aníbal con sus elefantes.
Escipión contra Aníbal Este último cruza Galia y los Alpes. Los romanos se asustan y huyen. Aníbal, como en las dos batallas precedentes, no persigue al enemigo. Pasan 15 años en diferentes campos de batalla.
Aníbal alinea a sus elefantes. Los romanos se organizan en tres líneas según la edad. El arte de su guerra es la capacidad de lanzar una serie de ataques en oleadas al enemigo. Hacer frente a los embates y volver a cargar. Escipión crea espacios con el fin de soportar la carga de las decenas de elefantes.
La diferencia entre los dos ejércitos rivales es colosal. Escipión aprende de los fracasos anteriores y copia la táctica de Aníbal.  Lo que Napoleón logró en cortos plazos, Roma lo alcanzará en un largo plazo.
Aníbal no desea destruir Roma; su objetivo es desmantelarla. Quiere obligar a los pueblos romanos a asociarse a Cartago. Le inflige pérdidas importantes para que abandone el combate y poder reducir a la nada la capacidad militar de los romanos y terminar con su expansión. Su objetivo no era conquistar sino aniquilar. Allí su error de estrategia que llevará a la derrota de Cartago y abrirá las puertas al imperialismo romano.

Hattin. S XIII  verano de  1187

Cristianos, templario, hospitalarios y francos contra musulmanes sarracenos (Saladino)
Carlos Martel -732- pone fin al avance musulmán en Europa Septentrional. La Victoria de Talas (751) sobre los chinos les permite dominar Asia central sin hostigarlos.
Dos grandes civilizaciones adhieren al Islam: Persia e India, sin tener entre ellas  buenas relaciones. Tensiones entre hititas y sunitas y más  luchas dinásticas saturan la historia.
Después de los árabes y de los persas, los turcos abrazan la fe musulmana (no los mongoles). Bizancio actúa como protector de la cristiandad; la suerte de Europa está ligada a Constantinopla.
Los francos -en 1453- imponen el sitio en esta ciudad, con la 4ta Cruzada: Europa  asciende mientras Constantinopla se derrumba.
Al  final del S XI se debilita el Imperio Romano de Oriente y se origina La guerra santa entre Europa y el Cercano Oriente por más de dos siglos.
Junto a la toma de Jerusalén le sucede esta batalla célebre y trágica entre Saladino y Guido de Lusignan. Gran torpeza de los francos, que pierden Jerusalén.
Fin del Siglo XI, entusiasmo por recuperar La Tierra Santa en Occidente. Profecías del milenio; desarrollo cultura en occidente. La invocación del Papa a La Guerra Santa y su repercusión sorprendió incluso al Pontífice.
Bizancio se debilitaba en manos de los turcos. La muralla bizantina protegía al cristianismo, aunque aun se mantiene cuatro siglos.

I   Cruzada     1092; el objetivo: tomar Jerusalén.
II  Cruzada     1145. Participa Luis VII y su Mujer Leonor de Aquitania    y   el Emperador del Sacro Imperio Romano, Conrado. Fracaso total.                                                            
                     
III  Cruzada   1189  Respuesta a la batalla de Hattin. Reyes de Francia junto al rey, Felipe Augusto,  e Inglaterra, con  Ricardo Corazón de León, estratega y capitán  excepcional  luchan  en oposición a Saladino. Este último tiene 48 años; reúne el control de Egipto, Siria, Alta Mesopotamia y Palestina. Luchar contra los francos es su objetivo y reconquistar los territorios que ocupan. Protege a Egipto, amenazado por ellos. Los bizantinos y sicilianos  dan la seguridad al comercio entre Egipto y Siria; es el único camino sin pasar por tierras cristianas. No desean que los francos accedan al mar  ni a los lugares santos de Arabia.
Después de la toma de Aleppo, en 1183, que le otorga el control de Egipto y Siria pensará en los Estados cristianos de Oriente. Debe combatir a los francos en nombre de Dios para borrar el pecado con el cual mancharon  Tierra Santa.
Saladino pelea hace décadas con Gengis, Tamerlán, Babur y Pizarro. Lidia con infinitos peligros. Es un gran jugador de ajedrez, ama el arte y la poesía. Se impone como el último defensor del Islam.

