viernes, 26 de noviembre de 2021

VIETNAM

 

Vietnam

 

En  1965, Europa atravesó un período de revueltas políticas. En el Telón de Acero afrontaron desafíos en los gobiernos.

En 1968, en Francia hubo  protestas estudiantiles. La «Primavera de Praga» causó una conmoción en el bloque soviético. A principios de los años 70 su legado fue multifacético y duradero. Los disturbios reflejaron transformaciones profundas en los valores sociales.

La juventud del baby boom eran adultos. Los valores y el comportamiento de la generación anterior, educada en una disciplina impuesta por la  guerra mundial, se cuestionaba. Para los jóvenes, el poder, el deber y  la obediencia eran valores  del pasado;  fueron más individualistas en su modo de vestir,  sus hábitos y estilos de vida, no dispuestos a aceptar el conformismo conservador y la autoridad paterna, siempre dispuestos a rebelarse.

Estados Unidos libraba una guerra desgastante en Vietnam  convirtiéndose en la imagen   del imperialismo capitalista. Alemania era la principal candidata nuclear en caso de un enfrentamiento entre  superpotencias; se movilizaron protestas estudiantiles.

 

En 1960, un sociólogo americano proclamó el fin de la ideología  Occidental. Las tendencias evolucionaron desde el siglo XIX  hasta  mitad del siglo XX. El marxismo  finalizó en una sociedad tecnocrática, sin  ningún papel.  La década del ‘50 fue testigo de su agonía  y de lo  inútil  de sus ideas fundamentalistas.

A mitad de la década, la oposición  entre el marxismo y el capitalismo  tuvo un papel central denominada la Guerra Fría; la protesta política reflejaba un sentimiento de alienación en la juventud que se  generalizó en una generación nueva que  tomaba el poder. Algunos  incitaban a las manifestaciones, a favor de los derechos civiles. Las canciones líricas  de Bob Dylan se transformaron en himnos de protestas  juveniles.

El horror de la guerra de Vietnam - se vio  en  televisión- trascendía las fronteras  y condenaba el imperialismo y el colonialismo. El capitalismo tuvo una visión idealista de una sociedad sin clases, según los  neo marxistas; se reflejó en manifestaciones dirigidas contra la clase política.
 Estallaron en París,  en 1968,  pero el malestar  venía del pasado. Fue el símbolo del rechazo  de los valores fundamentales de la época. Los estudiantes,  en contacto con el extranjero, adquirían oportunidades de transformar las ideas radicales en una acción colectiva, originando una revuelta generacional. Encontró también su expresión en Estados Unidos,  Japón  (incluso en regímenes autócratas  como la España franquista,  diferente  de  la   que estalló en Polonia y Checoslovaquia. En el oeste, el movimiento de protesta se dio de manera más dramática; en Italia, Alemania y Francia, con  rasgos  diferentes pero con  ciertas similitudes. Básicamente  la protesta fue un estallido de descontento estudiantil en las universidades.  Los docentes  eran profesores  distantes  y autoritarios. Los   estudiantes  se duplicaron. La Universidad de Roma, concebida para cinco mil alumnos, tenía cincuenta mil . Muchos salían de la universidad sin títulos y los aprobados tenían problemas para encontrar trabajo. En Alemania, los estudiantes se cuadriplicaron pero los profesores universitarios y las instalaciones no aumentaron  al mismo ritmo.  Para los estudiantes, la administración de las universidades era reaccionaria y restrictiva y  los nuevos campus universitarios  llevaban a la alienación. El descontento social se volvió costumbre  y  se convirtió en un rechazo total a la sociedad.

Cada protesta reflejaba las condiciones  de su país: la facilidad para comunicarse y para viajar permitía que las quejas se  divulgaran velozmente. La ira y el resentimiento crecieron entre los alumnos. La pólvora  encendió la mecha de los  líderes estudiantiles rebeldes, hábiles para convertir las quejas en un desafío a   la autoridad burguesa.

En Italia y  en Alemania  los regímenes fascistas y la sociedad capitalista  hervían; se trataba de una rebelión  de izquierda: el marxismo era  una inspiración intelectual de la  Nueva Izquierda, pero  sus adeptos no miraba a Moscú: el modelo soviético quedó deshonrado, después de la represión de Hungría. Hallaron sus líderes en las revoluciones campesinas y las luchas guerrilleras  en el Lejano Oriente y en América Latina. Admiraban a Mao, ignorantes de su responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad; también admiraban al líder norvietnamita, a Fidel Castro, la figura opuesta al imperialismo,  en especial al  Che Guevara, el líder de la revolución cubana -asesinado a tiros por soldados bolivianos.  Leían  a Marx y a León Trotski. Su obra, en tiempos  de Mussolini, era venerada. Se inspiraban en  los  gurúes intelectuales marxistas, el filósofo francés  Sartre y Foucault, cuyas obras hacían hincapié en el poder represivo  de las instituciones.  Marcuse,  crítico   alemán, consideraba la sociedad contemporánea deshumanizada y abogaba por al rechazo  de los falsos dioses del consumismo occidental.  

Diferente a las ideas marxistas estimularon la rebelión en grupo, con el deseo de crear un mundo mejor, una sociedad más justa e igualitaria. La guerra de Vietnam se agravaba;  puso a la juventud en contra de los EE .UU que, desde la Segunda Guerra se convirtió en  el modelo de los valores democráticos de libertad y  prosperidad.

Estados unidos fue  arrastrado  hacia un conflicto sin solución en Indochina, Vietnam, Laos y Camboya. En 1954-1955, los franceses le pidieron ayuda a esa potencia pero luego, viendo  que no podían ganar la guerra contra el norte comunista,  se retiraron de la contienda. El objetivo de los Estados Unidos y Francia era contener el avance del comunismo en toda Indochina.
Washington  dependía de un gobierno títere y corrupto en Saigón,  capital de Vietnam del Sur.  A principio de los 60, Estados Unidos envió una cantidad importante de armas a Vietnam; los norvietnamitas  luchaban por la independencia , intensificando su guerra de guerrillas en el sur. Cuando aumentó el riesgo de perder la guerra,  Johnson, envió tropas a Vietnam.  De  184.000 soldados  en Vietnam, en dos años la cifra aumentó a 485.000. 

En 1964, se extendió velozmente  una organización inspirada en la ideología de la Nueva Izquierda. En  1967,  200.000 personas se reunieron en Nueva York para protestar contra la guerra.  En los meses siguientes la guerra se intensificó y el horror fue  el  uso de las temibles bombas de napalm norteamericanas. La opinión pública   fue contraria a la guerra, mientras aumentaba el número de jóvenes reclutados forzosamente para luchar (y morir) en un conflicto imposible de ganar. Muchos venían de familias pobres, de piel blanca o negra, mientras las familias ricas o bien relacionadas evitaban que sus hijos fueran movilizados. Las protestas  aumentaron con manifestaciones contra la participación de su país en Vietnam.

No hay comentarios: