miércoles, 24 de noviembre de 2021

EL HOLOCAUSTO

 

Los actos de barbarie cometidos en Europa oriental fueron obra de los criminales de las SS; los alemanes corrientes ni participaron ni sabían nada del exterminio de los judíos. El Holocausto (como llegaría a conocerse) quedó excluido casi por completo del debate público y constituía una parte muy pequeña de las investigaciones históricas. Solo en los años 80 asumiría un papel central en las interpretaciones de los pueblos y academias de la época.

Mientras que en la República Democrática Alemana, el genocidio de los judíos se incluía en la barbarie exterminadora más amplia del imperialismo fascista, en Alemania Occidental, que siempre se atribuía a Hitler y a la cúpula de las SS.  Dos psicólogos resumieron la reacción colectiva en un libro como la incapacidad de sentir  el duelo; cuando se publicó  en 1967, marcó el inicio de una nueva época en el análisis del pasado nazi.  La mayoría de los alemanes occidentales querían disfrutar de los beneficios del «milagro económico» en lugar de regodearse en el pasado, ya que  no podían silenciarlo por completo. Desató una polémica sumamente agria.  La incapacidad de la generación anterior para enfrentarse al pasado alimentó el sentimiento de alineación y rechazo, expresado en la protestas estudiantiles de 1968.  Una década después de  los disturbios se  emprendió una investigación rigurosa sobre la  complicidad cotidiana con el régimen nazi de grandes sectores de la población, con el fin de que el Holocausto ocupara un lugar central en el pasado del país. A principios de los  60, los alemanes  no podían cerrar los ojos a la matanza de los judíos de Europa. La captura en Argentina, ese año del agente israelí  Adolf Eichmann, el principal organizador de «la solución final para el problema judío», su juicio en Jerusalén al año siguiente y su posterior ejecución en la horca en junio del 62, así como el juicio en Fráncfort, entre 1963 y 1965 a personas que  sirvieron en Auschwitz, atrajo la atención  sobre un genocidio en la guerra en Alemania. Era difícil excluir la conciencia colectiva.  

En los británicos era diferente a la Europa continente; no fue conquistada ni ocupada, y  salió victoriosa; su historia durante la guerra creó  una autoimagen nacional heroica.  El mito  se puso al servicio de la   historia,  en la  victoria del bien sobre el mal. Gran Bretaña  luchó y ganó  una   Primera Guerra Mundial contra Alemania: muy a su pesar, se  vio obligada a enfrentarse la segunda.

La victoria sobre el mal nazi con  Estados Unidos como aliado señalaba la idea  una relación especial con sus primos transatlánticos.  El pueblo tenía poco interés en los problemas del continente;  se educó en una versión de la guerra asociada con su mejor héroe, Winston Churchill. La historia del conflicto en seis volúmenes de Churchill, y La segunda guerra mundial, publicada entre 1948 y 1953, establecía la línea de interpretación inglesa. La calma  llevó al país al borde del desastre. En 1940, Gran Bretaña estuvo sola en la lucha contra el nazismo. La invasión alemana fue evitada gracias al valor de los jóvenes pilotos de combate que ganaron la batalla. El pueblo británico soportó durante siete noches  ser bombardeados sin descanso en el Blitz alemán y amaneció lentamente. Gracias al valor de los pilotos que cada noche se enfrentaban al acoso de los cazas alemanes para golpear  al enemigo, se  consiguió salir adelante.

El Día D, el 6 de junio de 1944, fue la culminación del   triunfo, el momento donde, junto a los  aliados estadounidenses, se selló la victoria   con el aplastamiento  del nazismo. Esta historia heroica fue grabada en la conciencia general, mediante innumerables historias tanto en relatos de ficción como en memorias de guerra y films, mientras los cómics adoctrinaban a  muchos jóvenes con imágenes del heroísmo británico y los «villanos» alemanes. Hasta la década del 60 hubo poco interés  por la II Guerra. Los temas de historia extranjera en las escuelas y  universidades finalizaban en 1914;. Salvo excepciones, se publicaron pocas obras  sobre el período nazi.
En los años 60 la educación superior  cobró impulso las investigaciones e ideologías de los movimientos políticos, que  llevaron a Europa a una guerra y a un genocidio supino. la II Guerra y el Holocausto  se convirtieron en parte central de la conciencia colectiva europea,  desde los 80. El pasado determinó el presente de la posguerra.

 

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