Causa de la guerra

El imperio bizantino sufre una gran derrota y no podrá ayudar a los francos. Fue el triunfo del Islam. El hecho más relevante de Oriente es la caída de Jerusalén.
Saladino pelea contra el ejército de  Balduino IV, que no participa de la batalla.  De niño tuvo lepra; es débil, muere a los 24 años. Tienes dos hermanas pero rige la ley sálica. Fue un gran soberano, un magnífico militar y un buen administrativo, digno rival de su enemigo. Las luchas intestinas, lo agotan: necesita descanso; ya no mueve sus miembros y pierde la vista. La sucesión lo obsesiona. Guillermo de Mont T. se había casado con Sibila, la hermana mayor del rey. Pero enferma y muere, dejando un niño a su viuda, quien sucederá al  Balduino. Después de su muerte llega el debacle a su reino. La viuda se enamora de Guido de L, un joven caballero no muy digno, seductor,  inteligente, intrigantes,  amoral  y con carácter: encarna los valores negativos de su época. Guido se casa con Sibila.
Saladino desea acabar con los francos para siempre. Ordena clavar en picas las cabezas de los enemigos, con horror de Raimundo. La principal fuerza de los franceses son los templarios y los hospitalarios. Raimundo de Trípoli abandona a Saladino. Los ejércitos cristianos  son productos de la guerra occidental de la Edad Media. Se intenta abatir al adversario con la infantería   y con ayuda de la caballería. En Oriente, el combate es una lucha a muerte. El soldado cruzado es rudo, resistente. Posee una malla con anillos que se calentaba con el calor y dejaban pasar las flechas; una armadura metálica que no dejaba lugar para moverse; largas espadas que generaban mucha pérdida de energía. Se deshidrataban por la lucha y a causa de la armadura de metal. Alimento y agua era lo más importante.
Los jinetes arqueros musulmanes son sedentarios. Soportan una vestimenta más liviana, típica de las estepas.
Saladino tiene bajo su mando a un cuerpo de élite y a los turcos y a  los mamelucos, todos musulmanes. Tiene una caballería más ligera, más adecuada a la estepa.  Conocen el arte de desarticular al enemigo  dividiéndolo y luego huyen, en medio del caos. Manejan la lanza y el sable; son excelentes arqueros, a distancia. Arrojan proyectiles antes de avanzar. Son sutiles, se concentran en los puntos débiles del enemigo. Es una postura ofensiva.
Occidente  cuenta con los templarios y hospitalarios dedicados a la causa militar y religiosa.  Atacan con la caballería sin medir las consecuencias; la retirada era una traición para ellos. Su postura es defensiva.
Los mamelucos incendiaba el campo de batalla. El aire era irrespirable y complicaba mayormente a la infantería. Los cristianos sufrían el fuego y el sol. Batirse en retirada estaba prohibido.
Un trozo de la cruz nunca se recuperó. Los francos, agotados, renunciaron. Saladino mata a Reinaldo y perdona a Guido, afirmando que “un rey no mata a otro rey”.
Batalla de Ayn Yahut  año 1260 S XIII

Permitió a Saladino el control sobre los mamelucos después de haber avasallado a los francos.
Tribus mongoles y Mamelucos pelean. El amo es Gengis Khan.
Oleada de conquistas al oeste ruso, China, Irán, Irak y Siria, al sur que impone su poder en el centro: (la suerte salvó a Japón)
Las hordas se detienen a su muerte. Los pueblos de Asia Central logran el imperio más grande de la historia: (el imperio inglés es más vasto geográficamente). Están armados con corazas lana y lanzas de caucho; son jinetes y arqueros con sables.
Se intenta obligar a huir al enemigo, no cercarlo. El arco mongol era de gran precisión, sólido y flexible. Los jinetes tienen uno grande y otro pequeño, con flechas que tiran a la distancia a caballo o de a pie. Avanzan, no retroceden. Es imposible huir por la formación, sin caer presas de pánico.   
Sienten culto por sus  ancestros;  Conocen de memoria  siete generaciones.  La estepa impide un gran ejército.
Los cristianos no participan de la guerra entre mongoles y mamelucos, pero apoyan a los últimos, que se encontraban en debilidad frente a los mongoles. Eran  mamelucos reclutados de la aristocracia que buscaban los mejores dirigentes educados; jóvenes esclavos separados de su familia. No eran musulmanes, pues prohíben la esclavitud. Eran principalmente turcos y beduinos expulsados al este por los mongoles  y también europeos del Cáucaso y de los Balcanes. Su educación se basaba en el arte de la guerra, en la práctica del sable, la lanza, montar a caballo, el tiro, estudio de estrategias y de religión. Eran militares dedicados a la guerra defensiva, más similar a Esparta que al mongol; a sobrevivir más que a expandirse. Buscan el centro de la acción, que sostienen los dos flancos, con tropas auxiliares.
El mameluco es de batallas cortas, de pocas horas; recurre al rival con estrategias, lo acorrala en un espacio y lo restringe. Lanzan flechas antes de avanzar.

Al morir Saladino, los mamelucos siguen siendo una tropa de élite.
San Luis se asocia a éstos para quebrar el poder de Egipto.

Batalla de Lepanto

El hombre ideal para conducir la flota cristiana era Don Juan de Austria, medio hermano de Felipe II. Joven,  bello, de escasos 26 años, se reúne en Mesina con los barcos de la Liga. Duda sobre
el modo de atacar: ¿ofensiva, defensiva?  Finalmente se decide: acercarse a la flota enemiga antes de abrir fuego. Debe ir al encuentro del enemigo por Corfu. Divide la flota en tres escuadras y él navega por el centro.
Septiembre 1571. El tiempo no los acompaña. Se dirige a Lepanto donde se encuentra la flota enemiga. En una hora de combate, los turcos son anulados. El flanco derecho queda fuera de combate. Los arcabuces definen el combate. Alí Pachá muere;  ponen su cabeza en una pica. Los navíos turcos caen uno tras otro; neutralizadas las galeras turcas son remolcadas por la Liga (formada por España, Venecia y el Vaticano) y liberan a los galeotos, mientras ahora ocupan sus lugares los turcos prisioneros. La Liga es inferior del lado izquierdo por donde se enfrenta Doria. Se lo acusa de rehuir la batalla y alejarse. Esto estiró tanta el ala derecha que la rompió. Algunos barcos no siguieron a Doria y se unieron al centro con don Juan.
Alí acabó con la flota de Doria. Fue la mayor pérdida para los cristianos. Caen quince galeras por esta causa que mancilla la victoria de la Liga. Alí, el renegado huye con su escuadra y regresa
a Argel; años más tarde recupera Túnez en manos españolas y será quien reconstruye la flota turca. La batalla de Lepanto duró cuatro horas: España perdió cuatro o cinco veces menores hombres que los turcos. Mientras festejaban en los barcos, don Juan vio avecinarse una tormenta que ponía en serio peligro las naves. Hizo sonar la sirena y partieron de inmediato a refugiarse lo cual  salvó  la flota que de otro modo hubiera sido aniquilada por la tormenta.
La Liga se derrumba luego del conflicto. Europa del Norte mira ahora hacia los océanos, no ya hacia el Mediterráneo, que durante siglos fue  denominado el “mare nostrum”.
El Pontífice quería homenajear a Don Juan con la rosa de oro y darle un principado o hacerlo virrey. Felipe II se negó y lo encerró en Flandes, en un conflicto interno religioso donde no pudiera lucirse ni hacerle sombra.
Un año más tarde Chipre cae de nuevo en poder de los turcos. Si hubiera quedado  él como virrey no habría sucedido. Se deberá esperar a los EE UU con Jefferson en el S XIX para eliminar a los corsarios de las costas de África del norte.
Don Juan muere de fiebres, desolado, injustamente castigado en Flandes, sin ayuda de su hermano, el rey. Felipe temía que emprendiera una travesía a Inglaterra, salvará a María Estuardo, se casara con ella y terminará teniendo más poder que España.
España no obtuvo  ventajas de la victoria; diez y siete años más tarde, La Armada Invencible fue  destruida por Isabel I de Inglaterra, en medio del Canal de la Mancha e Inglaterra pasó a ser la dueña de los mares. El recuerdo de Lepanto hizo menos doloroso el recuerdo de esta derrota.
Para el Papa la primera y la última cruzada de Lepanto cierra su lugar en la historia; su poder político declina,  más potencias protestantes se fortalecen  y el Vaticano pierde el apoyo de sus aliados.
   
LA BATALLA DE BORODINO 1812
Batalla del río Moscova   
Entre el Emperador Alejandro I y Napoleón

Borodino, esa pequeña ciudad perdida en la inmensa Rusia  será en una brutal carnicería del ataque  frontal entre dos ejércitos que se arrojan el uno sobre el otro, bajo el bombardeo de la artillería y, cuyo fin, pese a las inmensas pérdidas, será incierto, aunque decisivo. Cada país se tendrá por  victorioso, aunque la duda quedó para la historia.
El  ejército francés era conducido por el general Napoleón. El ruso era conducido por  Kutúzov. Fue un suicidio colectivo, donde fracasa el Emperador y su gran Ejército, un momento decisivo para Bonaparte y donde su estrella- en el cenit de su gloria- comenzó su declive.   Trafalgar -en 1805- aseguró el dominio de los mares a Inglaterra y dejó al Emperador las conquistas por tierra.
La campaña a Rusia puso fin a su expansión: Napoleón invadió las estepas rusas con 450.000 soldados, de los cuales 370.000 eran franceses; en total sumaron  600.000 según alguna fuente, entre polacos, prusianos, de Baviera, Sajonia y Austria; había 30.000 artilleros con 1.400 piezas, 70.000 jinetes y 330.000 soldados de infantería.
Meses más tarde se salvarán solamente  25.000 soldados cabizbajos, muertos de hambre y de frío, destruidos por las inclemencias del tiempo. El francés no puede sufrir largas privaciones en un clima desfavorable como era Rusia. “El invierno hará la guerra por nosotros” dijo Alejandro I,  nieto mayor de Catarina la Grande. Además peleaban en su tierra.
Curiosamente nadie aplastó al enemigo; no hubo estrategia genial como en Austerlitz. El clima fue el factor primordial y el invierno se adelantó esa temporada. La soberbia de Napoleón lo minimizó. Pensó alcanzar Moscú antes de  declararse el invierno y poder así vencer a los rusos. Bonaparte era el amo de Europa: sólo le faltaba vencer a Inglaterra y a Rusia.
 Pero tampoco fue el invierno que hizo trizas a La Gran Armada, porque antes de alcanzar Rusia, el ejército fue diezmado por el tórrido calor, el polvo más las lluvias torrenciales y el lodo para pasar  a  temperaturas extremas con  el gélido viento, la nieve y el hielo. No llevaban la ropa adecuada, (como  piel de cordero).
Los caballos rusos están preparados para esos avatares; poseen una resistencia a toda prueba; sus cascos con herraduras especiales les permiten desplazarse sobre el hielo y soportan los cambios climáticos.
De 430.000 efectivos llegaron 235.000 hombres y en Borodino sólo cuentan con  130.000 soldados, (un cuarto de las tropas iniciales). Alejandro tiene a su disposición 120.000 hombres, casi la misma cantidad que su enemigo, pero en mejor estado físico y moral. El Gran ejército era el modelo moderno, veloz y eficaz; el ruso era la encarnación del Antiguo Régimen, torpe y pesado, pero la geografía tiene sus caprichosos cambios climáticos. El ejército francés se debilitó mucho por venir de climas más templados y, lo que  debió ser una guerra a corto plazo -por las distancias y el rigor del invierno- sufrieron una derrota ejemplar.  Alejandro, al recibir la noticia del avance del enemigo, sintió miedo y se preocupó: decide  entonces abandonar el sitio donde se halla y ganar la batalla con el pueblo, no con sus ejércitos. Cada tanto se enfrentan para disuadir al Emperador francés de continuar  la campaña, pero Napoleón está obsesionado con llegar a Moscú y sueña ver sus puertas abiertas y lograr una victoria.  Habrá una batalla, que tampoco se define aunque será dura ya que Kutúzov  posee sentido común y astucia.
Los primeros días primaverales le pareció el tiempo ideal. Luego -pensó Bonaparte- marcharían velozmente a fin de obligar a los rusos a una lucha decisiva y destruir al adversario en poco tiempo.
Rusia se preparó para una guerra de desgaste; en ningún enfrentamiento  quería ser aniquilado; cuentan con la distancia y los miles y miles de Km. una trampa como  el gélido invierno, que siempre los ayudó.
Borodino está a 120 Km. de la capital; es una vasta llanura con pequeñas colinas, atravesada por un río que desemboca en el Moscova,  con múltiples arroyos que crean obstáculos. Días antes, los franceses ganaron una batalla donde murieron entre 10.000 y 12.000 soldados, la mayoría rusos.
250.000 soldados estaban listos para el enfrentamiento, en partes casi iguales. La lid  comienza al amanecer y finaliza a las cuatro de la tarde. Los rusos perderán una batalla pero Napoleón, la guerra.  Otra ola de frío y lluvia se abate contra sus hombres;  al alba, el Emperador tiene fiebre, migraña y duerme mal. Se decide por una pelea frontal, no con el movimiento envolvente que planeó en un principio. El calor, la fiebre, la humedad, la falta de alimentos y sus hombres agotados hacen que los cosacos  ataquen a los franceses, con su moral  decaída por la pérdida de muchos  soldados.
Los franceses están dispuestos en un plano cóncavo envolvente, mientras el ruso es un arco convexo replegado, que lo dejará pasar a la ofensiva. El horror de hombres sin miembros, agonizando entre el barro y la sangre, con los caballos muertos a su alrededor, con el ruido y el humo que los enceguece.  A las cinco y media el Emperador  ordena disparar la primera salva de artillería del lado derecho. La batalla es muy violenta, poco común en esa época. Los rusos pretendían neutralizar los tanques para luego pasar a la ofensiva con la infantería, que  provocaría la matanza  de los jinetes a caballo.  Al principio, los franceses tienen la iniciativa,  los rusos logran recuperarla, aunque los franceses  encierran  a los rusos en un semicírculo, una ventaja que no podrán competir jamás: la artillería tiene un papel preponderante.  El príncipe Eugenio logra tomar Borodino luego de grandes pérdidas e instalar  una artillería. Ambos ejércitos sufren pérdidas  importantes.  El combate no deja respiro y la fatiga es general, sumada a los muertos. Los soldados rusos retroceden, pero  los franceses logran a media tarde abrir una brecha. Los rusos están aniquilados; los franceses perdieron un millar de soldados. La victoria  se confirma del lado de Francia.  Kutúzov comprende que no podrá revertir la situación. Napoleón no elimina al enemigo, como pide  Ney porque el Emperador prefiere actuar con  prudencia. Por sentirse mal, Napoleón se mantuvo en la retaguardia: en el frente ¿hubiera cambiado su actitud?  La  Guardia entra para proteger  las tropas, al anochecer rechaza el pedido de Murat, que insiste en sorprender al enemigo que cruza el río Moscova con la caballería. Bonaparte, que puso en riesgo todo para emprender esta campaña, a último momento no se asegura la victoria total: inmenso error  político, psicológico, más que estratégico.  No sabe si Kutúzov volverá a enfrentarlo y aspira a entrar en la capital sin mucha dificultad: se equivoca; llega Kutúzov y el Zar decide  sacrificar  Moscú. Se evacua la ciudad (más de 200.000 ciudadanos que morirán de hambre y de frío en los bosques cercanos a la capital)  y el gobernador ordena prenderle fuego  al alba a Moscú. Cuando  Napoleón,  durmiendo en  el palacio, en la cama del Zar despierta  ve fuego por todos lados. La ciudad está en llamas.
El frío es de 16º a 18º bajo cero; miles de caballos mueren y soldados.  Sin caballería, sin artillería, sin transporte, sin municiones, con hambre, descorazonados, no supo comprender los peligros que entrañaban vencer a los rusos y llegar a Moscú.  Borodino fue una victoria de corto alcance. Será una victoria sobre el rival  derrotado  pero por esa victoria de corto alcance terminó por perder el Imperio. Napoleón aclaró que “la naturaleza lo venció”; su idea de invadir Rusia fue el  error mayor que lo llevó a la catástrofe y a su primera abdicación.
Ciento treinta años después, Alemania sufriría el mismo clima glacial de Rusia, en  Stalingrado, que fue el inicio de la derrota  de Hitler  en la II Guerra Mundial.

Bibl: B. Arnaud, Las batallas que cambiaron la historia, Edit, el Ateneo, 1ra edición, mayo de 2016

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